Si acaso hay quienes piensan que la renuncia de Roberto Rubial Astiazarán a la dirigencia estatal del PRI facilita las cosas para una elección tranquila dentro del tricolor, se equivocan. Las cosas podrían ponerse peor de lo que muchos se imaginan.
Alguna vez escribí que el PRI siempre será el PRI. En cualquier circunstancia. Y en una elección interna no tiene por qué ser diferente. En este proceso de nueva cuenta está practicándose el juego de traiciones tan común entre la militancia priísta. De hecho a nadie le extraña que así sea, porque en su larga historia ha sido la constante.
Hay sin embargo también lealtades muy evidentes, que finalmente son las que debieran definir el rumbo que tomaría el partido una vez establecida su nueva dirigencia, pero a como están las cosas se ve muy difícil. Sobre todo porque desde cualquier ámbito, de nuevo es la lucha de poderes. Eso también es tradición tricolor.
Decía hace algunas semanas que en el caso de Claudia Pavlovich, ella evidentemente representa los intereses de la clase empresarial y política de la capital de Sonora. Si resultara designada la nueva dirigente priísta de Sonora, su presencia ahí sería para establecer un mecanismo de negociaciones en ambos rubros, inclinada a proteger los intereses de los que más tienen. La guerra de intereses en todo su apogeo.
Julián Luzanilla Contreras representa aquí la presencia del PRI Nacional en sus propósitos por reconquistar su presencia en esta entidad, luego de un período en el que se estableció un pleito feroz que culminó con el arribo del PAN al Gobierno del Estado. Entre el priísmo existe la creencia de que la presencia del ex diputado federal podría aliviar un poco la tensión que existe al interior de la militancia, pero también están convencidos de que no garantiza una recuperación pronta del partido. Si bien el “boursismo” cayó drásticamente a partir del 5 de julio del año anterior, todavía quedan rescoldos que no permitirían una positiva labor reconstructiva de Luzanilla Contreras. Sería una labor constante que no lo dejaría trabajar, mucho menos lograr la unidad interna.
Cuando hablo de lealtades al principio del comentario, me refiero en este caso a la postura de Antonio Francisco Astiazarán Gutiérrez. En lo particular, yo sigo pensando que la administración Bours hizo un daño político bastante profundo al priísmo sonorense. Creo que nunca como en esos seis años, los priístas se sintieron más aplastados que nunca, por la política de imposición establecida por el entonces Gobernador de Sonora. Ahí están los resultados del proceso electoral para corroborarlo.
Sin embargo, debo reconocer que el ex alcalde guaymense ha sido de los pocos que mantiene la postura leal hacia quien fuera el mandamás político en Sonora. Vaya, ni Alfonso Elías Serrano, quien recibiera la venia de Eduardo Bours Castelo para ser candidato a gobernador, respetó la lealtad a su ahora ex protector. No obstante todo lo ocurrido, Toño sigue siendo fiel, como siempre.
Quizá en el fondo Astiazarán Gutiérrez esté conciente de que su lealtad, de frente al proceso interno del PRI, más que beneficiarlo lo perjudica. Pero debe reconocerse que es gente de palabra. Eso nadie lo puede negar. Al menos en este caso. Sabe que en caso de ganar le reabriría las puertas al ex mandatario, y si no es así… de todas maneras se la juega con él. Con todo y las traiciones de quienes fueran su “gente de confianza”.
Ahora bien, en lo que los tres debieran coincidir es en que nunca como ahora el priísmo está totalmente debilitado. La derrota electoral los mantiene en la lona, con todo y el espectáculo que se está ofreciendo tratando de aparentar una unidad que existe sólo en los discursos. La tarea está muy complicada, porque no es solamente reorganizar al priísmo, sino además empezar a prepararse para el 2015. Y aunque aparentemente falta mucho tiempo todavía, no creo que les alcancen cinco años para reestructurarse.
VARIOS
* Lamentable lo que le pasó a Francisco López Lucero, dirigente panista en Guaymas. Se habla inclusive de un derrame cerebral, que lo mantiene en situación crítica en un hospital de Hermosillo. Desde aquí haremos votos por su pronto restablecimiento.
* Llega invitación para el informe de actividades de Héctor Laguna Torres, diputado local por Empalme. El legislador local sigue haciendo bien las cosas buscando mantenerse en lo que todavía son sus inicios de una carrera política que, bien cuidada, le puede traer excelente resultados.
* Rodolfo Lizárraga Arellano, dirigente del PT en Sonora, es otro que no pierde la fe en hacer una buena carrera política. Por lo pronto, le da la atención debida a los medios de comunicación y difunde los trabajos que se están haciendo al interior del partido. Yo no dudo que un día esté levantando la voz en una curul del Congreso del Estado.
* Murió doña Loreto Espinoza Pérez, viuda de Beltrán. Profundamente dolorosa su partida, puesto que fue una mujer que supo enfrentar todas las vicisitudes que la vida le presentó, luchando valientemente hasta el último hálito de vida. Descanse en paz, querida señora. ¡Siempre la recordaremos!