miércoles, 30 de marzo de 2011

Como han pasado los años…

Cuando me pongo la camiseta de músico, me apasiona (igual que cuando sigo intentando escribir) tocar la guitarra y ver entretenida con esto a la gente. Por eso armamos el grupo “La Ruckeada”, que dicho sea de paso, maneja sólo temas del recuerdo, e invariablemente, escuchar ese tipo de música nos transporta a los tiempos de nuestra juventud, llevándonos a la lógica reflexión: ¡cómo han pasado los años! Yo fui estudiante de la escuela primaria “Luis G. Dávila”, donde cursé mis primeros seis años de estudios. Mis maestros de primer año (Manuelita y Matilde), de segundo (Queta), de tercero (Josefina), de cuarto (Agustina), de quinto (Casimiro) y de sexto (Guillermo) eran en aquellos tiempos el símbolo más indiscutible del respeto, del orden. Eran nuestros maestros, ubicados entonces como nuestros “segundos padres”. El director era el maestro Antonio, cuya presencia en el salón de clases regularmente nos llevaba a guardar un absoluto silencio no exento del natural nerviosismo sobre los motivos que pudieron haberlo llevado ahí. Hubo alguna vez, si, atrevidos que se reían de él, pero era a la hora en que los cientos de alumnos estábamos formados en el patio listos para entrar al salón, y de una manera ultra discreta. Nadie se atrevía a hacerlo de frente. ¡Ni pensarlo! Tengo muy presente una anécdota: cursábamos el sexto año, y había un compañero (cuyo nombre no mencionaré porque dejaría de ser mi amigo), que era la cosa más terrible del plantel. Sus travesuras desquiciaban hasta a los condiscípulos, y en una ocasión en que se fue más allá de lo permitido, el maestro, frente al resto de los escolapios, le dio un par de bofetadas. El regaño fue terrible, y el castigo físico impresionante. Finalmente, le dijo… “te vas a tu casa y regresas con tus papás”. Al día siguiente la tensión llegó a un punto máximo, cuando en la puerta se alzó la imponente figura del padre del muchacho, un poco más atrás la mamá y escondido entre ellos el compañero. La cara del padre advertía un problema muy grave. Preguntó al maestro la razón por la que había abofeteado a su hijo, exigiéndole una explicación. Con toda la calma del mundo, el maestro dio todos los detalles de los hechos, y encolerizado por lo que había pasado, el padre le asestó un par de bofetadas… ¡a su hijo! Esa era la forma en que nuestros padres respaldaban (cuando había razones) a nuestros segundos padres, los maestros. Y seguramente usted recordará, si fue estudiante en aquellos años, que en las escuelas era muy raro, literalmente imposible, encontrar conflictos que involucraran a los maestros. Simplemente, director y maestros eran la autoridad irrebatible en la escuela. No había nada más allá. Por eso es que resulta tan lamentable encontrarse ahora con situaciones como la que se presenta en la escuela secundaria “Benito Juárez” de Empalme, donde un director, acosado por padres de familia enojados con su forma de trabajar, ha tenido que encadenarse para evitar su salida del plantel. Es decir, para tratar de hacer valer su autoridad, tiene que recurrir al absurdo. Es más, al ridículo. Peor todavía: la SEC ha evidenciado una absoluta incapacidad para resolver este problema (como muchos otros más que se presentan en otras escuelas), y sus condiciones para separar al director del cargo sólo han provocado que se polaricen las cosas y se llegue al extremo de llegar hasta los golpes. Un suceso que “da palo” a la presunción de que la civilización predomina en las escuelas. Ahí, la sinrazón de ambas partes es lo que finalmente está afectando a los menos culpables: los estudiantes. Qué lástima que las diferencias ahora se diriman de semejante y vergonzosa forma. Que pena que se actúe como gente irracional, que de una y otra partes pretendan a toda costa imponer su voluntad, sin el menor deseo de buscar la conciliación. Qué vergüenza que no haya autoridades capaces de frenar un conflicto de esta naturaleza y que preocupación el tipo de educación que están recibiendo nuestros hijos, para quienes se sigue fortaleciendo la idea de que, a los educadores, hay que tratarlos con la punta del pié. ¡Qué clase de ciudadanos del futuro! De última hora, nos enteramos que finalmente la SEC decidió la sustitución del director del plantel, lo que esta mañana habría ocasionado el regreso de clases a los estudiantes. Ojalá todo sea para bien.