lunes, 3 de junio de 2013

Aún exigen justicia

Documental “ABC, Nunca más” busca que tema no se olvide y se castigue a responsables: Ultreras
Angélica Beltrán
Palacio Legislativo de San Lázaro a 3 de junio de 2013.- El director del documental “ABC, Nunca más”Pedro Ultreras explicó que el film busca ser una herramienta para que los padres que perdieron a sus niños en el incendio de la Guardería ABC, encuentren la justicia que reclaman desde hace 4 años; y para que México conozca más a detalle lo que pasó.
Al inicio de la proyección en la Cámara de Diputados, el cineasta refirió que apoyará la lucha de los afectados, ya que la indemnización que se ha entregado no significa nada; lo que ellos buscan es que se castigue a los involucrados, entre los que han mencionado a Francisco Molinar Horcasitas y Daniel Karam, ex directores del IMSS; al ex gobernador de Sonora, Eduardo Bours y a los dueños de la guardería.
Invitado por la diputada de la fracción Movimiento Ciudadano,  Zuleyma Huidobro, el creador del documental agregó que su objetivo es que México conozca el sufrimiento de las familias que perdieron a sus hijos; así como que conozcan la red de impunidad, de corrupción y de la negligencia que ha imperado en torno al accidente del pasado 5 de junio de 2009.

FJR: una sucia competencia

El sábado anterior hubo proceso interno del Frente Juvenil Revolucionario para elegir a su nuevo cuadro directivo. Los chamacos priístas se enfrascaron en una lid interna que, en realidad, no dejó nada nuevo: mapacherías, marrullerías, argucias, trampas, ataques directos, mentiras, coacción y todo lo que usted quiera agregar. Ahí hubo de todo.
Finalmente pasó lo que siempre pasa: la juventud priísta quedó partida en dos y hasta en tres. Trabajarán en el FJR sólo aquellos que “ganaron” un proceso profundamente amañado. El resto de la gente, inclusive los que fueron a votar por ellos, acarreados  de una forma por demás cínica y descarada, ya no se volverán a parar nunca en el PRI. Bueno sí, cuando de nueva cuenta se les coaccione a votar por su “candidato favorito”.
Ganó una muchacha cuyo nombre no tengo a la mano, pero sé que se apellida Pérez. Es hija de Víctor Pérez Azcolani, un “dinosaurio” priísta que hizo uso de todo lo aprendido a lo largo de su trayectoria como militante del PRI para hacer que su hija ganara. Aquí no se trataba de que la muchacha aprendiera a competir. El propósito era ganar a como diera lugar y haciendo uso de los recursos posibles. La niña no podía perder.
Del lado contrario, estaba Luis Fernando Páez Bolaños, de oficio maestro y excelente baterista. Joven entusiasta, muy trabajador, descendiente de un matrimonio que han sabido colocarse socialmente como una pareja ejemplar. De ideas positivas, con mucho empuje derivado de una mentalidad limpia y noble, y con el sano propósito de ir a una competencia que -- creía -- iba a estar cargada de limpieza y honestidad.
Tarde se dio cuenta Luis Fernando que para poder aspirar a un “legítimo” triunfo, tenía que haber aprendido antes a jugar sucio, a coaccionar, a hacer trampas y traicionar. Tenía que saber que venía lo peor, como que una noche antes los vidrios de su carro y el de su padre iban a ser convertidos en añicos por… ¿por quién? Nunca se sabrá quienes fueron, pero ¡cómo mueve a sospecha que haya sido precisamente una noche antes de que entrara a una competencia política en el PRI!
Le faltó entender también que había que pagarles a delincuentes o prostitutas para que éstos atentaran contra sus enemigos. “Le faltó colmillo” a este joven para advertir que un tal Uribe le había pagado a una suripanta para que, en el momento oportuno, pasara “casualmente” por donde estaba su esposa y de manera agresiva le arrebatara un teléfono celular y la lista de los delegados que tenían. Ni modo, la mujerzuela se lo gritó a los policías cuando también “casualmente” pasaba por el lugar el tal Uribe. “Él fue el que me pagó para que lo hiciera”.
Tampoco entendió a tiempo Luis Fernando que había que aprender a ser un cobarde rajón que, como Saúl Regalado, sólo participó para hacerse de votos que, con una “declinación”, bastaron para sumarse a la “ganadora”. Aún así, pudieron levantarse con la “victoria” con una miserable diferencia de 20 votos. La muchacha sola hubiera sido derrotada de manera contundente. Pero su “dino-papi” vino en su salvamento.
Le faltó, pues, a Luis Fernando, entender que estaba en una competencia priísta. Y asimilar que la gente de pensamientos positivos, con una visión modernista y prometedora, no tiene cabida en un partido donde todo es desaseo y traición. Es lógico suponer que sus propósitos de participar en política se van a ver profundamente lastimados después de la porquería que le hicieron.
Sin embargo, algo debe quedarle de lección a este muchacho. Su integridad moral como persona no ha sido trastocada en lo más mínimo. Su forma de pensar, sana y positiva, está intacta. De lo único que lo pueden acusar es de no haber incurrido en marrullerías para hacerse de votos. Los suyos fueron limpios, todos. Que le hayan ganado entre dos contendientes (?)  por la ridícula diferencia de 20 votos, debe dejarle claro que todos los que fueron a apoyarlo lo hicieron convencidos de que él sí significaba un cambio positivo entre la juventud priísta.
Mientras tanto, hay que felicitar a la ganadora. Está recibiendo extraordinarias lecciones de su señor padre. Por eso ya empieza a ser noticia importante en torno a lo sucia que sigue siendo la política priísta.

Buen futuro.