lunes, 8 de octubre de 2012

Héctor Moisés Laguna Torres empezó su trabajo como alcalde empalmense con un reto bastante fuerte: las finanzas quedaron bien saneadas tras el trabajo de Javier Caraveo Rincón y Arturo Limón Hernández, ex alcalde y ex tesorero, respectivamente, pero el problema económico agobia a todos los ayuntamientos de Sonora, de tal forma que esto se aprecia como algo bastante complicado.
Sin embargo, en la charla con quien esto escribe, Laguna Torres derrocha optimismo a raudales. “Con decirte que vamos a arrancarnos con la mejor Expo (Ganadera Empalme 2012) que ha habido hasta ahora, sin un peso, pero con el ánimo y las fuerzas para hacer un evento que marque una diferencia en la historia de lo que ya es una tradición en Empalme”, dijo el aún incipiente Presidente Municipal.
Héctor Laguna.
Asume con seriedad que los primeros meses de su administración serán bastante complicados en el manejo de los recursos financieros. Pero denota seguridad al momento de definir su trabajo como alcalde como una buena etapa para los empalmenses. “Queremos que Empalme siga teniendo esa buena imagen ganada durante la pasada administración, de ser un municipio donde el manejo de sus recursos se hace con honestidad y responsabilidad”, responde a cuestionamiento del reportero.
Laguna Torres, en abierto reconocimiento al trabajo de sus antecesores, maneja un equipo de colaboradores integrado en su mayoría por gente que ya cuenta con la experiencia suficiente para el mejor desempeño de sus funciones. “Ya dejaron constancia de que son personas responsables, entonces es obligación nuestra utilizar esos conocimientos para beneficio de la comunidad”, asegura.
Escoltado por su Secretario del Ayuntamiento Juan Valentín Rendón, Héctor Moisés habló buen rato sobre sus propósitos como Presidente Municipal. “Si ya demostré como diputado local que sí se puede gobernar y estar en contacto permanente con la gente, ahora lo voy a hacer con más ganas, porque ahora tengo el compromiso de gobernar a los empalmenses de manera directa”, dice.
El optimismo del Munícipe deja entrever la posibilidad de que buenos tiempos vengan para Empalme y su gente.
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Conjeturas, especulaciones y hasta “grilla” ha provocado que hasta hoy, el Ayuntamiento de Guaymas encabezado por Otto Guillermo Claussen Iberri no haya definido a quien será el nuevo Director de Seguridad Pública, manejándose una lista de nombres que sólo sirve para generar más incertidumbre en torno a este asunto.
Fco. Vidaurrázaga.
Una de las versiones indica que cabe la posibilidad de que Francisco Javier Vidaurrázaga Soto sea ratificado en el cargo, lo que en lo particular considero una buena alternativa. Para que un comandante de policía funcione, es de elemental importancia que conozca el terreno que pisa, y en este caso, el hoy jefe policiaco lo conoce de sobra.
Andar haciendo experimentos no es bueno, y peor todavía que la designación de un jefe de policía se circunscriba a la decisión de un funcionario estatal ajeno al Municipio. Este tipo de cosas no debe manejarse a partir del interés o “influyentismos”, o peor aún, de acuerdos tomados en despachos donde se ignora por completo la situación de Guaymas.
En materia de seguridad pública no estamos tan mal como ocurre en otras ciudades de la entidad. Aquí también se han cometido asesinatos que se atribuyen al crimen organizado, pero no alcanzamos los niveles preocupantes de Hermosillo, Ciudad Obregón o Nogales, por decir algo. El problema serio que tenemos aquí son los robos que cometen sujetos, drogadictos por lo regular, que apoyados en el sospechoso amparo que tienen las chatarreras, roban fierro y acumuladores para vehículos provocando trastornos económicos a sus víctimas.
Ese tipo de delincuencia ya está bien ubicada por el comandante aún en funciones, por lo que la alternativa de ratificarlo en el cargo creo que sería buena para los guaymenses.
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Ayer por la mañana, parado frente a la Plaza de los Tres Presidentes por la avenida Abelardo L. Rodríguez, observé cuando el chofer del camión del servicio de transporte urbano, con número económico 110, arrojó una buena cantidad de basura por la ventanilla de la unidad, hacia la calle. La arrojó con la misma facilidad y confianza como si lo hubiera arrojado a un cesto de la basura. Esto fue poco antes de las diez de la mañana. Lástima que no traía la cámara lista.
Cuando hablamos de Guaymas como una ciudad sucia, regularmente, al menos en mi caso, nos referimos a que una parte muy importante de guaymenses la vemos como tal: como un cesto de basura donde podemos arrojar sin pena ni sonrojo toda la basura que podamos.
Una ciudad limpia no es la que se limpia más, sino la que produce menos basura, dijo alguien por ahí. Y mientas algunos guaymenses sigamos con esa actitud, como la del chofer de esta unidad, ni el Otto ni las 11 mil vírgenes podrán conseguir que seamos una ciudad “rechinando de limpia”.