En esta vida todo cambia.
Inclusive la forma de hacer política. Por eso hay situaciones que no son nada
recomendables para aquellos que quieren permanecer en la política pero
conservando ancestrales costumbres, algunas de las cuales, lejos de resultar provechosas,
salen al revés. Y un caso específico de esto es el reciente “espaldarazo” que
le dio la CTM a Ernesto Gándara Camou “El Borrego”, casi casi nominándolo
candidato ya al Gobierno de Sonora por el PRI.
La CTM sigue presumiendo de ser
la central obrera más poderosa de México. Con un padrón de cientos de miles de
agremiados (muchos a la fuerza y por conveniencia), sus dirigentes dicen ser el
bastión para que los candidatos priístas puedan llegar a ser los ganadores de
los procesos electorales. Desde los tiempos de Fidel Velázquez Sánchez, los
cetemistas dicen ser el mejor apoyo para quienes aspiran a ocupar un cargo
público por el PRI.
Sin embargo, es evidente que a
los dirigentes cetemistas es hora que “no les cae el veinte”. Después de haber “garantizado”
las victorias de Francisco Labastida Ochoa y Roberto Madrazo Pintado, los 12
años de gobierno panista no les hicieron entender que a los miles y miles de
agremiados les importa un cacahuate los compromisos que como “líderes” puedan
hacer, y que finalmente van a ir a votar por quien les dicte su voluntad. Aún
cuando predominan, todavía en estos tiempos, las amenazas laborales.
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Ernesto Gándara C. |
Javier Villarreal Gámez,
actual Secretario General de la CTM en Sonora cree ser el dueño de las
decisiones de los cetemistas sonorenses. Nada más absurdo. En Sonora mismo hoy
gobierna el PAN y hay muchos municipios donde el PRI con todo y su CTM han
sufrido catastróficas derrotas. Luego entonces, la “poderosa” central no
representa ninguna certeza de que los candidatos lleguen o no lleguen. Si bien
el trabajador conoce la doctrina cetemista, en los tiempos actuales “manda al
diablo” a quienes le ordenan votar por tal o cual candidato. Es decir, ya no fácilmente se convierten en "borregada".
Se quedaron viviendo en el
pasado. Hoy aún es común encontrarse con dirigentes que se enquistan como tales
y se niegan de manera necia a retirarse con dignidad de una dirigencia que
resulta más perjudicial que útil para el obrero. ¿Cuántos jornaleros no hay que
siguen sufriendo los bestiales ataques de sus patrones, mientras que sus “líderes”
se van a tragar con estos a los restaurantes más caros? En muchos casos,
patrones y dirigentes cetemistas son la misma pandilla de delincuentes.
En lo particular, no creo que
a “El Borrego” Gándara le ayude mucho recibir el “apoyo” de la CTM en Sonora.
Si hubiera un poco de inteligencia, se darían cuenta de que hoy el gremio
cetemista le da la contra a las disposiciones de la dirigencia, y que lejos de
ayudarle semejante “respaldo” le va a acarrear más gente en contra.
Pero cada quien vive sus
sueños como mejor le place.
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Para Ripley: el pasado fin de
semana, una mujer fue arrestada junto con otra más mientras se dedicaba a jugar
en el casino Winpot. Fueron sacadas de ahí por la policía, tras haberse detectado
que había dejado a sus tres hijos encerrados en su vehículo mientras satisfacía
su enfermiza obsesión por el juego, poniendo en grave riesgo sus vidas.
Supongo que el caso la debe
traer avergonzada (¿será?) y que después de esto reflexionará profundamente
sobre el daño que le ha hecho tener tan lesiva adicción. Si no fuera así,
entonces sí pensaré realmente que los casinos están llenos de gente bastante
enferma, a la que ni la vida de sus hijos importa cuando se ha perdido el
control gracias a la Ludopatía.
¡Qué cosas!