No tengo idea cuales vayan a ser las prioridades de Otto Guillermo Claussen Iberri cuando llegue a la Presidencia Municipal de Guaymas. Supongo que el asunto que más llamará su atención, definitivamente, será la recuperación económica de las arcas municipales, habida cuenta de que va a recibir un Ayuntamiento literalmente en ruinas, y teniendo en contra al Gobierno del Estado, será definitivamente una lucha titánica, un esfuerzo realmente extraordinario.
Al margen de eso, creo que algunos de sus proyectos sonaron a algo realmente descabellado, como lo del mentado teleférico, cuyo proyecto en sí tendría que considerar la “construcción” de más cerros para poder colgarlo, además de que no se le advierte un uso útil para Guaymas. Otros más, como el mercado de mariscos, el centro de convenciones, la reactivación del plan de cruceros y el impulso a la actividad portuaria, no sólo pueden considerarse factibles, sino más bien como una obligación dentro de los proyectos urgentes que requiere Guaymas para reiniciar su desarrollo.
En lo particular, creo que al parejo de estos planes (que ojalá se pudieran aterrizar, aunque se anticipan difíciles por las condiciones económicas de Guaymas), el nuevo alcalde debe voltear a la situación de la ciudad en cuestión de infraestructura y de proyectos inconclusos. El pésimo estado de las calles, el descomunal fracaso de la presente administración en el programa de alumbrado público, y el deterioro que empieza a observar el malecón turístico, así como el freno que se puso a su conclusión, podrían ser asuntos a los que se diera prioridad.
En Guaymas parece que el tiempo se detuvo. El centro de la ciudad está exactamente a como hace tres años, y más bien muestra mayor indiferencia, y ahí está el viejo edificio del Banco de Sonora, que en cualquier momento se vendrá abajo provocando una descomunal tragedia. En otras partes, esa edificación estaría como una reliquia muy conservada. Aquí, importa poco si se desbarata y mata a dos o tres personas. Total, el morbo es lo que más nos llama la atención.
El mercado municipal ha visto pasar el tiempo sólo en proyectos de remodelación, pero sin consolidarse hasta ahora un programa integral para que ofrezca mayor seguridad a locatarios y consumidores. El ambulantaje sigue desarrollándose en medio de un completo desorden. La construcción del proyecto Paseo del Mar y de la plaza emblemática de Guaymas quedó inconclusa por razones desconocidas. Y podría enumerar muchos otros pendientes más que no permiten ver avance por ninguna parte.
A todo eso y mucho más habrá de enfrentarse Claussen Iberri a partir del 16 de Septiembre. Es decir, después de muchos años de buscar ser alcalde de Guaymas, como su padre Enrique Claussen Bustillos, cuando se le presenta la oportunidad se encontrará con una auténtica “papa caliente”, con un Ayuntamiento atascado de problemas con PASA, con los sindicalizados, con los cientos de proveedores a quienes no se les pagaron sus servicios… etc.
El compromiso es muy fuerte.
A ver cómo le va.