En pleno aniversario de la fundación del Partido Nacional Revolucionario, hoy PRI, el ex invencible no puede deshacerse de la imagen de dictadura que lo caracterizó durante siete décadas, y las recientes palabras de Enrique Peña Nieto así lo dejan entrever: el “candidateable” para la Presidencia de la República literalmente aceptó que sigue bajo el control de Carlos Salinas de Gortari.
En una entrevista con Carlos Loret de Mola, donde por cierto el comunicador pocas oportunidades dio de escuchar los desesperados argumentos del Gobernador mexiquense, Peña Nieta dejó en claro que sigue siendo un títere del ex Presidente mexicano, quien sigue controlando todos los movimientos políticos al interior de su partido.
El PRI siempre será el PRI. Las cosas al interior del partido no cambiarán jamás, porque es una organización política constituida como un organismo con propósitos sanos para la sociedad de un país, pero convertido en un millonario negocio para unos cuantos, que son finalmente quienes pretenden resurgir para garantizar su posición económica…y obviamente su poder político.
Hoy, las figuras principales del tricolor fortalecen su imagen a través de selecto grupo de medios con el objeto de llegar a una presunta contienda interna y realizar un aparente ejercicio democrático para elegir al candidato de todos los priístas. Sin embargo, a estas alturas, la cúpula del PRI tiene debidamente definido quién será su candidato oficial para 2012. El circo tiene, no obstante, que seguir.
Es cierto, lo peor que podría pasarle en estos momentos a los mexicanos es que el PRI volviera al gobierno nacional. La negra historia atascada de corrupción y abusos, del descomunal incremento en la pobreza extrema y los escandalosos niveles de delincuencia, escrita a lo largo de esos 70 años, deben ser la principal señal de alerta para los que acudiremos a votar en julio del año venidero.
De retornar al PRI al poder, la historia que hoy redactan los panistas en el gobierno, será más tierna que el cuento de la Caperucita Roja. Ya verán.