domingo, 24 de octubre de 2010

Ayuntamiento... mal y de malas

Un amigo mío me lo expuso de una manera por demás chusco, no exento de picardía: has de cuenta que un día, a las 12 del mediodía, vas con tu esposa por la calle 20 y Serdán, y en ese momento, ella te dice que tiene ganas de hacer el amor, pero en este preciso momento, no hasta llegar a casa…..
Tú estacionas el carro precisamente frente a Banamex, ahí los dos se desnudan, y empiezan a hacer el amor, y como es lógico suponer, los curiosos se arremolinan alrededor del carro y están al pendiente de la sensual danza, cuando de repente llegan unos elementos policiacos, al estilo, repartiendo garrotazos para ver que pasa.
De inmediato empiezan a tocarte fuertemente la ventana, y te exigen a gritos que dejes de hacer eso, y te advierten: “ahorita mismo lo llevamos a la comandancia”. Tú, entre sorprendido y aún con el éxtasis del sublime y pasional encuentro, les preguntas que si qué pasa… y ellos te contestan que hacer el amor en la vía pública es un delito atroz.
Ya un poco recuperado el aliento tras el fragoroso encuentro, les haces la primera pregunta que seguramente los dejará turbados: “señor policía, ¿me puede decir en qué parte de la Ley hay un apartado que diga que está prohibido hacer el amor con mi esposa?” A lo que ellos obviamente responderán que “el delito que está cometiendo es faltas a la moral… jálenle para la patrulla”.
Sin embargo, tú les das el tiro de gracia: “si, con mucho gusto, nomás dígame antes… ahí donde usted dice que se cometen faltas a la moral… ¿hay algo que diga que es una falta a la moral hacerle el amor a mi esposa en la vía pública?”… Lo más seguro es que el policía en ese momento establezca una barrera protectora para no permitir el paso de curioso y tú puedas seguir con tu placentero momento.
Algo así pasa cuando alegremente se asignan obras públicas a amigos cercanos. Un servidor público puede asignarle una obra de manera directa a un amigo para que la realice, cubiertos los requisitos para ello, por supuesto, porque la Ley en materia de construcción no especifica claramente que está prohibido beneficiar a amigos con eso. Tan fácil como negarlo. Y la Ley en ese caso no te puede obligar a que aceptes que hay una amistad que, lógicamente, te va a beneficiar con los recursos para esa obra. Así se están haciendo las cosas en esta administración. Simplemente niegan ser amigos del Saldaña, y todo arreglado.
Pero si bien te agarran haciendo el amor con tu esposa en la vía pública y no hay delito que perseguir, a la gente no le vas a quitar de la cabeza la idea de que eres un leperazo, pervertido, a quien le importa madre lo que los demás opinen de ti.

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¿Cómo se eligieron a los súper funcionarios de la presente administración pública? Porque algo recuerdo que se dijo, que serían los mejores, aunque después se cambió el discurso y quedó claro que entrarían los que se la “partieron” en la campaña… aunque ahora se la estén “partiendo” a la ciudadanía de Guaymas.
Hay casos muy claros: un encargado de Sedesol recomendado por el alcalde cuestionado de manera muy delicada por estar haciendo el negocio de su vida con los materiales de construcción con que presuntamente se beneficiaría a gente de escasos recursos. Sin embargo, Gregorio Cota Almodóvar prefiere hacerse el disimulado.
Una encargada de Comunicación Social que, cuando llegó Fernando Ramírez a solicitarle el pago que el Ayuntamiento le debía desde la pasada administración, simplemente le dijo que no le iban a pagar, porque el compromiso no era de ésta. Ahora, por esa respuesta de Sandra Pineda, el Ayuntamiento enfrenta una demanda que podría derivar, incluso, en un embargo.
Un Secretario del Ayuntamiento que no aclara las acusaciones en su contra por la asignación de obras públicas a gente allegada amistosamente a él, pero que sí está más preocupado por completar los bonos que le permitan ser candidato panista a la alcaldía de Guaymas. De conseguirlo, obviamente el actual alcalde sólo se pasaría a la oficina que hoy ocupa Alonso Arriola Escutia. ¡Ni la disimula!
Las cosas andan muy mal en esta administración… y se advierte: podrían estar peor en muy poco tiempo. Lástima... ¡qué lástima!

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El asunto de Manuel Espino Barrientos no pasa de ser otro desplante de esos a los que tanto nos han acostumbrado los políticos mexicanos de todos los partidos. El bigotón panista simple y sencillamente se siente con los atributos suficientes para ser el candidato albiazul a la Presidencia de México, y como los intereses políticos son por otro lado, no lo acepta y decide dar su espectáculo.
Pero igual lo dieron en su momento los priístas Manuel Camacho Solís, Roberto Madrazo Pintado, Manuel Bartlett Díaz y muchos más en el PRI, así como Andrés Manuel López Obrador, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano cuando eran apasionados militantes priístas y después en el PRD, y Santiago Creel Miranda en el PAN.
Para el caso, siempre es lo mismo.

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El viernes anterior se realizó un evento al cual denominaron “Todos somos PRI”. Fue coordinado con la participación de 16 jóvenes de la militancia, apoyados por personas con mucho tiempo más dentro del partido, pero del tipo de gente convencida que el PRI no es propiedad de quienes regularmente tienen en sus manos el poder económico.
Se convocó preferentemente a gente del pueblo, “a esa misma gente a la que candidatos convenencieros solamente buscan en tiempos de campaña, pero que nomás terminan éstas y los mandan a volar”, me dijo un chavo, muy participativo en el evento mencionado. No sé porqué me acordé de Otto Claussen Iberri y las lideresas de barrio que tanto lo apoyaron en su campaña. En fin.
El caso es que pretenden asumir liderazgos frescos dentro del partido tricolor, lo cual considero muy válido, porque como dijo Yosadak López León en su discurso, “basta de hipocresías y soberbia”, con un muy claro mensaje a quienes pretenden, a costa de lo que sea, seguir manteniendo el control de un partido político que prácticamente está en la lona, y con pocas posibilidades de recuperarse si siguen los mismos y donde mismo.
Suerte, jóvenes!