viernes, 15 de marzo de 2013

“Bullying” y la indiferencia social


Un hecho, de los que cada vez son menos insólitos, ocurrió recientemente en Jalisco. Un chamaco de 12 años que sometía a “bullying” a un chiquillo de 7, llegó al extremo de hundir su cabeza en un retrete del plantel. Las consecuencias de esto fue que el pequeño sufrió daños internos que finalmente lo llevaron a la muerte, al menos en los primeros diagnósticos que se dieron en el parte médico.
El caso ha provocado las reacciones naturales: consternación en la opinión pública nacional, noticieros plagados de datos al respecto, la preocupación instantánea de los padres por lo que pueda estar pasando en la escuela de los hijos, la opinión de los “conocedores” del tema, y un sinfín de cuestiones más que, a vuelta de unos días, estarán sólo en los recuerdos borrosos de la mente de todos. Un caso más, pues.
Cierto es que esa aberrante práctica, a través de la cual chamacos más fuertes descargan su brutalidad en víctimas indefensas, se ha visto desde siempre. El problema es que, derivado de la situación actual en la que viven las familias mexicanas, esto se ha agudizado, y la profusa información que los medios damos a estos casos, lejos de ser un motivo para hallarle una solución, pareciera ser un aliciente para que cada vez se practique con más frecuencia, y lo peor, con abusos más graves.
A pesar de ser un asunto delicado, que se ha discutido hasta en los senos camarales y ha recibido atención por parte de los organismos de asistencia social, el “bullying” sigue siendo un problema en las escuelas. Lo saben los maestros, preocupa a los padres, lo discute la sociedad, pero a nadie se le ocurre una solución definitiva. Por el contrario, ya se llegó a los extremos del crimen infantil. Y si esta no es razón para que todos entremos a la búsqueda de un remedio, entonces no se que estamos esperando.
Repetir la letanía de sugerencias y consejos a los padres cuando vean distracciones y temores en los hijos ya está por demás. Las víctimas de este ataque regularmente lo ocultan hasta a las personas de su absoluta confianza. Es imperativo adentrarse en el tema y buscar en los orígenes del mismo la propia solución. Hoy dos familias jaliscienses padecen la pérdida de un pequeño y el estigma de quien lo mató, mientras el resto de la sociedad esperamos indiferentes otro caso similar para tener tema de conversación.
Mientras sigamos con esa apatía a prevenir los verdaderos problemas sociales, el “bullying” y otros graves riesgos más, como el consumo de drogas y la tendencia a la delincuencia, van a seguir siendo el posible futuro de nuestros hijos. Como sociedad nos esmeramos más en vigilar los comportamientos ajenos sin percatarnos de que somos parte activa en el rumbo incierto de nuestra descendencia. Desatendemos posibles problemas hasta que estamos inmersos en ellos.
¿Cuántas víctimas más faltan para que reaccionemos?
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No conozco al nuevo comandante de policía en San Carlos. Lo único que se de momento es que se llama Luis Moreno García, que es de Guaymas -- dicen -- y que tiene una carrera policiaca que incluye presencia en varios estados de la República. Repentinamente, el Municipio envió la información del cambio en la comisaría, mismo que regresó a su base en el Departamento de Tránsito Municipal a Sergio Ruiz Chávez.
El boletín que nos hacen llegar dice que Moreno García cuenta con un amplio antecedente profesional y notable carrera policiaca, que en la ciudad frontera de Nogales, ocupó la Dirección de Seguridad Pública desde julio del 2012 a marzo del 2013 y anteriormente fue comandante habilitado en la zona centro de Nogales y en la localidad de Cabuta.
Agente categoría “B” en la Agencia Federal de Investigaciones en la Paz, Baja California, y en la misma categoría pero en la Policía Judicial Federal en ese mismo lugar durante 2001, y desarrolló cargos similares en otras ciudades como Acapulco, Guerrero, Acaponeta y Tepic, Nayarit, Tijuana, Baja California, Uruapan, Michoacán, Manzanillo, Colima, Mazatlán, Sinaloa, Villahermosa, Tabasco, iniciando su carrera en la década de los ochenta en Agua Prieta. 
Bueno, ojalá que estos antecedentes sean para bien, porque si algo hay en estos momentos es bastante desconfianza hacia la policía, más cuando hay personas que han pertenecido a las corporaciones estatal y federal.
De cualquier forma, todo antecedente que se exhiba de este señor no servirá de nada hasta que se defina el tipo de trabajo que realice en San Carlos y los resultados que este ofrezca. Si las cosas cambian para bien en un punto donde la delincuencia ha escrito ya historias sangrientas, entonces consideraremos que fue una buena decisión lo de su nombramiento.
“Por sus obras los conoceréis…”