miércoles, 5 de noviembre de 2014

Los cerdos de la política…

No se puede esperar mucho de las inminentes campañas electorales en materia de limpieza de la competencia. Desde ahora se advierte ya que será una disputa sucia, en la que los contendientes, de acuerdo a la costumbre de los más recientes procesos, no buscarán convencer al electorado, sino tratar de conseguir triunfos a través del ataque directo a sus contrarios exhibiendo de manera vulgar e infame sus debilidades. Es decir, el chiquero político está activado.
“Sé que entrarle a buscar la candidatura me va a llevar a enterarme hasta de cosas que no he hecho”, me diría en una ocasión el hoy cuestionado ex alcalde César Adrián Lizárraga Hernández. Entendía entonces que, en los tiempos actuales, buscar una postulación es tanto como ponerse en el escaparate para que los demás les saquen “los trapitos al sol”, en una dinámica que sólo exhibe la podredumbre de la clase política actual, que lejos de proponer, sólo busca emprender lo que algunos llaman “el negocio de mi vida”.
Sin ser aún postulados como candidatos al gobierno de Sonora, los parientes Javier Gándara Magaña y Ernesto Gándara Camou, del PAN y PRI respectivamente, ya se han visto ferozmente atacados por cobardes publicaciones que los relacionan inclusive con narcotraficantes, en un evidente afán de provocar un atroz desprestigio que finalmente derive en la una imagen deteriorada en caso de una postulación.
Pero esta no es novedad alguna. La práctica de los ataques inmorales en contra de los candidatos ya se ha vuelta algo tan común, que hay quienes tienen el morboso interés de saber más de la vida en ocasiones falsamente impúdica de la gente, que en conocer las propuestas que como aspirante a un puesto de gobierno puedan tener. Y lo peor es que se asimila más la información negativa que el deseo de apoyar con el sufragio a alguien que tenga una propuesta sana y esperanzadora.
Esas son hoy en día las campañas de proselitismo. Andrés Manuel López Obrador ha sido mencionado en múltiples ocasiones (las mismas que ha pretendido ser presidente) como un peligro letal para el país, pero igual se desvistió a Enrique Peña Nieto como asesino de su esposa y hasta con tendencias homosexuales, lo que deja clara evidencia de la clase de porquería que son actualmente las “propuestas” que se hacen al electorado.
El chiquero político está activado de nuevo. Las embestidas de los “cerebros” electorales se están preparando, pero no alimentándolas precisamente con ofrecimientos de desarrollo y mejoría a la comunidad, sino haciendo profundas investigaciones sobre la vida, incluso íntima, de quienes cuyos nombres aparecen como los más fuertes prospectos a contender por los puestos de elección popular.
Y el grotesco espectáculo se repetirá, una y otra vez. Desde candidatos al gobierno estatal, diputados federales y locales, alcaldes y hasta los postulados a una regiduría serán acusados de lo peor, que si bien en muchos casos son realidades irrebatibles, sólo trasciende cuando buscan un puesto de elección popular.
Algunos pensarán que es necesario exhibirlos de tal manera para evitar que delincuentes –como el ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca Velázquez y su mujer– lleguen a un cargo público desde el cual puedan ejercer un poder criminal o vergonzoso. El problema es que en ocasiones se incurre en graves excesos que trastocan incluso la moral de los parientes de quienes participan en la política, en un plan de degradación que raya en el abuso impune.
México no puede garantizar a su población un futuro promisorio mientras se siga ejerciendo ese tipo de política sucia, asquerosa y con tintes delincuenciales sin castigo. Los que manejan la política no describen planes de trabajo que conlleven a un beneficio común. Aquí se perdió el control desde hace tiempo y ahora la lucha por el poder incurre hasta en hechos despiadadamente criminales, todo por el afán de enriquecer a los actores principales de esta lamentable película.

Y si lo que hoy vemos a través de panfletos y medios de comunicación financiados por políticos corruptos le asusta, espere usted a que inicien las campañas políticas con los candidatos oficiales. Los cerdos de la política “sacarán la casta” y convertirán todo esto en un circo inmundo, vergonzosamente destinado a elegir a quienes finalmente llegarán a los cargos públicos, pero sin haber recibido antes un buen “repasón” en su calidad moral y claro…después de haber respondido de la misma forma.