Cuantas veces he dicho que es
una desgracia vivir en México, naturalmente que no me refiero a la hospitalidad
de un pueblo que abraza siempre a sus visitantes, ni al buen humor
característico del mexicano, y mucho menos a sus bellezas surgidas de una naturaleza
que fue muy complaciente con nuestra región. Me refiero específicamente al tipo
de vida que tenemos los mexicanos, sometidos a la voluntad de una pandilla de
delincuentes ignorantes enquistados en una política que a unos da a manos
llenas y a otros trata con la más atroz de las injusticias.
Ahora que mi hermano Efrén
está encerrado por un delito que NO COMETIÓ, es cuando finalmente, como
familia, hemos podido constatar que en México, las leyes se hicieron sólo como
un protocolo para funcionar como país, pero que están hechas para dos cosas:
para abusar del más jodido y para proteger con abundante desfachatez a los que
tienen dinero de sobra. Todo esto mientras los inquilinos de las cámaras de
diputados se la pasan rascándose los testículos, atendiendo sólo los asuntos
que les dejan beneficios directos.
Me voy a dirigir al caso
específico de mi hermano, quien está en prisión desde el 13 de Julio de una
manera por demás injusta. Desde esa fecha, Ministerio Público y Secretario de
Acuerdos habilitado como Juez Penal, supieron --desde el primero momento-- que
mi hermano Efrén era inocente de la acusación en su contra. Evidencias había de
sobra, pero las pruebas eran todavía más claras y precisas. Sin embargo, en una
actitud insólita para toda la familia y actualmente para una gran parte de la sociedad
guaymense indignada por la forma en que se imparte aquí la justicia, se decidió
dictarle auto de formal prisión. Ya va para dos meses de eso. Quizá ellos no lo
recuerden. Nosotros contamos cada 24 horas un día más.
Voy a relatar los hechos
convencidos como estamos de que son reales, porque reitero que pruebas hay de
sobra. Creo que hasta hay de más. Mi hermano es taxista, y el día 13 de Julio
de este año recogió a una mujer que se dijo menor de edad en la entrada del
sector Guaymas Norte. Esta le pidió que la llevara a la central camionera
(sic), y al tomar carretera, le dijo que se regresara porque había visto a su
novio. Mi hermano atendió y cuando llegaron a donde estaba el tipo, un sujeto
de aspecto cholo, a quien ella le pidió que su subiera, pero lejos de hacerlo
empezaron a discutir fuerte. Enseguida, ella le pidió a Efrén que siguiera el
camino a la central.
De ese lugar a la terminal de Tufesa,
se hace un recorrido aproximado de cinco minutos si tomamos en cuenta que esto
fue alrededor de la una de la mañana. La mujer se bajó del taxi, entró a las
instalaciones de Tufesa y enseguida salió para decirle a mi hermano que no
había camiones, que la llevara de regreso, pero para dejarla en el Hotel
Flamingos. Hubo dos testigos de esto, que incluso platicaron con mi hermano.
Uno de ellos hasta cruzó un par de palabras con la mujer cuando esta hizo
alguna pregunta.
Cuando iban llegando al
Flamingos, la mujer le pidió que la dejara más adelante, porque ahí estaba de
nuevo su novio cholo. La dejó metros más adelante, la presunta menor (no
acreditó su edad ante las autoridades) se bajó del taxi, le pagó el servicio y
él siguió trabajando alrededor de tres o cuatro horas más. A eso de las cinco
de la mañana, llegó a la Central de Radiotaxis, donde se llevó la peor y más
aterradora sorpresa de su vida. Fue esposado sin explicación alguna por agentes
policiacos encabezados por un tal Monzón, que lo llevaron hasta las
instalaciones de la Dirección de Seguridad Pública.
Cuando llegaron ahí, vio que
estaba la misma mujer que había movido en su taxi. Evidentemente estaba recién
bañada, con otra ropa. Hasta entonces le dijeron de lo que se trataba. La mujer
lo acusó de haberla violado. Incluso en su declaración hecha frente al juez
calificador, dijo que la había penetrado en varias ocasiones. Así aparece en el
expediente cuya copia obra en poder de la familia. A partir de ahí empezó esta
pesadilla.
Sin más averiguación, quiero
pensar que siguiendo los protocolos tradicionales de la policía municipal, que
todo lo hacen siempre sin un gramo de responsabilidad, mi hermano fue puesto a
disposición del Ministerio Público. Y cuando el asunto pasa a esa instancia, la
misma mujer que dijo que había sido penetrada en varias ocasiones por mi
hermano, dijo en su declaración que mi hermano INTENTÓ VIOLARLA. Es decir, en
unas cuantas horas, la mujer cambió RADICALMENTE su versión, y de una acusada
violación pasó a decir que mi hermano había cometido el delito de violación en
grado de tentativa. A partir de ahí, había una evidente mentira. No la tomaron
en cuenta. Sólo se atendió la denuncia de la “inocente” víctima.
En el seguimiento al caso, el
Ministerio Público ordenó todas las investigaciones que se hacen en estos
casos. No es cuestión de mentir, sería por demás, pero tal y como se indica en
la gráfica, todas los estudios, evidencias, pruebas y lo que usted quiera,
indican que NO HUBO delito.
Cuestión de checar bien: el
médico legista dijo que no había desgarres recientes en la vagina de la
“menor”. Desgarres recientes quiere decir que la mujer no había tenido
actividad sexual unas horas antes. Quizá días.
Se ordenó un análisis hecho
por médicos legistas sobre la ropa interior tanto de mi hermano como de la
mujer. Bueno, ahí decía que las prendas NO mostraban restos de sangre, semen o
cualquier otra cosa. Uno de los médicos, alguien de muchísimo prestigio en
Guaymas, personalmente me dijo que la mujer no había sufrido ningún tipo de
ataque a su persona, e incluso se refirió a ella con el término “mentirosilla”.
Eso no obra en expedientes, eso me lo dijeron a mí.
La mujer lo acusó de haberla
llevado, después de la discusión con su novio, a una calle oscura sin
pavimentar, entre un Oxxo y una gasolinera, haberla maltratado, jalado de las greñas,
arrojarla al asiento trasero del auto donde --dijo-- restregó su pene en su
vagina, por lo que ella se defendió “ferozmente” hasta que él finalmente la
sacó del auto y la aventó contra unas piedras donde cayó de rodillas (la mujer
portaba un vestido largo en color blanco), se subió al carro y se fue. Ella
dice que, tras el “bestial ataque”, se fue caminando unos metros hasta llegar a
la carretera, y ahí enfrente vio el Hotel Flamingos, por lo que fue a decirle a
su novio lo que había ocurrido.
Cabe hacer mención de que la
mujer no relató que la habían llevado a Tufesa, sobre lo cual hay pruebas más
que contundentes para corroborarlo.
Las autoridades leyeron (esto
quiero suponerlo) lo de la calle oscura sin pavimentar. Fueron al lugar y constataron
que es una calle pavimentada y con suficiente alumbrado público, a un lado de
un Oxxo donde constantemente acude mucha gente a comprar. Recibieron la
información de que en el asiento trasero del carro no había ni siquiera una
huella de sangre, lo cual hubiera sido normal debido a que la mujer estaba en
su período de regla. Leyeron los dictámenes médicos que indican (ahí está la prueba en la gráfica) que la
ropa interior de ambos no muestra ni siquiera una mancha de sangre. Vieron el
dictamen que indica que la mujer no presentaba ni siquiera un leve raspón tras
“haber caído de rodillas en las piedras” y que su vestido no tenía evidencias
de que se le hubiera maltratado.
Con todo esto, finalmente se
decidió, en una actitud que nosotros siempre vamos a considerar aberrantemente
injusta y atentatoria a las garantías individuales de mi hermano, consignarlo a
un juzgado y dictarle auto de formal prisión. Alguien me comentó que eso lo
hicieron para no meterse en broncas. Es decir, para no meterse en broncas,
meten a la cárcel a un inocente. Que la bronca sea para él y no para ellos.
¡Qué clase de servidores públicos!
Aquí hago un paréntesis para
informar: desde ese día, el taxi de mi hermano está en los patios de la
jefatura. Los hijos y la esposa dependen de los ingresos que genera ese auto.
Debido a eso, esta gente empieza a sufrir los graves estragos que deja la falta
de dinero. La situación empieza a descontrolarse, y nos queda muy claro que
esto es por lo que decidieron las autoridades, enviarlo a la cárcel a esperar a
que, finalmente, como estamos seguros va a suceder, le ofrezcan un “usted
disculpe” porque es, simple y sencillamente, inocente. Espero que se sientan
muy satisfechos de lo que provocaron con su decisión.
Mi hermano Carlos, que es
abogado, y sus dos compañeros de despacho, tienen hoy en día pruebas más
contundentes aún de la inocencia de mi hermano. Se tienen que desahogar para
que quede ya totalmente comprobado que no cometió delito alguno. Ya se hizo la
solicitud para el desahogo, y hasta hoy no veo que actúen con la misma
celeridad con la que se ordenó su encierro.
Hay nuevas pruebas que
nosotros esperamos acaben ya con todo esto. Estamos convencidos que al ser
desahogadas quedará todo aún más que claro y finalmente mi hermano recuperará
la libertad que NUNCA debió perder.
La Procuraduría General del
Estado ya advirtió que hay una DUDA RAZONABLE en torno a las acusaciones de la
mujer. La opinión pública sabe del caso, y hay mucha gente que conoce desde
hace años a mi hermano, incluso sus compañeros de Radiotaxis que están
perdiendo poco a poco la paciencia, y están profundamente indignados por la
pesadilla que está viviendo, y con él toda su familia. La mujer, su madre y el
novio de aspecto cholo, originarios al parecer de Chihuahua, hicieron la denuncia
y se largaron de aquí. ¿¿¿¿Qué más se requiere para apresurar al desahogo de
las pruebas que permitan la libertad de mi hermano Efrén????
Seamos honestos: si NO HAY
CAPACIDAD para darle seguimiento a este caso, hay que reconocerlo, admitirlo y
aceptarlo. Ya corresponderá a nosotros actuar en lo que corresponde, que en
este caso sería ir a buscar personalmente, toda la familia, al Presidente del
Supremo Tribunal de Justicia, solicitarle respetuosamente una audiencia, y
explicarle a detalle el caso, un caso que en medio de una aplastante crueldad,
lo mantiene desde hace casi dos meses en el Cereso de Guaymas.
No somos revoltosos, ni
andamos amenazando a nadie. El Procurador Carlos Navarro Sugich lo puede
constatar. Hablamos con él y todo fue en medio de un respeto mutuo. Nosotros no
nos vamos a ir a pelear con nadie, a insultar o amenazar. Pero sí queremos que
quede bien claro que se tiene la obligación de actuar conforme a lo que marca
la Ley. Y en eso sí vamos a ser EXIGENTES hasta las últimas consecuencias. Las
pruebas ahí están. Por Dios!! Dejen de dar tiempo injusto a su desahogo.
En el criterio de algunas
autoridades, según nuestra apreciación, un señalamiento mentiroso sirve para
que se ordene el encierro injusto de un inocente. Y no quiero ni siquiera
imaginar, señores, que esto cause una burlesca satisfacción. Eso sería pensar
que no tienen madre.
Nosotros ya nos entregamos a
la Voluntad de Dios. Y por esa fe que tenemos en Él, queremos seguir pensando
que las cosas van a salir bien y que nos regresará pronto, y en las mismas
condiciones en que llegó ahí, a mi hermano.
Sólo estamos esperando la
respuesta de las autoridades…