lunes, 5 de noviembre de 2012

Son delincuentes… ¿y?

Esta mañana, el alcalde Otto Claussen Iberri se presentó ante los diversos sectores de la comunidad, para, ya de una manera más oficial, repetir lo que desde que asumió las riendas del Municipio viene asegurando: Guaymas está en la ruina total.
Habló buen rato. Dijo que los panistas que concluyeron la pasada administración le dejaron un desorden financiero por el orden de los 200 millones de pesos, y enumeró una a una muchas de las irregularidades que se encontraron en la mayoría de las dependencias municipales. El caos de la Comuna es el estado natural después de las trapacerías --dijo-- que se cometieron en ese período.
Ahí estuvieron para escuchar su letanía el diputado local Marcos León Perea, el comandante de la IV Zona Naval Militar Arturo Bernal Carrazco, sus funcionarios, regidores y un largo etcétera. Y tras arremeter duro con los señalamientos (literalmente dijo que los que se fueron son unos delincuentes), dijo, sin meterse a detalles, que se buscará emprender acciones de rescate para tratar de resarcir el daño hecho.
Habló de una reducción hasta de un 20 por ciento en la nómina del Municipio, un programa de austeridad administrativa al parejo de la búsqueda de ingresos, incluyendo la de una línea de crédito porque de momento todas están canceladas. En términos generales, dijo que se van a reducir todos los gastos del Ayuntamiento.
Pues… todo podría estar muy bien. En sí, se me hizo demasiado aparatoso el evento para lo que Otto tenía que decir, puesto que sin hacer tanta alharaca, pudo haberse llevado a cabo a través de los diferentes medios de comunicación. Pero bueno, a alguien se le ocurrió que podría provocar más impacto si se hacía de esa forma, y además, a las 7 de la mañana, cuando la modorra aún no desaparece en muchos.
Sólo que el evento en sí creo que resulta ser un arma de doble filo para el Munícipe. Por un lado podríamos entender cuáles serán las razones de la anunciada ineficacia en el suministro de los servicios públicos (se pone le huarache, pues), pero por otro lado, exhibidos ya los panistas como delincuentes, si no recurre a los procedimientos legales para meterlos a la cárcel, el alcalde guaymense quedará como cómplice de ellos. Así las cosas.
Asegura haber descubierto muchas operaciones ilícitas dentro del proceso de entrega-recepción, y que tras profundas investigaciones se llegó a conclusiones concretas: se deben cerca de 200 millones de pesos. Pero en medio de todo eso, hay operaciones muy raras que evidencian los delitos cometidos. O sea, dijo que robaron, para terminar pronto. Y el que roba es delincuente. Y el delincuente tiene que estar en la cárcel.
Y si el alcalde no procede contra quienes le dejaron semejante broncón, entonces el Munícipe sería un aliado de aquellos que pretenden evadir, de acuerdo a lo que él expuso, la acción de la justicia.
Hasta la fecha, soy de los que sigue sosteniendo que Manuel Aguilar Juárez perdió la disputa electoral por la alcaldía por causas ajenas a su voluntad. Convencido estoy de que este señor hubiera hecho un excelente trabajo como alcalde, por las razones que usted le quiera sumar: sus buenas relaciones con el Gobierno del Estado, su constante apoyo (casi siempre de manera anónima) a distintas causas sociales y una serie de cuestiones que sería largo enumerar. Pero bueno… el hubiera no existe, dicen por ahí.

Don Manuel perdió por culpa de los panistas. Y los panistas van a seguir perdiendo por culpa de ellos mismo. Los panistas quisieron solapar la desmedida ambición corrupta de César Adrián Lizárraga Hernández protegiéndolo incluso por encima del entonces candidato a Presidente Municipal, y en ese absurdo afán llevaron a la derrota a quien comúnmente es el aspirante sobre quien se ofrece mayor protección electoral.
César Lizárraga.
Sabedores todos de las prácticas corruptas que distinguieron el paso de Lizárraga Hernández por la administración pública, le siguieron su juego perverso, siendo muy pocos, unos cuantos nada más, los que se atrevieron a “abrirse de capa” y reprobar la pésima actuación que como alcalde tuvo. La mayoría, se decidieron por apoyarlo abiertamente en la campaña y descuidaron aspectos fundamentales para concentrar más apoyo en la tarea electoral por la Presidencia Municipal. Las consecuencias de sus errores fueron desastrosas. No ganaron nada en el distrito.
Y aún cuando la sombra de Lizárraga Hernández hundió literalmente a todos, siguen confiando en una persona que lo que menos inspira es precisamente confianza. Prueba de ello que la reunión que sostuvo Manuel Villegas Rodríguez, Jefe de Oficina de la Secretaría de Gobierno en Sonora, con un grupo de panistas para “convocarlos” a reagruparse, unirse y trabajar “hombro con hombro”, se realizó precisamente en la casa de uno de los alcaldes más corruptos de los que se tenga memoria, el hoy tristemente célebre César Adrián, el mismo al que los panistas quieren premiarlo con un cargo en el Gobierno del Estado. ¿¿Cómo es eso??
Manuel Villegas.
La ciudadanía está muy agraviada por la dirección que Lizárraga Hernández dio a la administración pública. Hoy la ciudad está literalmente en tinieblas cuando este invirtió (¿?) alrededor de 45 millones de pesos en alumbrado público. La falta de mantenimiento en las calles se evidencia con el estado desastroso en que se encuentran, y se pavimentaron calles que le dejaron fuertes ingresos en lo personal. ¿Se puede entender? Se habla de propiedades con costos millonarios, mientras la lista de acreedores se incrementó de manera impresionante. Un período de gobierno municipal que se caracterizó por el cinismo y la corrupción.
A mí no me queda duda alguna de que Omar Núñez Caravantes es un hombre bien intencionado. Ha aprendido mucho, ha desarrollado más en lo político y en el servicio público. Es un buen elemento de lo poco que queda rescatable dentro del PAN. Pero creo que haber permitido que la reunión se hiciera en la casa del corrupto ex alcalde fue un inicio desafortunado. Se da a entender que contará con el apoyo de quien ya se siente arropado por las cúpulas del poder en Sonora, aún con la negra historia que lo caracteriza ante los guaymenses.
De tal forma que, para que Núñez Caravantes pueda empezar una tarea de reestructura en el albiazul, es de elemental importancia que se sacuda influencia tan negativa y empiece a trabajar en base a principios políticos personales, que sé que los tiene. Porque de otra forma, con ese tipo de apoyos, las cosas serán muy difíciles para él.
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El día 13 del mes en curso, Javier Millán Vázquez será sometido a doble intervención quirúrgica. Una de ellas es con la aguja de radiofrecuencia magnética para “quemar” un tumor, y la otra, algo delicado también, la aplicación a través de la arteria partiendo de la ingle, de partículas de platino y quimio para embolsar la parte del hígado dañada.
Ambas son muy riesgosas, pero llama la atención el optimismo con que Javier asume el reto, confiando en que la mano de Dios será la que guíe la de los médicos que lo someterán a tan delicado procedimiento.
¡Suerte, Millán!