Pues con la novedad de que ya
salió la convocatoria del PRI para la elección “democrática” de su nuevo Presidente,
luego de que Susana Corella Platt estatutariamente (así lo dicen ellos) cumplió
con su periodo como Presidenta del Partido.
Esto lógicamente “para de
pestañas” a quienes tienen intereses muy bien definidos en torno a su futuro
político, como el caso del alcalde Otto Claussen Iberri, quien buscando
acomodar las piezas de acuerdo a su personal conveniencia, busca sustituto para
su tesorero Manuel Ibarra Gil, a quien quiere, a toda costa, poner en lugar de
Susana.
Es curioso: no hace mucho
tiempo, el alcalde tuvo que ser fuertemente reprimido porque literalmente tenía
en estado de abandono a la presidenta priísta. Tuvieron que sentarlo y
preguntarle que si a qué estaba jugando. Que ahí los intereses que cuentan son
los del partido y no los de alguien que ha estado acostumbrado a estar siempre “mamando
de la ubre” presupuestal.
Al menos en apariencia, el
alcalde habría entendido el mensaje, pero todo indica que no es así. Quiere
imponer a Manuel en la dirigencia del partido, y esto a pesar de que sería una
clara muestra de que la lealtad con él como amigo no es tan cierta, habida
cuenta de que los golpes más recientes que ha recibido el aún funcionario
municipal, han sido por culpa del Munícipe.
Al Presidente Municipal se le
hizo fácil ordenarle, a su estilo autoritario, que suspendiera pagos a una
cantidad impresionante de proveedores, causándole con esto un buen costal de
enemigos al encargado de las finanzas públicas, por lo que un eventual ingreso
de Manuel a la dirigencia del partido no sería precisamente para convertirlo en
un factor de unidad en el gremio priísta, sino todo lo contrario.
Si ya de por sí Otto trae una
carga bastante negativa entre sus compañeros de militancia en Guaymas por haber
traído a toda una pandilla de desconocidos a gobernar al Municipio, dando un
puntapié en el trasero a la capacidad que tienen decenas de priístas que, por
lo menos, conocen bien los problemas de la ciudadanía, al contrario de quienes
están tomando aquí un periodo vacacional de tres años.
Ahora bien, extraña el juego
del alcalde cuando supuestamente todo su apoyo político es a favor de Luis
Enrique Bárcenas “El Gato”, a quien apresuradamente perfilan como prospecto
para la candidatura a la alcaldía guaymense. Meter a Manuel a la dirigencia del
partido es revivirle sus propósitos de ser el aspirante tricolor en la
contienda del 2015. Luego entonces, la intromisión del alcalde podría ser más
desafortunada que de buenas perspectivas para el próximo proceso electoral.
En el PRI ocupan de alguien
que, de entrada, tenga la habilidad suficiente para recomponer la imagen del
partido ante la desconcertante administración pública. Ahí se tiene que hacer
un esfuerzo descomunal para hacerle entender a la desconfiada ciudadanía que el
PRI sí sabe gobernar, porque ahorita el horno no está precisamente para los
bollitos. Y Manuel es gente directa del alcalde en turno.
Ahí se requiere de alguien que
tenga habilidad política, excelente mano izquierda, una muy buena imagen ante
la opinión pública, no tener conflictos CON NADIE, incluyendo medios, partidos
oponentes, etc., con una limpia trayectoria dentro del partido, pleno
conocimiento de los principios básicos del mismo, trato respetuoso y digno
hacia los demás.
Y quizá algunos piensen que no
existe alguien así dentro del gremio priísta, pero por supuesto que lo hay.
El PRI necesita medicinas. Hay
que buscar a alguien que pueda recetarlas.