Establecidos ya los gobiernos de Guaymas y Empalme, con
Otto Guillermo Claussen Iberri y
Héctor Moisés Laguna Torres, respectivamente, empiezan nuevas etapas en ambos municipios.
En el caso de Guaymas reviste particular importancia porque aquí cambian las siglas políticas dentro del gobierno municipal. Termina un experimento panista de tres años que, por culpa directa de un chamaco inexperto y ambicioso, vino a convertirse en un auténtico drama para la comunidad. Los resultados saltan a la vista.
Ayer, en su primer mensaje como Presidente Municipal, Claussen Iberri hizo una advertencia muy clara: a partir de este lunes iniciará una serie de auditorías a la pasada administración, y de lo que se encuentre se actuará en consecuencia conforme a derecho. Mostró molestia en su discurso por las condiciones en que se encuentra Guaymas y responsabilizó al gobierno panista de ello.
Cierto es que el mensaje de Claussen Iberri tuvo respuesta inmediata del representante del Gobernador
Guillermo Padrés Elías,
Ernesto Munro Palacio, quien criticó lo que llamó “fanatismos políticos”. La postura del Secretario Estatal de Seguridad Pública advirtió un posible rechazo a una futura actuación del actual Ayuntamiento, aunque después suavizó las cosas llamando “amigo” al nuevo alcalde.
Sabrá Dios cómo van a estar las presiones para el desarrollo de la nueva Comuna. Desde ahora se advierten problemas en el suministro de recursos por ser de ideologías distintas Gobierno del Estado y Ayuntamiento. Sin embargo esto podría dirimirse si la administración priísta pasa por alto todo el desorden que dejó
César Adrián Lizárraga Hernández, lo cual le daría a este la tranquilidad que no logra desde que todos los tribunales repudiaron sus intentos de impugnar la elección que le ganó
José Luis Marcos León Perea.
Otto encuentra una administración muy maltratada, con escasez de recursos económicos, con una infraestructura con marcado deterioro, sin alumbrado público y con deudas millonarias con proveedores. El caso de PASA es de extrema preocupación, porque de ello deriva la acumulación extrema de basura en distintos sectores de la ciudad. El esfuerzo tendrá que ser extraordinario para sacar esto adelante.
Por su parte,
Héctor Moisés Laguna Torres entra con todo entusiasmo y confianza a administrar los recursos de los empalmenses. En su caso, lleva la ventaja de recibir una administración saneada, sin dinero pero sin deudas espantosas. El equipo con que trabajará es en un 70 por ciento el mismo con el que concluyó la pasada administración, lo que facilitará el control de las cosas.
Laguna Torres tiene una excelente oportunidad de hacer un buen trabajo. Ojalá no lo desaproveche.
