Señor gobernador Guillermo
Padrés Elías:
… ¿O puedo seguirte llamando
“Memo” como cuando éramos muy amigos?
Bueno, para no meterme en
problemas, te diré Señor Gobernador.
Tuve que recurrir a este medio
para ver si, públicamente, puedo hacer contacto contigo, ya que tengo algo
urgente que decirte: uno de tus empleados, de nombre Fernando Jiménez Ochoa, a
quien tienes trabajando como Secretario Primero de Acuerdos en el Juzgado
Primero Penal, acaba de dar un golpe brutal y sádicamente demoledor a mi
familia.
Sólo a manera de información
quiero decirte algo: ningún miembro de mi familia, hasta ahora, ¡¡¡NADIE!!!
había sido víctima JAMÁS de una situación como la que hoy se está viviendo como
consecuencia de la actitud extremadamente extraña y perversa de tu empleado.
Sí, de ese mismo que cobra quincenas con el pago de nuestros impuestos, y en
“agradecimiento”, ordena una formal prisión en contra de uno de mis hermanos, a
pesar de tener TODAS LAS PRUEBAS y los elementos comprobatorios de la no
existencia de hechos denunciados.
No quisiera decírtelo, pero…
lo voy a hacer: sé a lo que me arriesgo y arriesgo a mi familia con lo que
estoy haciendo… ¡¡Ah, caray!!… no sé si hago bien en decirlo, porque aún me
quedan unos gramos de aquella confianza que te tuve cuando me decías que éramos
amigos. Entiendo que ahora eres Gobernador y es difícil seguir tratando igual a
la gente, pero quiero confiar --y espero no ser un iluso-- en que esto no me va
a provocar represalias --a mí en lo personal y demás miembros de mi familia--
de tu parte o de tus empleados como el susodicho, o bien sus compañeros y
amigos de la “justicia”.
Te cuento a grandes rasgos: Mi
hermano se ha dedicado casi durante toda su existencia al servicio de alquiler.
De hecho él tiene su concesión, ganada después de mucho esfuerzo. Es su
patrimonio y de su familia. Te insisto: es su patrimonio. A él, como a todos
nosotros, lo conoce una parte muy importante de la sociedad guaymense. Yo
quisiera que, si se pudiera, Señor Gobernador, ordenaras una investigación para
ver cuántas veces ha sido siquiera molestado por la policía. . No consume
bebidas embriagantes, y su vida es trabajar “como burro” para sostener
humildemente a su familia.
La madrugada del domingo 13 de
este mes de julio de 2014, prestó sus servicios como taxista a una mujer
presuntamente menor de edad y al parecer, originaria de Chihuahua. En sus
declaraciones, apoyadas por la versión de algunos testigos, dijo que la recogió
en Guaymas Norte, solicitándole ella que la llevara a la central de Tufesa
porque tenía que viajar a Hermosillo, pero al estar en el semáforo ubicado en
la Carretera Internacional, la mujer le pidió que diera vuelta en “U” porque
ahí estaba su novio. Se acercaron, y al pedirle ella al tipo que se subiera,
discutieron fuerte entre ellos, por lo que le pidió seguir su ruta a la citada
empresa transportista.
Al llegar ahí, la mujer se
bajó del vehículo y entró a la central, mientras él conversó unos instantes con
unos colegas suyos, quienes ya confirmaron que efectivamente, estuvieron ahí.
Un minuto después estaba la mujer de regreso, y le dijo que la llevara de
regreso pero que la dejara en el Motel Flamingos porque no había viajes a
Hermosillo.
Cuando iban llegando al hotel,
le dijo que ahí estaba el novio, que se detuviera más adelante, a lo cual él
obedeció. Ahí la mujer se bajó del vehículo, y mi hermano se retiró a seguir
trabajando, despidiéndola con su eternamente acostumbrado: “Que Dios la bendiga”.
Todavía ofreció varios “cortes” más hasta que ya casi en la mañana se dirigió a
la central de Radio Taxis. Ahí estaba una patrulla con agentes policiacos,
quienes al llegar, ante el estupor y la sorpresa de mi hermano, lo esposaron y
lo subieron a la patrulla, llevándose también su carro. A sus preguntas del
porqué lo detenía, sólo le contestaban que “allá te van a decir”.
Cuando llegaron con él a los
separos policiacos, mi hermano, que sufre de diabetes, sintió que la tierra se
abría a sus pies cuando le dijeron las causas de su detención: la mujer lo
estaba acusando de VIOLACIÓN. Todavía con el estupor en su rostro, con la
cabeza dándole vueltas por la impresión recibida, vio cómo algunos policías
negaban con su cabeza en señal de reprobación por la denuncia. Dice que no está
seguro si fue un juez calificador o un policía quien le dijo “te están acusando
injustamente… todo es mentira”.
A partir de ahí fue metido a
las celdas. Cuando fui a verlo, a través de las rejillas trataba de tomar mis
manos desesperadamente. En medio de un llanto incontrolable me decía
“carnalito, te juro por nuestros viejos que están en el cielo que no es
cierto”. Yo le dije que no necesitaba jurarme nada. Hace 49 años que sé que su
corazón está lleno de nobleza, honestidad y sentimientos muy bien definidos. La
impresión de todos nosotros por ver a alguien de la familia tras las rejas no
sé cómo narrarla. No encuentro palabras para describirlo.
Gobernador: te voy a rogar.
Sí, te voy a rogar que ordenes la revisión de las declaraciones hechas por la
parte acusadora. No te voy a decir nada. Pide que te relaten los supuestos
hechos para que veas las espantosas discrepancias entre las declaraciones de la
chamaca y las de su mamá. Lástima que no tuve una cámara a la mano para tomarles
una foto de cuando estaban los tres fuera del Ministerio Público platicando
tranquilamente. Ella abrazada muy cariñosamente con el novio con el que apenas
en la madrugada había tenido un “feroz” pleito y tras “haber sido vejada”, no
lucía como una persona a quien presumiblemente ultrajaron. Su conducta
evidenciaba otra cosa. Ojalá me puedas hacer ese favor.
De repente, sucedió que la
denunciada “violación” que “ocurrió” hasta en 5 ocasiones, sorpresivamente se
convierte en VIOLACIÓN EN GRADO DE TENTATIVA. Después la mujer dijo que en
realidad había intentado violarla, y que al no conseguirlo, la arrojó jalándola
de las greñas fuera del auto contra unas piedras donde ella cayó de rodillas
para dejarla abandonada y después retirarse.
Quiero comentarte que
personalmente, el médico legista me corroboró que la mujer NO había sido objeto de coito alguno
recientemente porque incluso andaba menstruando. Y también me dijo, de manera
contundente, que ninguna parte de su cuerpo, incluyendo las rodillas, mostraba
evidencia alguna de un hecho violento. En la aportación de pruebas se acredita
también que los supuestos hechos ocurridos en una calle oscura y sin pavimentar
de acuerdo a las señas de la mujer, fueron en una calle recién pavimentada y
con suficiente alumbrado público, lo que se corroboró con la inspección
judicial que se llevó a cabo en el supuesto lugar de los hechos, situación que
pasó por alto el secretario de acuerdos, pues en su resolución ni siquiera
mencionó que se hubiera desahogado ese medio de convicción en temeraria, ilegal
y espantosa violación de sus más sagradas garantías individuales.
Todo esto y muchas pruebas
más, señor Gobernador, está agregado al expediente. El MP turnó el caso
penalmente, en una actitud que también consideramos irresponsable. El caso
llegó a manos de este aprendiz de juez, Fernando Jiménez Ochoa, debido a que se
encuentra fungiendo como tal por ministerio de Ley.
El pasado domingo, por la
noche, mi hermano –quien permanece recluido en el Centro de Readaptación Social
de Guaymas-, recogió sus cosas porque le dijeron que le darían la libertad.
Había suficientes elementos y pruebas para acreditar que no tenía por qué estar
encerrado. Mi familia, ilusionada por el amor que le tenemos porque sabemos de
su profunda nobleza, hasta nos preparamos para darle un caluroso recibimiento.
Sin más ni más, y en una actitud absurdamente inexplicable y devastadora, tu
empleado ordenó el auto de formal prisión.
Quiero comentarte esto: sus
compañeros de Radio taxis están belicosa y sumamente indignados. A su profunda
molestia se suma un advertido coraje porque otro de sus compañeros murió al ser
chocado brutalmente por un sujeto que conducía en estado de ebriedad un
vehículo con el que momentos antes había atropellado a dos jovencitos, y quien
de acuerdo a un rumor cada vez más generalizado, podría estar a punto de
recuperar su libertad. Es decir, un hombre convertido en asesino por su consumo
alcohólico, podría estar fuera de las rejas, y otro que no cometió delito
alguno está encerrado en el Cereso. ¿Se te hace congruente eso?
Algunos miembros de la
familia, yo entre ellos, hemos estado tratando de tranquilizarlos. Quieren ir a
manifestarse en contra del abuso de poder de este secretario con ínfulas de
juez, y sus pretensiones son apoyadas por demás miembros de mi familia. ¿Y
sabes qué? Creo que yo también me voy a sumar. Mi hermano no tiene por qué
estar pagando las consecuencias de una denuncia de hechos inexistentes y de la
brutal decisión de un funcionario evidentemente incapacitado para estar en
semejante responsabilidad, por lo cual te pido, a nombre de mi familia, su
inmediata destitución. Incluso me atrevo a preguntar: ¿no se puede tipificar la
resolución del “juez” como una privación ilegal de la libertad en contra de mi
hermano?
Jamás, nunca jamás hemos
estado en un plantón ni tampoco en un bloqueo de calles. Debo confesar que
ahora entiendo a aquellos que, en su impotente y angustiosa desesperación, ven
este recurso como el más viable para recibir una respuesta justa,
lamentablemente alcanzada a través de la presión social. Si es necesario lo
vamos a hacer. Y no… no es amenaza, ¡¡por favor!!! Simplemente no estamos
conformes viendo que nuestro hermano, padre, esposo, tío y cuñado, como muchos
otros más, esté encerrado cuando todos sabemos e incluso la misma parte
acusadora, que es inocente.
Te insisto: a pesar de todo
quiero confiar en ti. Espero que a partir de esta fecha no empiecen actitudes
intimidatorias en contra de todos nosotros. Te estoy y estamos exponiendo
hechos que consideramos injustos porque tú eres el Gobernador. Tú eres el
responsable de lo que sucede en nuestra entidad, y si te vas a molestar por
esto, moléstate. Lo siento mucho. No quiero más a mi hermano injustamente en la
cárcel.
Observación final: nosotros no
nos metimos en estos. Nos metieron personas de otro estado que no se tentaron
el corazón para hacer daño, y los
funcionarios públicos despojados totalmente de criterio profesional. Con esto
te quiero decir: No permitas que nos hagan víctimas de una situación que
nosotros NO BUSCAMOS.
Tampoco se hagan conjeturas
sobre las razones que me llevan a presentar públicamente este escrito. Mi
hermano, repito, está injustamente en la cárcel. No hay otra razón.
Que Dios te bendiga, Memo.