De repente, un municipio prácticamente perdido en la inmensidad del territorio mexicano se convierte en noticia de los principales noticieros del país. Tubutama, Sonora, pasa a ser motivo de preocupación a nivel nacional al prácticamente huir todos los miembros de la corporación policiaca, ante la mortal amenaza del crimen organizado, algo que evidencia que en Sonora las cosas no están del todo bien, muy obviamente.
Santos Castañeda Barceló, alcalde del lugar, reconoció que como autoridad ya no pudieron hacer nada para evitar lo que se volvió un pueblo sin ley. El delincuente llegó y se adueñó de todo, inclusive del mando policiaco, al que aniquiló a punta de tiros. Y en menos de lo que pudiera imaginarse, Tubutama pasó a formar parte de las estadísticas más dramáticas a nivel nacional.
La mañana de este viernes, el alcalde aparecía en los noticieros de cobertura nacional, advirtiendo que muchas familias, de plano, abandonaron su patrimonio para irse a radicar a otras partes. Las imágenes de la televisión mostraron varias casas abandonadas, ante el temor --dijo el alcalde-- de sus ahora ex moradores de ser víctimas también de la delincuencia organizada.
El Congreso, preocupado al menos en apariencia por esa situación, va y sesiona a ese lugar, según esto por la necesidad de hacer algo urgente por sus residentes. Poco se hizo. Se dijo ahí que un mando policial único en Sonora podría debilitar la presencia delictiva, pero sin aportar más perspectivas que permitan pensar a los “tubutamenses” que, como por arte de magia, los problemas se terminaron.
Vaya, esta mañana se publica una nota donde se dice que Tubutama está en calma. Claro: la presencia legislativa llevó también a cientos de elementos policiacos, militares y toneladas de equipo de guerra. Pero los diputados ya se regresaron, y seguramente, cuando el ejército y las policías federal y estatal vean que “todo está en calma”, abandonarán el lugar y con ello el pueblo quedará nuevamente desprotegido. El delincuente se ríe de todo eso.
Hace falta mucho más para pensar que en Sonora las cosas están bien en materia de seguridad pública. Se habla hasta de liderazgos en ese rubro, pero hay muchísima gente en nuestra entidad que todavía siente el dolor de haber perdido a sus seres queridos, y que diariamente vive con la zozobra de lo que pueda pasar en cualquier momento. Y eso ocurre en Tubutama, Ciudad Obregón, Hermosillo, Nogales, Sáric, Álamos y para donde usted voltee.
Mientras se persista en enfrentarse a gente sedienta de sangre y no se ataquen directamente los orígenes de la delincuencia, este asunto no va a terminar. Los delincuentes brotan a diario por todos lados, y sigo creyendo que pretender acabarlos a balazos es absurdo. El desorden es evidente, y eso demuestra la desesperación oficial por un asunto que se les sigue yendo de las manos.
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El PRI Guaymas está ante una excelente oportunidad hoy como partido de oposición: si los contendientes respetan el pacto de civilidad firmado con el propósito de hacer una competencia limpia, leal y de mutua conveniencia, podrían salir airosos como partido político el próximo 8 de julio.
Es decir, si ambos candidatos y sus respectivos grupos están participando en esta ocasión con miras a fortalecer un partido que hoy, insisto, es oposición, y si tras la victoria correspondiente los demás se integran al proyecto vencedor, entonces el PRI podría aspirar a hacer un papel más que decoroso en las elecciones de julio de 2012.
Yo no tengo duda de que Pedro Romano Terrazas y Susana Corella Platt quieren hacer bien las cosas. Sin embargo, es importante que esa convicción invada también a aquellos que se dedican a hacer “grilla” radiofónica, a través de la cual golpean sin piedad al candidato contrario, advirtiéndose con esto que a la hora de la definición podrían darse enfrentamientos muy graves, y quizá hasta el “tiro de gracia” para el tricolor en Guaymas.
Ojala de veras exista la idea fija de sacar adelante al partido y no dejarse llevar por intereses mal entendidos.