Desde siempre, los guaymenses recurrimos a la crítica, en
algunas ocasiones mordaz y lesiva, antes, durante y después de las fiestas de
carnaval. Y de manera recurrente “sugerimos” que nuestros festejos, de los más
antiguos del país según conocedores, debiera parecerse, aunque fuera un poco, a
otros eventos del tipo, como el de Mazatlán.
No falta quien exige que los organizadores vayan
directamente a aquel bello lugar para que se ilustren, tomen ejemplos, y vengan
y los apliquen a nuestros tradicionales festejos, los que algunos dan en
calificar como fiestas de rancho, vulgares, y corrientes, donde se cobra por
todo, y hay otros más osados que se atreven a “asegurar” que los organizadores
del evento se “clavan la lana”.
Y fíjese que analizando bien las cosas, yo también
quisiera que mi carnaval se pareciera un poquito al de Mazatlán. Lo veo tan
elegante, tan fastuoso, con esos grandes artistas, las descomunales bandas de
fama internacional, desfiles de carros alegóricos costosísimos y vestuarios de
las comparsas que seguramente costarán “un ojo de la cara”. Todo un derroche de
economía, pero también de ánimo y entusiasmo.
Y para entrarle más al detalle, le digo por qué me
gustaría que el nuestro, donde “se cobra por todo”, se pareciera al de Mazatlán:
Aquí, la coronación de la Reina de los Juegos Florales y
la entrega de los premios culturales son en el auditorio local, con entrada
gratuita y con un espectáculo que trata de ser decoroso, de acuerdo a la
ocasión. En Mazatlán, en la coronación de los Juegos Florales este año se
presentaron números especiales provenientes del Festival Cervantino, la
original Banda El Limón, Río Roma y Amaury Gutiérrez (cuyo espectáculo ya se
disfrutó aquí gratuitamente en ocasión anterior). Los costos por admisión, y le
pido lea bien, van de los cien a los 450 pesos, si es que usted quiere
presenciar el evento. (Le sugiero lea de nuevo para que se convenza de que leyó
bien)
Quiero que el Carnaval de Guaymas se parezca al de
Mazatlán porque allá, durante la coronación de la Reina del evento, se presentó
el finísimo grupo Pandora, en medio de un derroche de colorido y diseño,
mientras que aquí se hizo una coronación bastante decorosa con entrada libre
para quien quisiera presenciarla. Allá los costos fueron de los cien a los 500
pesos por persona para poder entrar.
Me encantaría que nuestra fiesta fuera similar a la de
aquel lugar, donde simplemente en la coronación de la reina infantil, algo que
aquí se hace en lugar público y abierto para todo mundo, se presentó Reik,
además de que se ofreció un mágico espectáculo de cine fantástico. Los costos
de admisión por entrar a la ceremonia infantil, variaron de los cien a los 450
pesos, insisto, por persona.
Hay otro evento cultural, que se llama Velada de las
Artes, que se desarrolla en el teatro Ángela Peralta, y donde se entrega el
premio Mazatlán de Literatura. Por ingresar a esa área, la gente debe pagar
boletos que cuestan entre 250 y 600 pesos.
Aquí, los comerciantes, sobre todo los del ramo
restaurantero, aprovechan los festejos de carnaval para subirle un poco más a
sus productos. En Mazatlán se hace una muestra gastronómica en la que
participan los dueños de restaurantes, con un menú amplísimo en medio de una
gran fiesta para niños, jóvenes y adultos. Allá se pelean por participar
activamente en este evento, mientras que aquí se ponen de acuerdo para vender
más caro.
Y le sigo: me gustaría que aquí hubiera también un Baile
de Fantasía (desaparecido este año), cuyos fondos van a dar a una causa noble,
y con un costo de admisión de 450 pesos per cápita. Se hace también un Baile de
Fachas donde se cobran 350 pesos por persona con utilidades también para un fin
noble, y un Baile Infantil, con una gran fiesta para los chiquillos de los 3 a
los 10 años.
Aquí se insiste mucho en que los juegos mecánicos
malamente quedaron fuera del área de Carnaval. Me gustaría que fuera como en
Mazatlán, donde la llamada “Feria del Carnaval” queda por allá a un costado de
las bodegas de Sam’s, muy aparte de Olas Altas, donde se desarrollan los bailes
populares. Para la Feria también se cobra un costo de entrada, de algo así como
30 pesos.
Finalmente, nos damos cuenta de que allá los festejos son
fastuosos y cargados de un colorido proveniente de una inversión cercana a los
30 millones de pesos. Sí, pero todo es consecuencia de que allá se cobra “hasta
por respirar”, mientras que aquí exigimos que todo sea gratis y de la misma
calidad que en la también llamada Perla del Pacífico.
A mí también me gustaría que fuera como en Mazatlán.