Casi en los estertores de este año, en Guaymas se maneja la posibilidad de algunos cambios importantes dentro del engranaje municipal, cambios que finalmente vendrían a darle un giro radical a la forma en que se ha estado trabajando en algunas dependencias, en las cuales los resultados, evidentemente, no han sido los que se esperaban.Dentro de las cosas que se le pueden (y deben) criticar al alcalde César Adrián Lizárraga Hernández, ha sido la tolerancia que ha tenido con algunos funcionarios que, de plano, no respondieron a la confianza que se les otorgó. Al inicio de su administración advirtió que cada tres meses se harían revisiones sobre los resultados obtenidos en cada una de las dependencias, y dijo que quien no estuviera funcionando tendría que irse.
Muy pocos son los cambios hasta ahora. Algunos han funcionado, como el caso de Librado Navarro Jiménez al frente de la Dirección de Seguridad Pública, donde se vive un poco más de armonía, a la vez que se acentúa la exigencia de actuar con estricto apego a la Ley. Siendo abogado de profesión, por cierto con un prestigio ganado a pulso en la región, no podría el comandante policiaco actuar de otra manera.
En la Dirección de Desarrollo Social, Roberto Romero Guerrero trabaja bastante. Hay quienes dicen que su interés se centra en hacer un papel que le abra las puertas para una eventual candidatura a la presidencia municipal de Empalme, a donde acude cada vez que tiene oportunidad para “hacer presencia” (así dicen los políticos) y estar posicionado a la hora que el Partido Acción Nacional elija a sus prospectos.
Sin embargo, Roberto no debe olvidar, bajo ninguna circunstancia, que de momento el compromiso es con la gente de Guaymas, y atender, sobre todo, las inconformidades de algunas personas que se quejan de falta de seriedad en el cumplimiento de los programas que maneja esa dependencia.
Jesús Morales Uruchurtu llegó a la Dirección de Infraestructura Urbana y Obras Públicas por Cristina Navarro. Quizá aún sea poco tiempo para saber cómo va a funcionar al frente de la dependencia, pero tampoco debe dejar pasar mucho tiempo, sobre todo porque hay obras que evidentemente están retrasadas y tienen desesperada a mucha gente.
Como ejemplos, la avenida 12, donde desde hace un par de meses aparentemente se terminó la obra de pavimentación, los vecinos ya circulan con sus vehículos por ahí y un cerro de escombro invade la mitad de la calle 13, provocando un serio peligro para los transeúntes. Es un desorden, al igual que en la avenida 4, donde se pararon completamente los trabajos de repavimentación manteniendo a los habitantes del lugar bastante inconformes hasta ahora.
Igual en Comunicación Social, donde llegó un muchacho de Hermosillo de nombre Manuel Millanes a sustituir a Sandra Pineda. Todavía no podemos calificar su trabajo en cuanto a la proyección que dará a la imagen del alcalde, pero sí me atrevería a sugerirle revisar bien la ortografía de los boletines que se envían a los medios de comunicación, porque llegan con unas faltas de ortografía que se pueden considerar hasta inconcebibles.
No sé quien los elaborará, pero es bueno recomendar que el nombre del alcalde (César) lo acentúen en la e, porque de otra forma, suena como a una especie de mal augurio. Cesar (sin acento) quiere decir suspender.
Me he encontrado frases como: “Estando ahí, el presidente aprovecho para…”, “pues señalo que el presidente que tienen es una persona como…”, “Igualmente durante la sesión se presento el proyecto de egresos….”, lo que indica que tienen una fuerte rivalidad con los acentos.
Y sólo es sugerencia, conste.
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Gusto en recibir llamada telefónica desde Los Angeles, CA del amigo Eulogio Vergara, con quien compartimos parte de la etapa de estudios en el nivel preparatoria ahí en la “Flores Magón”, una extraordinario conversación en la que recordamos algunas de las más divertidas anécdotas de aquellos tiempos.
La despedida final fue: “me saludas al Charlie cuando lo veas”… ¿qué Charlie? le dije… y me contesta… “El Charlie Wattembarger”
