En medio de una fresca mañana, tomando a sorbos una tibia taza de café… ¿a quién no le pega la nostalgia?
El caso es que ésta me hizo su víctima a muy temprana hora de este miércoles, y empecé a re-andar con mis recuerdos el camino que, por mi cuenta, emprendí hace ya algunos años.
A veces uno es creativo sin saberlo. Y sólo cuando haces un recuento de tus cosas es que empiezas a analizar la huella que, quizá sin querer, vas dejando en tu andar.
Era muy joven cuando, compartiendo el gusto por la música con varios amigos (que recuerdo siempre con cariño fraternal), coincidimos todos en llamar a nuestro entonces incipiente grupo musical “Alto Voltage” (Según nuestra juvenil opinión, se veía mejor con “g”). Fueron 14 años los que estuve compartiendo con ellos, hasta que me separé tras haber grabado un disco de aquellos de 45 rpm, con un par de canciones que, no sé ni cómo, pero escribí y puse música.
Tenía 22 años cuando empecé a trabajar, gracias a José Luis Bórquez Rivas, en el periódico “La Voz del Puerto”, de donde me despedí tras cuatro años y medio de reportero y otros cuatro como Jefe de Redacción.
Creo que la única huella que pude haber dejado ahí fue el nombre de la columna “Alto Voltaje”, la cual redactaba, en aquellos tiempos uno de mis maestros en el periodismo, Manuel Gutiérrez Fierro, bajo un público anonimato. No cualquiera tenía un fino estilo como la pluma de Manuelito.
Salí de ahí para integrarme al Grupo Padilla Hermanos a invitación del señorón Alejandro Padilla Reyes, a cuyo hijo, Alejandro Alberto, debo la oportunidad de haberme abierto las puertas de la cabina y de haber presentado el examen con el que se me autorizó oficialmente como locutor. 17 años permanecí al lado de este equipo, con muchas satisfacciones personales.
Laborando ahí, Gonzalo Rodríguez Cacho me invitó a integrarme a un proyecto suyo. El periódico “Foro Guaymense” arrancó a principios de 1997, bajo la responsabilidad que se me dio de ser director del mismo. Debo decir que ahí aprendí bastante sobre la forma de conducir un medio de comunicación. Fue, si mal no recuerdo, alrededor de un año el tiempo que permanecimos en circulación.
Casi recién casado, en ocasiones me desvelaba ideando mi propio proyecto. Buscaba yo la forma de crear un periódico propio, y un día terminé lo que yo consideraba en aquel tiempo un buen plan. Lo denominé “El Vigía”. Celosamente, guardé todo mi proyecto en el cajón de mi buró.
Un día, Alejandro Alberto me llamó a su oficina y me dijo que pretendía abrir un periódico y que necesitaba que lo ayudara. En aquellos tiempos, yo veía la futura posibilidad de concluir mi vida laboral con mis amigos, Los Padilla, por lo que sin pensarla dos veces tomé mi proyecto y se lo entregué en sus manos.
Para mí fue una satisfacción enorme cuando tuve en mis manos, por vez primera, el primer ejemplar de “El Vigía”. Llegué a considerarlo en ese tiempo como el logro más importante de mi vida, después de mi familia.
Hoy en día, cuando veo circular los vehículos de este periódico, con un logotipo que yo creé, que yo ideé, que yo armé, que le di diseño, color y lema, siento inevitablemente un regocijo muy interno.
Alguna vez alguien me cuestionó el por qué había regalado a los Padilla Ruiz mi idea. Jamás me he arrepentido --ni lo pensaría siquiera-- de haberlo hecho. Creo que en todos los años que laboré con ellos fue mucho lo que recibí como para pensar egoístamente.
Si yo decidí separarme del Grupo Padilla fue por mi voluntad, porque siempre he tenido vivo el “gusanito” de crear cosas propias. Por eso fue que, tras agradecerles --y les sigo agradeciendo-- la oportunidad que me dieron, me separé para crear mi propio medio. Y tuve el gusto de sacar un día a circulación mi periódico “Contraportada”. También totalmente ideado por mí.
Llevo ya casi diez años con esto y no me arrepiento, contrario a lo que se pudiera pensar, de mantenerlo vivo hoy a través de internet, en medio de los problemas económicos que literalmente a todos nos agobian.
Tomando en cuenta todo esto, y luego de analizar otro par de puntadas mías, como han sido el concepto de “La Ruckeada” en cuestión de música y de “Radiofons”, que vino a ser la primera radio por internet con programación en vivo en Guaymas, el “gusanito” de la creatividad se mueve de nuevo, y me vuelvo a preguntar… ¿y por qué no?
Hoy tengo cosas importantes para reiniciar caminos. Creo que tengo un poco de experiencia, mucha más madurez, y amigos en quienes confío plenamente para… sí, para emprender de nuevo.
Dios nos bendiga a todos.
¡Buen día!