¿Qué hay realmente detrás del ingreso de César Adrián Lizárraga Hernández a la estructura del Gobierno del Estado y de las excesivas muestras de apoyo declaradas días atrás por el Gobernador Guillermo Padrés Elías para Otto Guillermo Claussen Iberri en su papel de alcalde de Guaymas?
Siempre he dicho que entenderle a la política es lo más difícil, sobre todo cuando las evidencias indican una cosa y los hechos sorprendentemente son distintos. Políticamente, a Padrés Elías debiera no convenirle la presencia del ex alcalde en la fila de sus colaboradores, puesto que Lizárraga Hernández está ubicado en estos momentos como uno de los peores jefes que haya tenido el Municipio a lo largo de su historia.
Acusaciones extremadamente delicadas pesan sobre su imagen, entre éstas la inversión millonaria que se hizo para un oscuro proyecto de iluminación para Guaymas, que observa hoy en día una penumbra impresionante por la falta de focos para el alumbrado público. También la adquisición de un terreno a costo millonario puesto a nombre de un pariente muy cercano, y las inversiones que en materia de obra pública se desarrollaron en las que el ex alcalde se vio directamente beneficiado en lo económico.
La imagen de Lizárraga Hernández hoy en día está por los suelos, de ahí que resulte desagradablemente impactante para los guaymenses que el Gobierno del Estado haya decidido arroparlo, cuando una parte importante de la opinión pública exige una profunda investigación sobre el manejo que hizo de los recursos públicos durante su mandato municipal. No falta quien advierta que esto es como una especie de reto a los guaymenses en apoyo a alguien que ni siquiera supo cómo manejarse para cumplir el compromiso de ganar la diputación local que le habían literalmente asignado. Se suponía que la derrota (merecidamente ganada) era más que suficiente para hacerlo a un lado.
Y por otra parte, llama poderosamente la atención la postura asumida por el mandatario estatal durante su reciente visita a Guaymas, donde dijo que el actual alcalde contará con todo el respaldo del Gobierno sonorense para salir adelante de la espantosa crisis financiera que enfrenta, consecuencia también , en parte, del trabajo de Lizárraga Hernández. Dicen algunos que hasta el mismo Otto se sorprendió cuando recibió las muestras de apoyo del gobernador de origen panista para su administración priísta.
Algunos observadores dicen que era una actitud que tenía que mostrar el Gobernador Padrés Elías para buscar una imagen positiva ante la opinión pública local y tratar así de enmendar un poco la lesión política que sufre con el ingreso de César Adrián al gabinete estatal, pero que las diferencias se observan claramente cuando en las fotografías, Otto Guillermo nunca apareció al lado del Ejecutivo sonorense.
Es obvio pensar que si Lizárraga Hernández llega a un cargo público y el Gobierno del Estado apoya a la administración “claussenista”, será punto menos que imposible que se puedan iniciar investigaciones y mucho menos fincar responsabilidades al primero por lo que haya hecho al frente del Municipio. Simple y sencillamente, son acuerdos no tan en lo oscurito que impedirán que un gobierno de origen tricolor pueda marcar la pauta para que se empiece a castigar a quienes abusaron de su trabajo para perjudicar a miles de ciudadanos.
O sea, como se dice en el lenguaje callejero… a’i muere!
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Tranquilo, relajado, sonriente. Así vimos al doctor José Luis Marcos León Perea, actual diputado local del distrito que encabeza Guaymas, durante la conferencia de prensa que ofreció el sábado por la mañana, en la que aprovechó para reconocer a algunos médicos y profesionistas involucrados en la salud que le han ofrecido su apoyo a lo largo de su trabajo público.
Después de los inquietantes momentos que vivió León Perea cuando César Adrián Lizárraga Hernández pretendía escamotearle la victoria legítima que obtuvo en las urnas, la tranquilidad ha vuelto y se apresta a cumplir de nuevo con su compromiso de servir a los guaymenses desde su espacio en el Congreso del Estado.