Nunca como hoy el PRD mostró tanta debilidad en un proceso electoral en nuestra ciudad. Creo que en este 2015, la participación de los perredistas quedará en el más espantoso de los ridículos, y los síntomas ya advierten un resultado por demás claro.
Casi totalmente fragmentado, con sus ex compañeros convertidos ahora en rivales a muerte y diseminados en otros partidos políticos como el PAN, el Partido de la Revolución Democrática parece estar participando sólo en un simple protocolo electoral, pero sin mayor propósito que pelear, cuando mucho, por una regiduría, la cual en estos momentos se antoja muy difícil.
El profesor José Guzmán López González ve rotas las esperanzas de alcanzar una silla en el próximo Ayuntamiento, pero aun así se aferra a ellas. Su campaña se ve empañada tras la traición de algunos de sus ex colegas de partido, quienes sin previo aviso decidieron irse a apoyar al PAN. Porfirio Villa Brito aceptó integrarse como parte de una propuesta planilla azul y Víctor Marín Martínez aceptó la suplencia de la candidatura panista para la diputación local. Los tres querían ser postulados para la alcaldía.Esto provocó un desconcierto tal que muchos perredistas no votarán. Ni por su partido, y menos por los azules.
Desde la victoria de Sara Valle Dessens, el PRD nunca más aspiró a ganar la presidencia municipal de Guaymas. A partir de entonces, quienes han sido candidatos hacen proselitismo suficiente sólo para tener los votos que permitan asegurar el regalito electoral en la Comuna. Los discursos de cada uno de los que han “hecho” campaña son tan falsos como su deseo de servir a la comunidad. Es más atractivo percibir cerca de 20 mil pesos mensuales sin hacer nada, como los regidores actuales en Guaymas, que sirven para nada. Sólo para hacer bulto.
Así las cosas, tras los dramáticos enfrentamientos que sigue registrando luego de la desastrosa intervención de Andrés Manuel López Obrador, el PRD será en este proceso sólo un partidito del montón, de aquellos que, como otros, sólo buscan quedarse con la parte del presupuesto electoral que se les otorga y que se reparte entre sus líderes como si fuera un delicioso pastel de cumpleaños. Ah, y una regiduría.
Muy difícilmente, “el profe Guzmán”, como se anuncia por ahí, será parte de las decisiones del próximo cabildo. Su partido está literalmente destruido, y quizá esta sea la última oportunidad que tenga en su carrera política. Podría ser una triste despedida.