domingo, 19 de septiembre de 2010

¡Qué iluso es pensar que en México algún día podremos rescatar nuestros valores! La verdad es que entre más tiempo pasa, más lejano vemos el día en que los mexicanos recobremos la educación, el respeto, la cultura, el patriotismo y todo aquellos que en otros tiempos fue característica gallarda de quienes nacimos en este territorio.
Aunque parezca increíble, pero hemos caído a una degradación tan brutal, que hoy en día, lejos de tomar como una falta de respeto a nosotros mismos los errores en la interpretación del Himno Nacional Mexicano, ya lo asumimos como algo que deba causar hilaridad, burla, y lo peor de todo, simpatías hacia aquellos que cometieron la soberbia estupidez de olvidar la letra que nos ubica como patriotas.
Sin embargo, es importante destacar algo en medio de todo esto. Ni la Jenny Rivera, ni el Julio Preciado ni tampoco Jorge Muñiz ni otros antipatriotas ignorantes con sus mismas características, son culpables de haber expuesto al burlesco escarnio el tema oficial de nuestro país. Los culpables son aquellos que únicamente ven en sus negocios la forma de seguirse enriqueciendo, aún a costa del atropello de la dignidad del mexicano.
Es sencillo entenderlo: Este día vi de nuevo los videos de las interpretaciones de Jorge Muñiz y Julio Preciado, y ahora la de Jenny Rivera en eventos deportivos. Vi otros más. Todos por el mismo tenor: una mordaz burla a los compositores del Himno Nacional, Francisco González Bocanegra y Jaime Nunó. Y créame que no me queda ninguna duda: En todos los casos, es evidente que ninguno de los intérpretes estaba en sus cinco sentidos.
Su comportamiento arriba del escenario, la risa que les provocó las gravísimas fallas y que el hecho en sí les haya importado un cacahuate, son las mejores evidencias de que son personajes cuya fama se fundamenta en otras cosas, no precisamente en su calidad interpretativa. Perdidos totalmente en la letra, completamente desafinados a pesar de ser extraordinarios vendedores de discos donde lucen su “sensacional” voz y con la mirada perdida, vidriosa y la lengua atravesada…. ¿¿qué podemos suponer??
Se afirma que es un delito cantarlo en público modificando la letra original de autor. Jenny, Jorge, Julio y muchos otros “artistas” han incurrido en ese delito. ¿Por qué no se ha aplicado la sanción correspondiente? Por una simple y sencilla razón: puede más el poder económico, el usar el Himno Nacional para fines comerciales, aunque en su interpretación se pisotee, insisto, la dignidad del mexicano.
Lo peor de todo esto, es que los seguidores de esos supuestos intérpretes, cómplices de la grave embestida musical que sufre la juventud actual, después de despedazar nuestro Himno, son vitoreados por la gente ignorante e inculta, quienes llegan al aberrante extremo de festejarles hasta esa majadería nacional.
Por eso, insisto, veo muy complicado que un día se recuperen los valores en México.
¡Qué tristeza!

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