Lo peor que pudo haber ocurrido la semana que termina en Guaymas fue la visita presidencial. Que manera tan soberbia de demostrar que la relación entre Presidente y pueblo está completamente rota, y que no cualquier mexicanito mortal tiene posibilidad de ver ni siquiera de lejos al mandatario mexicano, a quien no menos de 1,500 elementos, entre soldados y policías, protegieron más que si fuera el mismo Papa.
Le confieso: un día antes de la visita me pidieron que pasara a recoger mi acreditación para asistir a los actos donde estaría el Presidente Calderón. Por un algo que de momento no supe explicarme decidí no asistir a los eventos. Sucedió lo que me temía: sólo los fotógrafos que sacan guapito al Presidente pudieron estar cerquita de él. Los comunicadores y hasta funcionarios públicos fueron tratados como sicarios peligrosos, vigilados por centenares de ojos, algunos de ellos con mira telescópica y el fusil listo para accionarse, y lejos, muy lejos de lo que el Presidencia hacía.
Este señor, que vive y mata el hambre gracias al voto que millones de mexicanos le dimos, hoy es un personaje visible sólo a través de la televisión y los periódicos cuyas fotos llegan sólo a través de sus oficinas de prensa. Verlo en persona es punto menos que imposible, y así quedó demostrado con el montón (e inútil) grupo anti-motines instalado en la calle 20 y Serdán, y en otras calles de acceso al malecón donde estaría el “rey”.
Y pensar que me asustó, en su momento, el operativo que montaba el Estado Mayor Presidencial cuando Miguel de la Madrid y Carlos Salinas. Los actuales los dejaron abajo!
- - - - - - - - -
Dos años de la tragedia y todo sigue igual.
Fíjese que curioso: en Sonora, específicamente en Hermosillo, ocurrió lo que a mi juicio es la tragedia más grande de la historia de Latinoamérica entratándose de muertes infantiles. 49 inocentes bebitos murieron de la forma más espantosa que se pudo imaginar, y todo gracias a la irresponsabilidad e indolencia de gente que no atisbó a tiempo la tragedia, lo que de alguna forma los volvería cómplices de la misma.
Hay una frase muy recurrente en México: aquí, la justicia es sólo para los pobres. En lo personal jamás imaginé que un crimen tan sanguinario, tan cruel, tan infame pudiera quedar impune. Y está quedando. El sobre-proteccionismo gubernamental hacia los económicamente poderosos está manifestándose de la manera más vergonzosa que podíamos suponer. Y están metiendo a la cárcel sólo a los más pend…. con el respeto que éstos me merecen.
Los panistas salieron peor que los priístas, porque al menos estos ya nos habían acostumbrado a sus corruptelas. Pero los azules los criticaron durante décadas, y mira cómo ahora ellos mismos protegen a sus dizque enemigos políticos. Para muestra un botón: el Procurador de Justicia en Sonora es el mismo que durante la pasada administración fue duramente cuestionado por la responsabilidad que tuvo (y tiene) en la tragedia. ¡Qué desvergüenza!
Me enteré que la esposa del Presidente, Margarita Zavala, atendió a los padres de los bebés muertos y lesionados que se manifestaban en la Plaza de los Tres Presidentes. Les dijo que les va a conseguir una reunión con el mandatario mexicano. Y yo me pregunto: ¿Otra? ¿y ahora para qué o qué? ¿Para repetirles lo que ya les dijo en ocasiones anteriores? ¿Y los culpables, apá?
¡Puras decepciones!
Le confieso: un día antes de la visita me pidieron que pasara a recoger mi acreditación para asistir a los actos donde estaría el Presidente Calderón. Por un algo que de momento no supe explicarme decidí no asistir a los eventos. Sucedió lo que me temía: sólo los fotógrafos que sacan guapito al Presidente pudieron estar cerquita de él. Los comunicadores y hasta funcionarios públicos fueron tratados como sicarios peligrosos, vigilados por centenares de ojos, algunos de ellos con mira telescópica y el fusil listo para accionarse, y lejos, muy lejos de lo que el Presidencia hacía.
Este señor, que vive y mata el hambre gracias al voto que millones de mexicanos le dimos, hoy es un personaje visible sólo a través de la televisión y los periódicos cuyas fotos llegan sólo a través de sus oficinas de prensa. Verlo en persona es punto menos que imposible, y así quedó demostrado con el montón (e inútil) grupo anti-motines instalado en la calle 20 y Serdán, y en otras calles de acceso al malecón donde estaría el “rey”.
Y pensar que me asustó, en su momento, el operativo que montaba el Estado Mayor Presidencial cuando Miguel de la Madrid y Carlos Salinas. Los actuales los dejaron abajo!
- - - - - - - - -
Dos años de la tragedia y todo sigue igual.
Fíjese que curioso: en Sonora, específicamente en Hermosillo, ocurrió lo que a mi juicio es la tragedia más grande de la historia de Latinoamérica entratándose de muertes infantiles. 49 inocentes bebitos murieron de la forma más espantosa que se pudo imaginar, y todo gracias a la irresponsabilidad e indolencia de gente que no atisbó a tiempo la tragedia, lo que de alguna forma los volvería cómplices de la misma.
Hay una frase muy recurrente en México: aquí, la justicia es sólo para los pobres. En lo personal jamás imaginé que un crimen tan sanguinario, tan cruel, tan infame pudiera quedar impune. Y está quedando. El sobre-proteccionismo gubernamental hacia los económicamente poderosos está manifestándose de la manera más vergonzosa que podíamos suponer. Y están metiendo a la cárcel sólo a los más pend…. con el respeto que éstos me merecen.
Los panistas salieron peor que los priístas, porque al menos estos ya nos habían acostumbrado a sus corruptelas. Pero los azules los criticaron durante décadas, y mira cómo ahora ellos mismos protegen a sus dizque enemigos políticos. Para muestra un botón: el Procurador de Justicia en Sonora es el mismo que durante la pasada administración fue duramente cuestionado por la responsabilidad que tuvo (y tiene) en la tragedia. ¡Qué desvergüenza!
Me enteré que la esposa del Presidente, Margarita Zavala, atendió a los padres de los bebés muertos y lesionados que se manifestaban en la Plaza de los Tres Presidentes. Les dijo que les va a conseguir una reunión con el mandatario mexicano. Y yo me pregunto: ¿Otra? ¿y ahora para qué o qué? ¿Para repetirles lo que ya les dijo en ocasiones anteriores? ¿Y los culpables, apá?
¡Puras decepciones!