miércoles, 19 de junio de 2013

SEC: declaraciones sin sentido…

Lo ocurrido en Hermosillo, en el que una chiquilla originaria de Jalisco fue víctima brutal de la agresión de sus compañeros de estudios, los suicidios y/o intentos registrados con inusitada frecuencia en las últimas semanas, han resultado ser el detonante para que, de repente, todos estemos interesados en el tema del fenómeno ancestral hoy identificado como “bullying”, que no es otra cosa que la agresión de estudiantes a compañeros de clase.
Sin embargo, no deja de sorprender la forma en que están “brotando” los casos en ese sentido, y cómo lo que muchos padres habían preferido mantener en silencio, hoy están denunciando airadamente, excesivamente dolidos por la forma en que sus hijos son maltratados en la escuela, lugar donde son depositados a diario con la confianza de que sólo van a fomentar su cultura a través del estudio.
Y si bien es cierto que el famoso “bullying” se practica desde siempre en las escuelas, el problema es que hoy en día no sólo implica agresiones más brutales, sino que además se vuelve una desquiciante diversión cuando hay chamacos que, con sus celulares, toman video de lo que está ocurriendo para luego subirlo a las redes sociales. Consecuencia: casi medio millón de personas han visto ya el video de los hechos ocurridos en la escuela “José María Morelos” de Hermosillo.
En medio de todo esto hay una realidad irrebatible. En las escuelas hay niños y jóvenes excesivamente agresivos, personitas que se han convertido en el terror de sus víctimas, y todo como consecuencia muy natural de la educación que han recibido en sus casas, si es que a eso se le puede llamar educación. Lo dicen los psicólogos: el niño que es agresivo en la escuela es por la formación que ha tenido en su hogar. Un niño violento es hijo de padres violentos, regularmente.
Y es tan cierto esto que hay casos, aquí mismo en Guaymas, donde niños desatendidos por sus padres reciben un llamado de atención de parte de los papás de su víctima, y entonces sí aparece la madre convertida en un energúmeno, que dando un “bendito” ejemplo a su hijo, agrede a quien se atrevió a pedirle que dejara de molestar a su hijo. Mejor reflejo de la actitud del chamaco agresor no puede haber.
El problema es que la situación está rebasando a las autoridades, y esto queda en evidencia a través de las declaraciones de funcionarios como el titular de la SEC, Jorge Luis Ibarra Mendívil, quien busca “tapar el sol con un dedo” aduciendo que lo ocurrido en Hermosillo fue un hecho aislado, mientras que al día siguiente “revientan” centenares de denuncias del mismo tipo a todo lo largo y ancho del estado. Los “hechos aislados” son los que ocurren una vez cada largo tiempo, por si el funcionario no lo sabía.
Cuidado: si esto no terminó en tragedia, ya hay casos en el interior de la República donde sí ha ocurrido. No vayamos tan lejos, en Hermosillo hace ya algunos años, los golpes que varios niños asestaron a un muchachito que venía del centro del país posteriormente le provocaron la muerte. Casos como éstos ya han pasado en México, y muchos más que terminan en el suicidio de las víctimas de “bullying”.
Si no se buscan los conductos adecuados para cambiar diametralmente la cultura de la sociedad, esto no solamente va a seguir igual, sino que va a empeorar. La “declaracionitis” no resuelve nada. Hay que asumir actitudes, tomar acciones inmediatas y enérgicas, y tratar de enderezar a esta retorcida sociedad que nomás se espanta pero no actúa.

Los chamacos van de mal en peor, y eso lejos de preocuparnos, nos divierte.