En octubre de 2005, hace ya 8 años precisamente, logré alcanzar uno de mis mayores anhelos. Después de mucho reflexionar, pensar, analizar, planear, etc., pude por fin publicar mi propio medio. Emprendí así un proyecto que, para ser honesto, me ha dejado más dolores de cabeza que progreso en lo personal, pero que me ha permitido tener la satisfacción de expresar, finalmente, mis propias ideas y pensamientos en torno a mi actividad periodística.
Esto tiene sus ventajas pero también sus desventajas. Entre las primeras, he logrado establecer entre la comunidad, si bien un poco de manera accidentada, la circulación de un periódico impreso que hoy renace con nuevos bríos gracias al apoyo de un entrañable amigo. Me da entre gusto y a veces congoja cuando la gente me pregunta por Contraportada. Hoy les digo con muchas esperanzas, otra vez, que ya estamos de nuevo en movimiento.
Otra ventaja es que esto me permitió ampliar mi círculo de amistades, muchas de ellas en franco apoyo a mi querido proyecto y otras más por un simple interés, pero amistades al fin. Se han consolidado las de quienes me han seguido a través de internet, vía por la cual nos hemos mantenido vigentes hasta ahora, y que sigue figurando como una buena opción para quien busca siempre la diversidad de opiniones en los medios de comunicación.