domingo, 22 de mayo de 2011

Se revuelven las aguas...

A nadie debiera extrañar lo que está pasando en los partidos políticos. Son tiempos pre-electorales los que estamos viviendo, y muchos se asustan porque hay quienes empiezan a exhibir sus pretensiones para estar en el marco político el año próximo. Lo importante sería que los demás empezáramos a analizar con seriedad (insisto, con seriedad) el perfil de cada uno de ellos.
Los cuestionamientos, las acusaciones, inclusive los comentarios ofensivos, sólo son desgastantes, y no permiten aclarar un panorama que regularmente se empaña antes de empezar. Dirán que la costumbre que empieza a tornarse ancestral en Guaymas, de exhibir primero de la peor forma a los pre-candidatos, ya es eso, precisamente. Pero también es una forma de inmadurez de un pueblo que, como el de Guaymas, jamás está conforme con lo que tiene.
Pretendamos hacer un análisis serio de todo este asunto, y tratemos de encontrar las razones por las cuales algunos personajes de Guaymas y Empalme quieren estar en la palestra electoral de 2011. Buscaremos hacerlo así, sin incurrir en la intromisión de asuntos personales, salvo en los casos en que éstos sí pudieran ser un riesgo en el aspecto moral para la ciudadanía. Sólo en eso.
En el PAN, lo que hace algunas semanas se había presentado como un hecho insólito pero con el aparente propósito de tranquilizar las cosas antes de que éstas se revolvieran, empieza a complicarse. Una señal llegada de Hermosillo estableció que Manuel Aguilar Soto sería el candidato a la presidencia de Guaymas. Amistad, confianza, buenas relaciones con el actual mandatario sonorense definirían las cosas así. Y de paso, dicen, no permitiría enfrentamientos estériles que pondrían en riesgo la continuidad panista en el gobierno municipal.
Las cosas ya se revuelven, y de fea manera. Y es lo peor que le puede pasar al PAN en estos momentos. Con una administración que sigue dando tumbos en su forma de gobernar, que no encuentra todavía “la cuadratura al círculo” y que a pesar del avance en obra que se observa en algunos puntos de la ciudad, no pueden recomponer la imagen política, lo que de cualquier manera implica un riesgo para el proceso electoral.
Es cierto, se han dado encuentros a través de los cuales el dirigente panista Francisco Javier López Lucero pretende tranquilizar las aguas, pero las intenciones han resultado hasta ahora infructuosas. Alonso Arriola Escutia y Oscar González García pretenden un proceso democrático para elegir al candidato. No están dispuestos a dejar ir esta oportunidad que dicen tener para pelear por la alcaldía de Guaymas. Las cosas podrían pintar mal en el futuro inmediato del panismo guaymense.
En este caso, los tres, ellos solos, deben sentarse a platicar, pero tratar de hacerlo con madurez y responsabilidad. Las imposiciones y los caprichos no sirven para vigorizar a un partido, menos de frente a un encuentro electoral. Si son gente con criterio y realmente quieren estabilidad para el municipio, es tiempo de que dejen de dirimir diferencias públicamente y se sometan al razonamiento que conlleve a un acuerdo común y las mejores perspectivas para su partido. Los intereses personales deben hacerse a un lado. Sin embargo, parecen no entenderlo.
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Con un criterio innegable, Ramón López Meza respalda las pretensiones de Pedro Romano Terrazas para llegar a la presidencia del comité municipal del PRI en Guaymas. Se suma de esta forma a los respaldos que ha estado recibiendo el único priísta que ha estado buscando quedar al frente del partido.
Me parece muy madura la postura del dirigente sindical de PEMEX y también regidor de la actual administración: “podremos tener una manera distinta de pensar en cuestión de ideología dentro de nuestro partido, pero en estos momentos él representa unidad, y es lo único que debe interesarnos a los priístas”.
En lo personal, he insistido con frecuencia que López Meza es uno de esos pocos valores priístas rescatables en la actualidad. Ojala el PRI no tenga la ocurrencia de dejarlo fuera de la jugada electoral. Sería un craso error.
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Fernando Miranda Blanco aún pretende llegar a la nominación panista para la diputación federal. Si así fuera, quedaría claro que en el PAN las costumbres priístas han invadido los sanos propósitos albiazules por designar a candidatos ganadores y se persiguen otro tipo de intereses.
Miranda Blanco no tiene la suficiente presencia en Guaymas, Empalme y otros municipios del distrito como para contender por ese cargo. Muchos panistas siguen inclinándose abiertamente por Gastón Lozano González porque este muchacho representaría, tan sencillo como eso, la mejor garantía en estos momentos para que el PAN ganara por vez primera esa posición.
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Podría ponerse interesante la participación de la izquierda en el próximo proceso electoral en Guaymas, si se aterriza un proyecto que se maneja para establecer una alianza entre el PRD, Convergencia y el PT, que de esta forma buscarían entrar a una disputa en la que por primera vez estaría una inmejorable oportunidad para los llamados partidos chicos.
Se maneja que al frente de esta alianza, como candidato a la alcaldía guaymense, figuraría el licenciado Librado Navarro Jiménez, a quien inútilmente trataron de perjudicarle la imagen durante su trabajo como Director de Seguridad Pública. Antes bien se fortaleció su imagen, y es lo que aprovecharían los partidos de izquierda en Guaymas.
Ya verán.
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Que la regidora Blanca Nohemí Sánchez Lara externó su deseo de ser alcaldesa de Guaymas una vez que César Adrián Lizárraga Hernández haya renunciado para ir a buscar la diputación local.
¡Dios mío!