En una situación bastante
complicada se encuentra en estos momentos la carrera política del hoy diputado
local Carlos Enrique Gómez Cota alias “El Kiriki”, luego del escandaloso asunto
delictivo en el que se vio involucrado, y que motiva incluso a la intervención
de las embajadas de Reino Unido y Estados Unidos de Norteamérica, al tratarse
del robo de información confidencial de una planta maquiladora que recién se
instaló en Guaymas.
“El Kiriki”, quien llegó al
Congreso del Estado en medio de una serie de delicados cuestionamientos acerca
de su presunta victoria electoral, figura como co-responsable del robo de una
computadora en complicidad con un sobrino suyo, un menor de 16 años que fue
sorprendido con el aparato robado a bordo del vehículo del legislador por
Empalme. Este último trató de escabullirse del asunto, pero complicó más las
cosas cuando fue a liberar al chamaco de las manos de las autoridades.
La muy torpe actitud de “El
Kiriki” cayó como baldazo de agua muy fría a su reducido grupo de apoyo en
Empalme, quienes no solamente han enfrentado las críticas sobre un mal
liderazgo en la dirigencia del sindicato maquilero del susodicho, sino además
la desconcertante actitud que ha mostrado como representante del Municipio
rielero en el Congreso estatal. Las pretensiones de este grupito por llevarlo a
la alcaldía se ven profundamente afectadas con los hechos ya descritos en
Contraportada.
Es el mismo grupo que ha
pretendido hacer “caravana con sombrero ajeno” respecto a unos recursos que
estarían por llegar al Municipio de Empalme, algo así como 20 millones de pesos
en recursos federales que el alcalde Héctor Moisés Laguna Torres tiene
destinados para una importante obra de pavimentación en la calle Héroe de
Nacozari de la colonia Libertad, esto es desde la calle 6 hacia el norte de la
ciudad, hasta la zona industrial, en la calle que da hacia las Playas de El
Cochórit.
Mientras que el presidente
empalmense tiene más de tres meses trabajando intensamente en su labor de
gestoría para lograr estos recursos, el diputado se quiso colgar de la obra
para presumir que se logró gracias a gestiones que presuntamente habría hecho
ante los gobiernos estatal y federal. Hasta ahorita, no hay indicios de que el
Estado, a través de Sidur, haya prometido un apoyo en ese sentido al legislador
involucrado ahora en un hecho delictivo.
Aquí sería interesante
también, aprovechando la coyuntura, que “El Kiriki” diera una amplia explicación
sobre los recursos que se entregan a través de partida especial para los
diputados locales que supuestamente deben destinarse a beneficios para los
municipios que representan. Muy aparte de su salario, que es 15 veces superior
a lo que ganan sus “representados” como dirigente sindical y de los sueldos que
perciben sus “guaruras” con recursos del mismo Congreso Estatal, el mentado
legislador recibe 70 mil pesos extras, que serían para apoyar a la gente
vulnerable de Empalme.
De dos meses para acá, en sus
pretensiones por posicionarse ante una comunidad que le dio más votos al
panista Javier Caraveo Rincón en la lid electoral de 2012 (“El Kiriki” ganó en
Bácum y San Ignacio Río Muerto), el diputado ha ofrecido algunos apoyos a
escuelas, entre material deportivo, pintura y aparatos de aire acondicionado.
Con esto pretende que la gente empiece a ubicarlo para cuando “se le haga” la
candidatura por la Presidencia Municipal.
Pero luego entonces sería
interesante preguntarle qué hizo con ese dinero durante todo el tiempo
anterior, a partir de que ocupó su curul. Ya con la obsesión de ser alcalde, se
acordó de que una buena forma de que empiecen a conocerlo en Empalme es
haciendo obsequios a las familias más necesitadas, la forma más vulgar y
corriente que aplican los políticos de hoy en día para tener los votos que les
permitan seguir “mamando de la ubre” presupuestal.
El robo en el que está
involucrado es un asunto excesivamente delicado. Si “El Kiriki” insiste en sus
pretensiones de ser candidato a alcalde, por lo menos ya cuenta con el
requisito indispensable para estar en la política: no tiene vergüenza.