El PAN se está jugando su futuro político con la elección de su candidato a la Presidencia de México el próximo domingo. Un juego que se advierte democrático a conveniencia de la parte oficial, podría marcar la diferencia entre la consolidación como una alternativa de gobierno para nuestro país o la literal extinción de un partido que, habiendo saboreado las mieles del poder, no ha sabido qué hacer con ellas.
Hoy en Acción Nacional se está siguiendo al pie de la letra la antigua práctica del PRI a lo largo de su historia. La imposición de un candidato ajustado a los intereses políticos de un mandatario actual trae enojada a la militancia, que muy molesta enfrenta hasta veladas amenazas en caso de no sujetarse a lo que le están ordenando quienes ahora están incrustados en el gobierno.
La preocupación de los militantes está de sobra justificada. La mayor parte de las encuestas ubican a Josefina Vázquez Mota como la aspirante con mayores perspectivas de enfrentar un proceso electoral constitucional con más posibilidades de retener la Presidencia de México. Pero eso parece no importarle a la cúpula del poder panista, que se aferran en postular a un candidato que, como Ernesto Cordero Arroyo, prácticamente no levanta en los estudios de las casas encuestadoras.
Por lo pronto, en Sonora hay preparativos muy evidentes para emprender el domingo una jornada intensa de acarreo de militantes y no, para que vayan a votar a favor del candidato de Felipe Calderón Hinojosa. Con sugerencias “amables” pero también con claras amenazas, quieren exigir al panista común a que vote por un precandidato que podría representar ni más ni menos que la tumba de Acción Nacional.
Ni modo. Los números son claros, aunque no confío mucho en las encuestas. Pero inclusive el comentario callejero ubica a la señora Vázquez Mota en el conocimiento de la gente, y de Cordero Arroyo nadie se acuerda. Conocen más todavía a Santiago Creel Miranda que a quien pretenden imponer como aspirante oficial, quizá en un desesperado intento por cambiar el rumbo político del país.
Me refiero, pues, a que esto bien podría ser parte de un contubernio oficial con el PRI, a través del cual se enviaría a las elecciones a un candidato débil, sin presencia, para contrarrestar la indiscutible presencia que ha logrado Andrés Manuel López Obrador, y así darle más posibilidades de triunfo al ignorante de Enrique Peña Nieto, el candidato más tonto del que tengo memoria hasta ahora.
Si no se respeta la voluntad de la militancia, el PAN podría empezar a escribir desde este domingo su triste final. Su experimento democrático podría convertirse en su peor tragedia si se recurre a la trampa. Imponer por la fuerza a un candidato que en su desesperación por no poder ubicarse en el ánimo de los militantes exhibe su misoginia, sería un suicidio. Sería auto-expulsarse de Los Pinos. Y de todas partes.
De que va a estar interesante esto no se duda. Más todavía por que a como se van descontando los días para el proceso interno del PAN, la militancia parece adoptar una actitud cada vez más rebelde. Y si los quieren tratar como niños de kinder a los que se tiene que llevar de la mano a aprender, la lección se la podrían llevar otros.
- - - - - - - - -
Oscar González García, quien –dicen-- todavía aspira a ser candidato del PAN a la alcaldía de Guaymas, debiera controlar un poco sus impulsos en la vía pública.
Ayer jueves, desde un vehículo en movimiento una mujer lanzó algunos improperios en su contra. El ingeniero les había cortado el paso a bordo de su vehículo y estuvo a punto de provocar el choque, en una actitud que no lo ubica precisamente como una persona respetuosa.
En fin.