“A estas alturas del partido”, como se dice en el argot
beisbolero, ya podemos ir considerando que el experimento no está funcionando.
El retorno del PRI al mando político de la República empieza a mostrar su
rostro más dramático: la mayoría de los mexicanos pudieron haberse equivocado
al buscar en el PRI la alternativa para la grave situación que vive el país,
tanto en lo político como en lo social y económico. Enrique Peña Nieto está
resultando un verdadero fiasco.
No se necesita ir muy lejos para encontrar evidencias de
ello. El abusivo incremento en la gasolina demuestra claramente que los ataques
priístas al aumento mensual del energético en la administración calderonista
fueron solo otra infame vía para ganar la confianza ciudadana. Como pago al
voto otorgado en las urnas, el PRI-Gobierno aplasta más el pescuezo de la
gente. Todo compromiso ya quedó atrás, y qué mejor contundencia que el
incremento en el costo del huevo, que de por sí ya se está volviendo prohibido
para las clases populares.
La violencia no ha disminuido en lo más mínimo, y por el
contrario, cada día se habla de hechos más sanguinarios e incontrolables
protagonizados por la delincuencia organizada, lo que sigue aumentando la
zozobra en el país.
Los abusos y la arrogancia no conocen límites. Volver a
ser gobierno los está enfermando antes de tiempo y lo que los panistas no
pudieron resolver por su infinita incapacidad durante 12 años, los priístas lo
van a echar a perder más en la mitad de este sexenio. O menos. El camino que
México y sus mexicanos decidió tomar no está resultando ser el correcto. Las
cosas van de mal en peor.
Y hablando precisamente de priístas, de esos que se
enferman y se marean luego de alcanzar sus propósitos, el diputado Carlos
Enrique Gómez Cota es la mejor muestra de que en el PRI están los políticos
menos comprometidos con la gente, peor aún, con la que dicen representar. Desde
hace tiempo, el aspirante a la candidatura por la alcaldía de Empalme en el
2015 se encarga de suicidarse políticamente.
Carlos Gómez C. |
Hace algunos meses, durante la inauguración de las
llamadas oficinas de enlace del senador Ernesto Gándara Camou -- las mismas que
desde su apertura nunca más volvieron a abrir sus puertas-- encontré ahí a
Gómez Cota, y a pregunta de un servidor, me dijo que sí va a buscar ser
candidato a alcalde de Empalme por el PRI. Hasta este momento aún no entiendo
cómo empezará su estrategia, porque para comenzar, el diputado ha olvidado por
completo que en el gobierno las siglas políticas quedan aparte y que hay que
establecer contacto con las autoridades municipales para buscar beneficios para
la comunidad.
Al legislador, a quien no se le ubica precisamente en el
Congreso del Estado por hacer buenas aportaciones para iniciativas de ley, le
sigue “castrando” que el PAN esté gobernando al Municipio, y olvida que debe
tener cercana relación con el alcalde Héctor Moisés Laguna Torres para velar
por el beneficio de los empalmenses.
¿Estará enterado de los problemas que enfrenta la
ciudadanía? La verdad no lo creo. Gómez Cota encontró en un presumido liderazgo
del gremio maquilero la mejor oportunidad para hacerse de utilidades
personales, pero se olvidó de proteger los intereses de los trabajadores que
día a día se sienten agraviados por la situación laboral en que se encuentran,
mientras su líder busca cómo garantizar su patrimonio conseguido a través de la
política. Y si esto es así, menos aún le interesan los problemas colectivos.
En fin…
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Manuel Villegas Rodríguez no me dijo que sí buscará la
nominación panista por la alcaldía el 2015, pero sí aceptó que trae un
proyecto. Textualmente me dijo “Me gustaría platicarte cual es mi proyecto en el 2015, espero
me hagas un espacio y tomarnos un café”. Total, me puso a pensar.
De
todas formas, mañana martes andará por estos rumbos encabezando un festejo para
niños por parte de la Secretaría de Gobierno del Estado de Sonora, oficina en
la cual es jefe. Y espero que no sea parte de una estrategia para darse a
conocer entre la gente, porque estaríamos hablando de un mal uso de recursos
públicos.
De
todas formas, le acepto la invitación para acompañarlo.