Me hubiera gustado comentar algo al respecto del aniversario número 17 de la muerte de Luis Donaldo Colosio, pero después de varios minutos en actitud dubitativa frente a mi teclado, decidí no hacerlo. Ya lo he hecho muchísimas veces a lo largo de todo este tiempo, y me doy cuenta de que el escenario es exactamente el mismo de siempre: la hipocresía tricolor. No le veo el caso.
Mejor decidí reflexionar un poco sobre la complicada situación en que se han convertido los intentos, infructuosos hasta ahora, de reubicar el mercado sobre ruedas, más conocido aquí como “tianguis”, de las calles del sector centro de la ciudad, algo que curiosa y tradicionalmente ocurre sólo en Guaymas. Por cierto, por culpa del PRI, porque así lo establecieron ellos hace más de 20 años.
Infortunadamente, lo que en principio se veía como una situación viable de hallarle solución, se ha convertido en una guerra abierta entre Municipio y comerciantes. Ni la decisión oficial desde el mismo Ayuntamiento ha podido hacer que el “tianguis” deje de ser una terrible molestia para los automovilistas guaymenses. Los “tiangueros” dejaron ya muy claro que no va a ser esta autoridad la que los retire del lugar que ocupan desde hace muchísimos años, aún cuando ellos mismos reconocen que no están en el lugar correcto.
Por desgracia, ya no es tanto la posibilidad o no de ventas buenas lo que los mantiene en ese sitio. Es evidente que la negativa a la reubicación pasó a ser ya una especie de capricho de los señores “tiangueros”, y como una especie de reto abierto a una autoridad municipal que no ha encontrado la forma de negociar con ellos, perdiendo una y otra vez lo que se convierte, paulatinamente, en un pleito que empieza a perjudicar ya la tranquilidad de los guaymenses.
Y cómo no, si ya empecinados y en una actitud totalmente desafiante, invadieron los pasillos de Palacio Municipal y bloquearon la avenida Serdán, en un furioso mensaje al alcalde César Lizárraga Hernández: no se moverán un milímetro de la calle 19 y avenidas aledañas, así les prometan desaparecer el mismo mercado municipal y dejarles a ellos ese terreno libre. Lo que los “tiangueros” buscan es impedir que una autoridad sea la que haya tomado la decisión de removerlos. Están midiendo fuerzas, vaya.
Opciones no solo para reubicarlos, sino inclusive para mejorarles sus ventas, hay varias. Sin embargo, el asunto se ha politizado de tal manera que ya penetró el radicalismo representado en este caso por el grupúsculo llamado “Antorcha Campesina”, lo cual hará que esto se convierta, en cualquier momento, en un escenario de batalla, de acuerdo a la forma que tiene de conducirse ese organismo. Y a como se ven las cosas, el Ayuntamiento no encuentra todavía la forma en que habrá de contrarrestar todo esto.
El asunto no se trata de saber quien de los dos va a ganar. El tema principal debiera ser el perjuicio y los presuntos beneficios que el funcionamiento del “tianguis” deja a la comunidad enclavado cada miércoles en ese lugar. Y tanto unos como otros debieran asumir su responsabilidad, dejar ese enfrentamiento a un lado y buscar las alternativas de diálogo para llegar a un común acuerdo. Sólo se están desgastando en un pleito estéril, un pleito que no llevará a nada bueno.
Los guaymenses no tenemos la culpa de que unos y otros lo hayan asumido como asunto personal. Vecinos de ese sector, hartos ya de no tener una vida rutinaria tranquila al ver invadidas cada semana sus cocheras y sus banquetas, y los automovilistas en general, exigimos que se de una solución inmediata a esto. El “tianguis” no debe estar más en la calle. Los “tiangueros” deben entender que su cerrazón hace enojar a millares de propietarios de vehículos y vecinos del lugar. Pero el Ayuntamiento tiene que encontrar la forma de negociar con ellos para convencerlos de que la reubicación será mejor para todos.
Mientras no haya capacidad de entendimiento mutuo, los demás vamos a seguir siendo rehenes de los caprichos obcecados de unos cuántos.