viernes, 30 de noviembre de 2012

La negativa de Otto

Es natural que la situación del licenciado Otto Guillermo Claussen Iberri, alcalde de Guaymas, no estará tan tranquila en el presente año. Haber sido el único alcalde que no se sumó a la petición de incrementar los impuestos para el año entrante le va a representar problemas serios, y más delicados aún cuando la situación del Ayuntamiento local está de “mírame y no me tientes”.
Ayer, en algunos medios impresos del Estado, se publicó la convocatoria firmada supuestamente por 71 alcaldes de Sonora, a través de la cual solicitan a los miembros del Congreso del Estado que aprueben el presupuesto de ingresos y egresos para el año 2013. Bajo el pretexto de que se requieren los recursos que no hubo este año para el fortalecimiento de los municipios, los alcaldes decidieron “por voluntad propia” participar en la publicación de marras, casi rogando a los legisladores que aprueben el incremento de impuestos para los sonorenses.
Como consecuencia de las graves diferencias políticas que existen en estos momentos en la entidad, el año pasado Sonora se quedó literalmente sin presupuesto. Esto provocó menos recursos para los municipios y problemas derivados de lo mismo. A través del mentado escrito se podría advertir que a los alcaldes no quieren que suceda lo que a sus antecesores, y apoyan en todo para que se apruebe el nuevo presupuesto para el año entrante.
Aquí la pregunta sería: ¿porqué Otto no apoyó la publicación? Cabe recordar que el año pasado, el hoy alcalde formaba parte del Congreso local y que fue de los que se opuso a la aprobación del presupuesto, asunto éste que derivaba de la presencia de un año electoral, aunque se disfrazó con muchos otros pretextos. Pero más que eso, que durante su reciente campaña de proselitismo, Claussen Iberri se proclamó estar en contra de incrementar la carga fiscal al contribuyente. De tal forma, que firmar el citado desplegado hubiera sido contrariarse él mismo con su promesa de campaña.
La actitud aparentemente convencida del alcalde de Guaymas, podría sin embargo traer serios trastornos para la actual administración pública y en consecuencia para los guaymenses. Ayer, de manera muy clara, el Gobernador Guillermo Padrés Elías, lo dijo en entrevista: “apoyo total para los 71 alcaldes que firmaron el desplegado”. Obviamente, el mensaje está claro. El Gobierno del Estado no dará su respaldo a la administración de Claussen Iberri. No habrá lana para los guaymenses, aún cuando estos tendrán que pagar sus impuestos. Las represalias están en marcha. Por lo pronto, habría que anotar que a Guaymas generaría cerca de 55 millones de pesos por concepto de tenencias. De esa lana ni soñar que le va a tocar un peso al Municipio.
Ahora bien, “echarle el caballo encima” al alcalde también es complicado. El guaymense se hubiera molestado con su Presidente Municipal si éste hubiera apoyado la petición al Congreso, estando tan reciente la petición de aumento al presupuesto del Municipio. Es decir, la mentada promesa de campaña hubiera quedado en una vil mentira, en una absoluta incongruencia. Una situación bastante difícil.
Y del mismo modo debe ser razón de preocupación para el hoy diputado local José Luis Marcos León Perea, quien también quedaría muy mal ante los guaymenses en caso de que decidiera respaldar con su voto el presupuesto del año entrante. Los ciudadanos, a quien van a responsabilizar con esto, va a ser a los diputados locales. No a los alcaldes que firmaron el desplegado y menos a quien los haya obligado a firmar. Eso está muy claro. Luego entonces, el castigo puede ser doble para los guaymenses.
¿Qué alternativa le queda al alcalde? Pues la única que le ofrece el arribo mañana de Enrique Peña Nieto al Gobierno de la República, para poder aspirar a recursos federales que pueden compensar lo que el Estado se va a negar a suministrar a Guaymas. La tarea de gestoría por parte de Claussen Iberri se va a tener que enfocar al Gobierno federal, y ahí contaran los buenos oficios tanto del diputado federal Antonio Francisco Astiazarán Gutiérrez, como de Carlos Ernesto Zataráin González, de quien se advierte podría ocupar una dirección en la administración “peñista” en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Rumores lo ubican en la Dirección de Marina Mercante. No pueden ni deben dejarlo solo.
En fin. Podría ser un año nuevamente difícil para los guaymenses, más complicado todavía después de la soberbia demostración de impunidad que se mostró a favor de un ex alcalde que, a pesar de haber hecho y deshecho con nuestra ciudad, hoy goza de los privilegios de ser parte de la nómina del Gobierno Estatal.
Así estamos.