jueves, 13 de septiembre de 2012

¿Madurez política?


En un hecho que hace unos meses hubiera parecido imposible, los gobernadores panistas del país, entre ellos Guillermo Padrés Elías, se reunieron este miércoles con Enrique Peña Nieto, quien está a un paso de convertirse en el nuevo mandatario mexicano. Los azules y el priísta acordaron trabajar, al menos en la palabra, con armonía y en la búsqueda de mejores perspectivas para el país.
Si el encuentro fue de buena voluntad, habría sido una muestra de madurez, algo que no vemos desde hace décadas entre la clase política de todos los niveles en México, donde los intereses de los grupos económicos han prevalecido por encima del orden y el bienestar colectivo, llevando a las clases populares a un estatus económico que todavía se advierte difícil de superar.
Dicen los panistas, para contrarrestar las críticas que esto pueda provocar, que no serán oposición durante el gobierno “peñanietista”, pero sí una fuerza democratizadora y modernizadora (sic), esto para atender la promesa de relación respetuosa y de total apertura al diálogo (otra vez sic) de Peña Nieto. La verdad es que leerlo coloca un signo de interrogación en la cabeza.
Y es que la costumbre en México es de imposición y rechazo. Quien está en el poder, sea del color que sea, impone, y quienes están en la oposición rechazan. Hace décadas que no existe una congruencia política que permita a México superar sus miles de problemas, y al menos este encuentro como que no inspira mucha confianza. Cuantos ensayos se han hecho así, y finalmente todo vuelve a quedar donde mismo.
En todos los niveles de gobierno pasa lo mismo. En Sonora, Padrés Elías buscó quedarse con la mayoría de diputados en el Congreso del Estado para poder facilitar la legislación de sus iniciativas, porque los bloques opositores se han negado sistemáticamente a permitirle llevarlas adelante. Si son buenas o malas no es lo importante. Hay que apoyar a los grupos económicos que están contra la política gubernamental. Lo demás sale sobrando.
En los municipios, los enfrentamientos entre los regidores de los diferentes partidos políticos favorecidos con la benevolencia electoral son cruentos, y en algunos casos llegan hasta los golpes. Si las evidencias de un gobierno que no responde a la comunidad se multiplican por todos lados, los ediles consideran que se hizo un buen trabajo si se defendieron los intereses de partidos o particulares. Esa es la forma de hacer política.
Yo no creo mucho en la “buena voluntad” de Peña Nieto por atender los planteamientos de la oposición, y mucho menos de los panistas, y tampoco creo que éstos estén muy interesados en apoyar el trabajo de gobierno del virtual Presidente de México. No veo en el futuro gobierno síntomas de apertura para tratar de buscar el beneficio de los habitantes de la Nación, si detrás de él está  una estructura de la que forman parte algunos de los principales sátrapas de la historia más reciente en el país.
¿Les damos el beneficio de la duda?