Y vuelta para atrás en el asunto del Cbtis-40. El pasado
fin de semana de nuevo “reventó” el conflicto y otra vez estuvo a punto de
llegarse a los golpes, todo esto como consecuencia de la absurda tibieza con la
que las autoridades i-responsables han tratado el caso de una escuela que tuvo
un prestigio muy notable, el cual ahora yace sepultado.
En el caso del problema del Cbtis, las cosas hay que
llamarlas por su nombre. Ha sido el total importamadrismo de las autoridades
educativas lo que ha permitido que el asunto haya llegado al estado actual, con
la polarización de los grupos en pugna y un gravísimo deterioro en lo más
sagrado que debería cuidarse: la educación de los estudiantes.
El caso de esa escuela, que llegó alguna vez a ser
considerada la mejor, ha sido tratado también hasta con cobardía, puesto que
quienes pueden hacer algo, en este caso la SEP, han tenido miedo de actuar con
la dureza que se requiere en casos como estos, y han preferido darle tiempo al
tiempo, con las desastrosas consecuencias que hoy todos estamos viendo.
Quizá el asunto no sea tan difícil de resolver. Queda
claro que la maestra Magali Arreola no pudo nunca controlar la situación. Es
evidente que esta dama no tiene la más mínima capacidad para haber resuelto
oportunamente un conflicto que se advirtió desde su llegada, y que incumplió
con el compromiso de hacer un trabajo entregado y responsable a favor de los
estudios de los chamacos.
Sus actitudes, que algunos tildan hasta de prepotentes,
nunca sirvieron para encontrar un punto de entendimiento con los maestros en su
contra, y el conflicto fue subiendo tanto de tono, que hoy enfrenta un estado
que tiene más tintes de caprichos personales que otra cosa. La señora ya no
puede ni debe seguir siendo directora del Cbtis. Y de eso ya no hay vuelta de
hoja.
Pero así como la SEP ha permitido este serio problema al
seguirla sosteniendo como maestra, igual han sido tolerantes con un grupo de
maestros que se han aferrado a tomar el mando del plantel, y para quienes
atender su compromiso de educadores vale menos que un cacahuate. La
descabellada actitud de detener clases y afectar profundamente el desarrollo
educacional de los muchachos no ha sido sancionada como sería lo más lógico: la
suspensión definitiva como profesores.
Lo que los maestros revoltosos del Cbtis han hecho, es
demostrar que su vocación no era precisamente la de ser educadores, porque para
ellos primero está el obcecado capricho de ver fuera de la dirección a Magali
Arreola, y recurren al grave atentado en contra del legítimo y obligado derecho
que tienen los alumnos de recibir clases. Ese tipo de personas pueden ser
comparadas con aquellos que, cual auténticos vándalos, provocaron un terrible
problema social recientemente en el estado de Guerrero.
Si a la SEP realmente le interesara resolver el delicado
problema que enfrenta esta escuela, cuyo prestigio sigue vertiginosamente en
picada, no se debe seguir actuando con ese total desprecio a su
responsabilidad. La directora no debe seguir como tal, pero los maestros
tampoco. Despedirla a ella y dejarlos como parte del personal docente, es tanto
como darles la batuta de la institución, y cuanto director sea nombrado por la
Secretaría estará bajo las órdenes y caprichos de los maestros que se habrían
salido con la suya.
Al Cbtis aún le quedan unos gramos de prestigio. Si no se
actúa de manera definitiva… no sé cuál será el futuro de ese plantel.