Hoy en día, los aceleres políticos están de moda. En los diversos partidos crece la efervescencia por saber los nombres de quienes serán postulados para los diversos cargos de elección popular, y como suele suceder, prácticamente definidas las candidaturas para las alcaldías, hay quienes buscan iniciar o perpetuar sus carreras políticas a través de las nominaciones a las diputaciones, federales y locales.
Esto ocurre en medio de un drama: la madrugada del domingo, otro joven más perdió la vida mientras viajaba con otro muchacho a bordo de un vehículo. La historia no tiene mucha diferencia con otras tragedias similares: los jóvenes viajaban con marcado exceso de velocidad por el bulevar Faustino Félix, una reacción muy natural en los chavos de hoy en día una vez olvidado el accidente que días, semanas o meses atrás mató también a otros que vivían divertidamente su juventud.
Usted dirá que no existe ninguna relación entre una y otra cosa. Sin embargo, déjeme comentarle que a los largo de los casi 30 años que llevo en este medio, he conocido infinidad de candidatos a diputados que, como letanía bien estudiada y extraída de discursos anteriores, se refieren a los problemas de la juventud como algo que lo llevan en el alma, en sus pensamientos, y a veces hasta se atreven a decir que parte fundamental de su trabajo en las legislaturas será para recomponer la situación en la que se encuentra actualmente la población juvenil.
La verdad es que la inmensa mayoría de los que llegan ahí muy pronto echan al cesto de la basura sus discursos.
Bien, al punto que pretendo llegar es a que, aún cuando nos queda muy claro que los muchachos de hoy en día buscan desesperadamente la muerte, quizá como una forma --dicen los psicólogos-- de llamar la atención, los Congresos tanto estatales como federal han olvidado que sus compromisos no se circunscriben únicamente a “trabajar” para asegurar un futuro en el quehacer público, y que ante el evidente descontrol que enfrenta nuestra juventud actual, es imperiosamente urgente legislar en torno a esa materia.
Me gustaría que cualquiera de los legisladores que me hacen el favor de leerme me comentara acerca de las últimas iniciativas que presentó para tratar a fondo el problema de los jóvenes, y buscar, a través de la legislación, la forma de ir acabando paulatinamente con sus problemas, entre éstos el fácil acceso que tienen al consumo de drogas y alcohol, al desenfreno que existe en el aspecto sexual y en la abrumadora falta de oportunidades de empleo, inclusive hasta para los que logran terminar una carrera universitaria.
En los tiempos actuales el joven se siente solo, como un sector que carece de importancia ante un ambiente político en el que sólo incursionan los “hijos de papi” o los amigos del gobernante en turno, en tanto que el grueso de la juventud, la misma que quisiera tener frente a sí las oportunidades necesarias para su desarrollo, se va perdiendo en la angustiosa postura de tener que conseguir un trabajo hasta de lava-carros para poder sobrevivir, aún cuando ésta sea también una tarea digna.
Quizá esa sea una de las razones por las que muchos jóvenes buscan, a través del excesivo consumo de alcohol y las drogas, de la velocidad y de muchas otras vías, concluir con sus vidas. Las opciones son muy pobres, y aún así, los que pudieran hacer algo para buscarles alternativas de solución, están muy ocupados viendo que les va a tocar en las próximas reparticiones políticas.
La juventud es el futuro de México, dicen… pero los grandes les ponemos demasiados obstáculos para eso.
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En relación al tema anterior, pero incursionando en el camino rumbo a las candidaturas, insisto que para tener sensibilidad en la función pública, se requiere haber vivido las mismas experiencias que a diario enfrenta el trabajador, el obrero, el jornalero. Hay candidatos que por haber nacido en pañales de seda se ríen cuando les platican que hay gente que sufre de hambre porque no tiene recursos para calmarla. No lo creen porque nunca lo vivieron.
Los partidos deben irse olvidando de seguir siendo manipulados por los riquillos de abolengo también político, y si realmente tienen intenciones de cambiar el rumbo de México, postular entonces a gente que conoce realmente las necesidades de las clases populares.
Si en el PRI quieren tener un buen candidato a la diputación local, en lo particular me sigo inclinando por Ramón López Meza, quien llegó a la dirigencia del sindicato petrolero precisamente por eso, por ser un hombre que tiene la suficiente sensibilidad para ser un gestor constante de la solución de los problemas de sus representados. Por eso la gente del gremio lo aprecia y lo respeta.
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En el PAN, sostienen que Manuel Aguilar Juárez será candidato a alcalde de Guaymas. Lo he tratado muy poco, en lo particular, pero gente íntimamente ligada a él, y otros que se han ido integrando a su equipo, sostienen que podría ser un buen alcalde, derivado esto de que su interés principal no es la política, sino el propósito de seguir conservando su trayectoria como buen administrador.
Quizá sea lo que realmente se necesita para hacer un buen trabajo. Es decir, estar alejado de proyectos políticos personales y sólo tratar de aprovechar oportunidades para servir bien.
Ojalá las cosas sean para bien.
Gracias, y que Dios le bendiga a usted su día.