miércoles, 27 de octubre de 2010

¿Se perdió el dinero?

Fuentes allegadas a la misma Presidencia Municipal lo confirman: el tesorero municipal Carlos Dueñas SI le ha presentado en dos ocasiones la renuncia al alcalde César Adrián Lizárraga Hernández, pero en las mismas, el munícipe prácticamente le ha exigido que se quede en el lugar que se comprometió a ocupar desde el inicio de la administración.
El encargado de las finanzas públicas, dicen los que están cerca de él, está muy preocupado. Aparentemente le han solicitado que incurra en movimientos que no son correctos en quien presume ser honesto y responsable, y al presuntamente negarse, ha provocado conflictos que traen todo “de cabeza”, como dijo alguien de la oficina de regidores.
A principios de este año, tuvieron una reunión el Presidente Municipal, el Secretario del Ayuntamiento Alonso Arriola Escutia y el Tesorero. En esa junta, el alcalde le habría dado instrucciones a Carlos Dueñas para que dispusiera de una cantidad (supuestamente 100 mil pesos) para que se repartiera entre comunicadores. De dónde salió ese dinero nadie lo sabe. Únicamente trascendió que se había entregado a la Dirección de Comunicación Social.
En ese tiempo, ya estaba Sandra Pineda como encargada de la dependencia, pero quien daba las órdenes era otra persona. Finalmente, nadie supo a donde fue a parar ese dinero. Posteriormente, el Tesorero preguntó a algunos de los comunicadores presuntamente “favorecidos” con ese “regalito” de origen desconocido, y resultó que ninguno de ellos había recibido un centavo.
Para el Tesorero, en ese tiempo todos los comunicadores eran unos “sinvergüenzas centaveros”. Casi se fue de bruces cuando medios serios le respondieron que lo único que se cobra al Ayuntamiento es por servicios prestados y bajo facturación. No todos, por supuesto. El problema es que había “cortado a todos con la misma tijera”.
Pero al margen de eso, finalmente nadie supo a donde fue a parar semejante cantidad de dinero. ¿Quién se quedó con todo eso? ¿Quién va a responder por esa “lana” de la que presuntamente se dispuso sin autorización oficial del cabildo?

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“Todo anda de cabeza” dijo un miembro del cuerpo edilicio. Se trata de una persona que confió a ciegas en el proyecto de César Lizárraga Hernández, porque lo consideró honesto, con perspectivas muy positivas para Guaymas, y que se muestra con una profunda decepción por lo que está viendo. Obviamente no diré su nombre, porque seguramente se desataría una feroz persecución en su contra.
Esta misma persona ha estado pensando seriamente en dimitir a su cargo. “Me ha costado muchos años cuidar mi imagen personal, y no la voy a venir a echar a perder por una partida de baquetones”, me dijo, solicitándome ocultar su identidad… por ahora.