miércoles, 17 de abril de 2013

De católicos y políticos


 Tenía que ser un evento católico el que devolviera a la Plaza de los Tres Presidentes  una concentración como la de anoche martes, tras la entrega de la recién restaurada parroquia de San Fernando. Hacía muchísimo tiempo que ningún evento, ni social y mucho menos político, pusiera a nuestro zócalo guaymense como en sus mejores tiempos de gloria, logrando reunir, según los buenos para los cálculos, a cerca de seis mil personas.
Ayer por la mañana conversaba con un amigo sobre la influencia que sigue ejerciendo la iglesia católica en el grueso de la población, algo que es definitivamente indiscutible. Ayer fue una muestra más de que así es. Seis obispos y cerca de 200 sacerdotes atrajeron a millares de guaymenses que, rendidos a su doctrina religiosa, participaron en una magna misa, ante la presencia ahí de representantes del gobierno y gente que se mueve en la política.
El evento en sí fue impresionante. Más todavía porque, insisto, hacía mucho tiempo que no se veía nuestra plaza tan repleta de gente. Y aunque no se quiera, las comparaciones surgen de manera espontánea. No cualquier político se aventura en estos tiempos a convocar para una concentración en la Plaza de los Tres Presidentes. De hecho, hace mucho que no se hace un evento ahí de ese tipo.
La cuestión es fácil de entender. Hace todavía no muchos años, los cierres de campañas de proselitismo se acostumbraban en la principal plaza guaymense. Desde hace tiempo se hacen en colonias (procurando que sean éstas las más populosas) y con cajas de trailers a los costados para que, apretujados los pocos asistentes, simule en las fotografías que fue un lleno “a reventar”. Se tiene que recurrir a la falsedad para tratar de aparentar una verdad que no existe.
Eduardo Bours.
Hace todavía algunos años, los seguidores de Andrés Manuel López Obrador lo trajeron a ese lugar, a donde asistieron más curiosos que militantes de los partidos de izquierda. La última vez lo metieron al salón social de Bellas Artes, donde caben cerca de 300 personas. Y había espacios vacíos. Los del PRI y los del PAN, prefieren mejor ni acordarse de que hay una plaza que antes era el orgullo de sus acarreos.
Ayer la iglesia católica comprobó tranquilamente que sigue teniendo mucho más poder de convocatoria. Tanto, que hasta el ex gobernador Eduardo Bours Castelo anduvo por ahí acompañado de su esposa. Y muchos otros más que hace tiempo no se dejaban ver. Ahí fueron a refrendar que también son fieles seguidores del clero.
Fue definitivamente un hecho histórico derivado de la presencia de un huracán que destruyó la cúpula de la parroquia guaymense. Fue la unión de religiosos católicos con políticos y pueblo en general. Fue la reunión de ricos y pobres. Ahí estuvieron miembros de las familias más encumbradas económicamente hablando, y de personas que apenas completaron para el camión para estar a tiempo en la misa.
Será difícil que se repita.
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A veces el Diablo se aparece sin que se le llame. También hay quienes ven “moros con tranchete”. El caso es que en Palacio Municipal inicia una tempranera revoltura derivada de confusiones y malos entendidos, que han llevado a que corran rumores absurdos, como el de ayer en la mañana que situaba fuera del Ayuntamiento al Secretario Ramón Leyva Montoya. El mitote pasó por varias dependencias del Municipio.
Pareciera que la inseguridad en el trabajo desempeñado lleva a encontrar culpables donde no los hay. Y eso provoca reacciones hasta torpes. Si alguien está desarrollando un trabajo específico, es muy sencillo entenderlo: se lo ordenó quien debe ordenarlo. Así de fácil. Pobres lo que no lo entiendan así.
Las aguas no se revuelven solas.
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“¿Sabes cuál es la mejor dieta?... vivir fuera del presupuesto.”
Tales fueron las palabras que expresó Miguel Gaspar Bojórquez “El Pilo”, actualmente con un cargo de Asesor Técnico o algo por el estilo dentro del Ayuntamiento de  Guaymas, y desde donde ha empezado una recuperación económica que no veía llegar desde hace algunos años.
Con sus años de gloria política en un lejano pasado, el ex alcalde de Empalme fue gente cercana al inmolado candidato del PRI a la Presidencia de México Luis Donaldo Colosio Murrieta, y como ocurrió con muchos de sus amigos, tras su muerte quedaron literalmente en el desamparo.
Muchos de ellos fueron desapareciendo paulatinamente del espectro político. Otros, como el mismo Gaspar Bojórquez, aún pululan por los pasillos de la política buscando una oportunidad de trabajo, sin más alternativa que vivir tres años del presupuesto --como lo menciona en su comentario-- y después de eso pues… a buscarle de nuevo.