Ayer registraron formalmente sus pre candidaturas hacia la diputación federal del 04 Distrito Antonio Astiazarán Gutiérrez y Marco Antonio Ulloa Cadena, el primero por el PRI y el segundo por la coalición de partidos que integran Morena. Estuve presente en ambos registros, y cabe decir que tanto uno como el otro se muestran confiados en la victoria. Sin embargo, uno de ellos será el siguiente huésped del Palacio Legislativo de San Lázaro.
De Israel Quiroz Márquez es poco lo que se puede decir. Curiosamente, a medida que se acerca la fecha de inicio de las campañas para diputados federales, el panista ha desaparecido totalmente de los medios, en una actitud que parece un poco derrotista, y que empieza a desesperar a otros aspirantes azules a diversos cargos de elección popular. Pareciera que Israel se dio antes de tiempo.
Del otro candidato, que creo se llama Fermín Trujillo no puedo opinar. No lo conozco, no se quien es, no tengo idea dónde vive ni a qué se dedica. Y a quienes he preguntado no me han sabido decir de quien se trata. En fin.
Lo trascendente de los primeros mencionados es que, en ambos casos también, garantizaron que ofrecerán respectivas campañas de respeto, sin ataques a sus contendientes y sí de propuestas para la comunidad, que finalmente es lo único interesante. Ojala sus equipos de campaña así lo entiendan. En las campañas más recientes, en tanto los candidatos se dedicaron a platicar con los futuros electores, sus cercanos colaboradores se fueron de lleno a las “campañas negras”, algo que de alguna manera debiera ser fuertemente sancionado.
Hoy es común que hasta dentro de los mismos partidos políticos la gente se pelea. Vaya, ahí está por ejemplo en estos momentos los cuestionamientos entre perredistas que se andan peleando la candidatura por la alcaldía de Guaymas, algo que de un momento a otro va a “reventar” en un pleitazo fuerte, sin cuartel, de acuerdo a la costumbre. ¿Para qué, si finalmente se supone que tendrán que apoyar al que sea nominado?... bueno, al menos es lo que dice el librito.
Las autoridades electorales debieran establecer un compromiso en ese sentido, y obligar a los partidos a dejar a un lado prácticas que lo único que provocan es la ausencia de votantes en las urnas. Los bestiales pleitos que se han dado en ocasiones han derivado en marcados niveles de abstencionismo, y pareciera que a nadie le importa eso.
Esto apenas empieza.
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Lo que le pasó a mi amigo Juan Castro Salguero, a quien conozco de toda la vida, es para avergonzarse de algunos funcionarios públicos que tenemos en Guaymas. La actitud de la juez Ivonne Andrade Valenzuela debe corregirse de inmediato, porque no es posible que alguien con tan bajísimo criterio esté a cargo de un puesto tan delicado como ese.
Sin haber estado presente ahí y tras escuchar la versión de Castro Salguero puedo adivinar lo que pasó. Seguramente él perdió los estribos cuando se dio cuenta de que su justísima exigencia de no permitir que le robaran en una empresa gasera se estaba estrellando ante la absurda prepotencia de una juez que se creyó con el poder absoluto de meter (por primera vez en su vida) a una celda a una persona sin más averiguación que lo que le dictaba su pobre criterio.
Estas son cosas que no se deben permitir. Una persona así no debe estar en un cargo como esos. No quiero pensar que se trata de la misma juez calificadora que en otras ocasiones ha sido duramente cuestionada en los medios de comunicación por actitudes como la descrita hoy, cargada de una arrogante prepotencia que provoca, como en el caso de Juan, una angustiosa impotencia ante la injusticia cometida.
Yo le pediría a Juan que no deje por un lado la queja que se puso ante el departamento de Asuntos Internos y que exija que se le de el seguimiento debido. Me consta que atropellos de esta manera se pueden solucionar de la mejor forma: esa muchacha debe ser separada de su cargo, porque sólo así entenderá que a esos cargos se llega a servir, no a demostrar actitudes que sólo reflejan frustraciones personales.