martes, 6 de diciembre de 2011

Precandidatos incultos...

Yo nunca he sido afecto a leer libros. Es más, de hecho siempre le he sacado la vuelta. Me devoro sin embargo los periódicos, me gusta leer columnas de opinión, las notas que redactan los reporteros. Diariamente procuro estar documentado en cuanto a la información, a la noticia diaria. Y por eso no me considero un inculto. Es más, creo que mi nivel de cultura es regular. Así, fríamente.
Lo que quiero decir con esto es que yo no creo que Enrique Peña Nieto, Ernesto Cordero o Andrés Manuel López Obrador sean culpables de ser ignorantes en materia cultural. Ellos y muchos otros más que aspiran a ocupar puestos de elección popular, simplemente forman parte de un pueblo que, como el mexicano, hace mucho tiempo que sufre de una incultura en términos generales. Ellos no podían ser la excepción.
En realidad, siento que el problema más bien es de honestidad. Y en los tres casos, lamentablemente de tres individuos que aspiran a encabezar el gobierno de México, estamos hablando de un elevado grado de deshonestidad que viene a ser realmente lo preocupante, lo que está despertando la zozobra de un pueblo que no advierte el fin de la deshonestidad en su gobierno.
Peña Nieto es deshonesto, porque no sólo no reconoció que es un inculto en materia de literatura, sino que hizo un torpe ridículo al tratar de salir del paso metiéndose en más graves aprietos. Si fuese honesto, hubiera reconocido públicamente que él no acostumbra leer y que, en consecuencia, desconoce obras y sus autores. Creo que haberlo hecho no le hubiera acarreado tantas “twiteras” opiniones que lo han puesto por los suelos, aunque dicho sea de paso, por gente que también es ignorante de los mejores escritores, mexicanos o de donde sea.
Cordero es deshonesto, porque quiso burlarse de su contrario priísta, pero evidenció también su ignorancia al desconocer el nombre de la autora de un libro con el que pretendió salir del paso. Si fuera honesto, debió haber dicho que él tampoco lee mucho, y que en consecuencia no podía mencionar nombres de libros o escritores. Tan fácil que es salir de un paso así, respondiendo simplemente… “en realidad yo casi no leo”. Listo.
Y López Obrador también es deshonesto, porque lejos de reconocer que su nivel de cultura general también es bajo, pretende orillar a los entrevistadores a que le pregunten solamente los cuestionamientos que a él se le acomoden. Si fuese honesto, reconocería que tampoco aprendió mucho de la cultura en términos completamente generales. Pero ninguno de ellos lo hace.
En realidad, los mexicanos no requerimos en la Presidencia a alguien que se la lleve leyendo libro tras libro. Lo que nos urge es gente honesta, gente que sepa administrar los recursos públicos y que lo haga con honestidad, pensando en el pueblo y no en sus intereses personales y de grupo. Para qué quiero yo a un Presidente que sea un erudito en materia de literatura, si se va a estar llenando de dinero mal habido los bolsillos, corrupto a más no poder y que mantenga al país por el rumbo equivocado.
Lo que México requiere es a un político lo suficientemente honesto para decir siempre la verdad, inclusive cuando se trate de decir que es un inculto. Un administrador decente de los recursos públicos y un luchador social que realmente esté entregado a las causas populares, no a seguir partiéndole la m… a un pueblo que ya no siente lo duro sino lo tupido.
Eso es lo que queremos los mexicanos. No payasos que quieren evidenciar sabiduría metiéndose en ridículos aprietos.
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VAYA sorpresa que nos dio Dalia Laguna López, todavía Secretaria Particular de la Presidencia de Guaymas, al aparecer como suplente del ya precandidato a diputado federal por el 04 Distrito Federal Electoral, Fernando Miranda Blanco, quien ya formalizó sus aspiraciones al registrarse este martes en Hermosillo.
Y precisamente, a propósito de ignorancia, me confieso ignorante y pregunto: cuando se es precandidato suplente, ¿se puede seguir dentro de un cargo público? Lo pregunto porque Miranda Blanco sí renunció al cargo que tenía en Sagarpa, y Dalia sigue como brazo derecho del alcalde César Lizárraga Hernández.
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EN EL PRI Guaymas ya quedan solamente dos cartas para la candidatura a la alcaldía de Guaymas en el 2012. Otto Claussen Iberri y José Luis Marcos León Perea se van a disputar el derecho de tratar de recuperar la alcaldía hoy en manos de Acción Nacional. Lo demás que se diga es pura vacilada.
Tanto uno como el otro tienen derecho a aspirar a la candidatura. Son años buscando una oportunidad de esta naturaleza, por lo que cualquiera de los dos la merece. Y creo que si en el tricolor quieren que el partido ofrezca una lucha decorosa para el proceso electoral que ya prácticamente está en marcha, debieran permitir que las bases del mismo den su veredicto final.
Es lo mejor que pueden hacer.
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ALGUIEN me preguntó esta mañana, “¿de veras crees que Enrique Peña Nieto va a ser el candidato del PRI?”
La pregunta me dejó un poco descontrolado.