Luego de mucho insistir, Otto Guillermo Claussen Iberri logró un objetivo en el que, por lo que se veía, era su proyecto político de vida: ser alcalde de Guaymas igual que su padre, Enrique Claussen Bustillo. Tras caer derrotado en sus pretensiones una y otra vez los tres, seis y nueve años anteriores, finalmente logró que le dieran la candidatura que finalmente lo llevó a ser Presidente Municipal.
Luego de que Claussen Iberri derrotara en la jornada electoral del primer domingo de Julio de 2012 a Manuel Aguilar Juárez, surgieron las naturales dudas sobre la posibilidad de que ejerciera un buen gobierno en el Municipio. La victoria había sido sorpresiva, porque quien se perfilaba literalmente como seguro ganador era el candidato panista. Incluso antes del 1 de Julio, en Palacio Municipal prácticamente invadían ya las huestes de Aguilar Juárez para ir conociendo el funcionamiento de cada dependencia. Así de segura se veía la derrota de Claussen Iberri.
Otto Claussen. |
Tras anunciarse el gane del hoy alcalde, en los días siguientes escribí, en un análisis muy personal, que no creía que Claussen Iberri desaprovechara la oportunidad que por muchos años había buscado. No sólo frustraciones, sino hasta burlas había sufrido en sus intentonas por ser candidato. Recuérdese cuando, viajando de Hermosillo a Guaymas, donde sería oficialmente “destapado” como tal, recibió una llamada a su celular en la cual le pedían que se regresara. La candidatura ya estaba en poder de Carlos “Cacho” Zaragoza Decima. El hecho provocó historietas chuscas en torno al -- de nuevo -- frustrado Otto.
Por todo eso es que yo consideraba que se esmeraría en ser un buen Presidente de Guaymas. Lo dije convencido de que era lo más lógico. No cualquiera va a perder diez o quince años de su vida pretendiendo alcanzar un objetivo, para echarlo al cesto de la basura una vez alcanzado. Como que no suena razonable.
Aun cuando al empezar su trienio asestó la primera sorpresa a la ciudadanía importando funcionarios que ni siquiera hacían a Guaymas en el mapa de Sonora (cuentan que el Oficial Mayor, cuando llegó aquí, dijo sorprendido que no sabía que había playas), que se engolosinó ofreciendo proyectos que ya se advertían bastante difíciles (nuevo cuartel de bomberos, segundo piso en la calzada García López, un teleférico, la Plaza de la Familia, tren turístico y Centro de convenciones entre otros) y que permitió -- y con ello alentó -- que los viejos vicios de la policía preventiva continuaran al impedir el cambio de comandante, yo seguía considerando que era cuestión de tiempo para que tuviera la reacción que como alcalde se sigue esperando.
No hace mucho alguien me comentó que yo defendía mucho al alcalde. Y tuve que contestarle que “el problema es que él mismo está agotando los recursos para poder defenderlo”. Y a poco más de haber rebasado la mitad de su camino como Presidente, creo que ahora ya es prácticamente imposible seguir creyendo que va a aprovechar la oportunidad que tiene – todavía -- para hacer un buen trabajo como la
O. Velderráin. |
cabeza de este problemático Municipio. El trabajo de Otto empieza a decepcionar a un cada vez más elevado número de guaymenses. Y soy de los que empieza a integrarse a la estadística. Me han pegado muy duro los ladrones y no hay quien prevenga nada aquí. Resulta más productivo y más fácil esquilmar choferes ebrios que cuidar al ciudadano.
Al margen de que sus fabulosos proyectos no llegan aún siquiera al papel, Otto se muestra como un alcalde insensible y desdeñoso. Sus funcionarios tienen que multiplicarse y desobligarse de sus dependencias para irlo a representar a cuanto evento público es invitado. Sin excusa o justificación alguna, se le volvió majadera costumbre dejar plantados a quienes tienen la gentileza de invitarlo. En ocasiones ni su gente sabe en qué rincón está metido y qué está haciendo alejado de la vista de todo mundo.
Algunos de sus funcionarios, entre ellos Oscar Velderráin Hernández, Director de Comunicación Social, optaron por cambiar sus números de teléfonos celulares porque ya no encuentran qué pretextos dar ante la prolongada ausencia del Munícipe de la casa de gobierno.
Rumbo a sus dos años de alcalde, creo que Otto sí está dejando ir la oportunidad de su vida