Entró el 2011 y con él la revoltura política. A casi un año de que los procesos electorales estén a toda marcha, los movimientos internos en los partidos políticos comenzaron. Sus diferentes grupos pretenden llegar a la antesala de los nombramientos de candidatos con todas las posibilidades a su favor. Las rivalidades están a la vuelta de la esquina.
Siempre es así. No falla. Y particularmente en municipios como Guaymas, donde la alternancia en el poder se ha vuelto una costumbre, el ambiente interno en los tres principales partidos (PAN, PRI y PRD) empieza a intensificarse. Las estructuras se estremecen ante los cambios en las respectivas dirigencias y las diferencias alcanzan niveles de polarización.
En algunos casos hay deseos sinceros de participar en los cambios que de manera muy complicada sufre la política en México. En otros, es la lucha ambiciosa por el poder o la recuperación del mismo. Como sea, los partidos políticos están entrando a un proceso que en algunos casos será tan convulsivo, que seguramente dejará a mucha gente dolorosamente lastimada, lo que impactará, en algunos casos, de manera definitiva.
Y es ahí donde los llamados “partidos chicos”, al menos en Guaymas, podrían obtener una radical ventaja. No puede ser de otra forma, luego del hartazgo que prevalece en importantes sectores de la comunidad porteña (en algunos casos no tan fundamentado, pero hartazgo al fin) tras la forma de gobierno de los tres partidos mencionados. A pesar de los avances que hay en desarrollo turístico, la comunidad guaymense siente que, en todos los casos, ha faltado el “extra” a las administraciones de los últimos 20 años, incluyendo obviamente la actual.
De ahí parte la idea de que partidos como el Verde Ecologista, del Trabajo y Convergencia podrían surgir como una nueva alternativa para el electorado guaymense, claro, siempre y cuando la designación de candidatos resulte atractiva para éste. Ya se comprobó que aquí no es tan difícil llevar a cualquier candidato a la alcaldía, y eso le da ventaja a los partidos que aún no han mostrado su forma de gobernar.
En el PRI las cosas no pueden “pintar” tan bien como quisieran. Con un partido seriamente lastimado tras la derrota electoral de 2009 y prácticamente abandonado por su presidenta Lorena Garibay Ulloa ante los acontecimientos que se dejaron venir, pero además causante de una fuerte disputa al interior de su militancia, la designación del nuevo dirigente podría traer como consecuencia el “tiro de gracia” para el otrora poderoso tricolor.
Las cosas se complicaron desde que Pedro Romano Terrazas se apuntó como aspirante a dirigir a los priístas guaymenses. Su postura es clara desde el principio: estar en la mejor posición al momento electoral para alcanzar una regiduría en el próximo cabildo. Luego, tras la designación de Claudia Pavlovich Arellano como dirigente estatal, un importante sector vio como la más viable para llegar a la presidencia a la ex alcaldesa Susana Corella de Espriú, comadre de Claudia. Lo siguen haciendo, aunque la señora ha dicho que no es su prioridad llegar a esa responsabilidad. Cuida mucho su imagen personal, y no estaría dispuesta a empañarla por esto.
Y encima de todo, Sonia Torres de Araujo brinca y dice tener todo el derecho para ser presidenta del PRI. Militante de toda la vida en el partido, inclusive ex regidora del Ayuntamiento, la combativa doña Sonia lanza serios cuestionamientos contra todos aquellos que igual aspiran a alcanzar esa posición.
Este proceso, obviamente, es seguido muy de cerca por el doctor José Luis Marcos León Perea, actual diputado federal, y Otto Claussen Iberri, diputado local, ambos los más sólidos prospectos, hasta este momento, para la candidatura priísta a la alcaldía. El primero atenido a su trayectoria partidista, que no muestra detalles negativos hasta ahora, y el segundo, fiel miembro del clan “boursista”, situación que es precisamente su principal obstáculo, aunque él confía en que sus amigas Claudia y Susana sean artífices en sus propósitos por finalmente, después de tantos años, ser alcalde guaymense.
Si Otto fuera candidato por el tricolor, quedaría claro que su designación sería un asunto negociado. Por un lado, está la situación que guarda el actual alcalde panista César Adrián Lizárraga Hernández, quien realiza un trabajo “esmerado” en buscar la derrota electoral del blanquiazul en el 2012. A ello se agrega que Francisco Bueno Ayup, quien hasta hace unas semanas era el candidato naturalito a la Presidencia de Guaymas, podría ya no entrar a la competencia. En las condiciones actuales, Bueno Ayup no tendría ningún problema para ganarle a Otto. Pero lo más probable es que ya no aparezca en escena. Al menos no en el 2012.
Y por otro lado, surgen comentarios de que Manuel Aguilar podría ser el candidato del PAN al Municipio, aún con la inconformidad que muestran seguidores de otros pretensos, como Rogelio Garayzar Fernández, Israel Quiróz Márquez, y hasta Alonso Arriola Escutia, Secretario del Ayuntamiento, a pesar de los vergonzosos papeles que ha tenido como tal. Manuel Aguilar tiene antiguos nexos priístas, de ahí que no le costaría nada salir derrotado en un proceso electoral. Le convendría más. Y el camino estaría más fácil para Claussen Iberri.
Esto resulta motivante para otros aspirantes locales. En el caso, por ejemplo, del licenciado Librado Navarro Jiménez, no debe ser ninguna novedad ni asustar a nadie que pretenda la candidatura a la alcaldía. Estuvo a punto de alcanzarla en 2009 por Convergencia. Sin lograrlo, hubo gente que le ofreció su apoyo. Hoy, con un trabajo aceptable desde la Dirección de Seguridad Pública y en base a la imagen que tiene ante la opinión pública, siente de nuevo la inquietud por participar en el proceso.
Eso es, en parte, lo que despertó la furiosa animadversión en su contra por parte de Alonso Arriola Escutia, quien lo increpó escandalosamente en los pasillos de Palacio Municipal con el control totalmente perdido. No fue el problema de los “triques” lo que despertó la ira del Secretario. Alguien le dijo que Librado buscaría la nominación por Acción Nacional, y lo vio como un potencial enemigo para su pretendida candidatura. Hoy busca a toda costa dejarlo fuera del engranaje municipal. No entiende que Librado no ocupa de eso. Pero insiste en restarle autoridad en la policía porteña.
De todas formas, al grupo del alcalde Lizárraga Hernández podría no irle tan bien en el proceso que se avecina. Su director de Desarrollo Social, Roberto Romero Guerrero, hace su lucha por ser candidato a alcalde de Empalme. Sin embargo, si el hoy diputado local Héctor Moisés Laguna Torres decide buscar la nominación, los panistas empalmenses, incluyendo al actual alcalde Javier Caraveo Rincón, le van a dar todo su apoyo. Más aún, Héctor no solamente conserva una buena relación con el Gobernador Guillermo Padrés Elías, sino que la ha mejorado bastante en base al excelente trabajo que ha desarrollado como legislador.
Regresando a Guaymas, en el PRI se menciona con insistencia el nombre de Ramón López Meza como posible aspirante a la candidatura por la diputación local.
Si el tricolor realmente quiere convencer a la gente de que trae buenas intenciones de cambiar su forma de gobernar y dejar fuera la corrupción que lo caracterizó durante décadas enteras, le dará oportunidad de participar a gente como él, quien desde sus posiciones de regidor y dirigente del sindicato petrolero, ha demostrado que sí se puede trabajar de manera honesta y ordenada. Hay muchas evidencias de eso.
Siempre es así. No falla. Y particularmente en municipios como Guaymas, donde la alternancia en el poder se ha vuelto una costumbre, el ambiente interno en los tres principales partidos (PAN, PRI y PRD) empieza a intensificarse. Las estructuras se estremecen ante los cambios en las respectivas dirigencias y las diferencias alcanzan niveles de polarización.
En algunos casos hay deseos sinceros de participar en los cambios que de manera muy complicada sufre la política en México. En otros, es la lucha ambiciosa por el poder o la recuperación del mismo. Como sea, los partidos políticos están entrando a un proceso que en algunos casos será tan convulsivo, que seguramente dejará a mucha gente dolorosamente lastimada, lo que impactará, en algunos casos, de manera definitiva.
Y es ahí donde los llamados “partidos chicos”, al menos en Guaymas, podrían obtener una radical ventaja. No puede ser de otra forma, luego del hartazgo que prevalece en importantes sectores de la comunidad porteña (en algunos casos no tan fundamentado, pero hartazgo al fin) tras la forma de gobierno de los tres partidos mencionados. A pesar de los avances que hay en desarrollo turístico, la comunidad guaymense siente que, en todos los casos, ha faltado el “extra” a las administraciones de los últimos 20 años, incluyendo obviamente la actual.
De ahí parte la idea de que partidos como el Verde Ecologista, del Trabajo y Convergencia podrían surgir como una nueva alternativa para el electorado guaymense, claro, siempre y cuando la designación de candidatos resulte atractiva para éste. Ya se comprobó que aquí no es tan difícil llevar a cualquier candidato a la alcaldía, y eso le da ventaja a los partidos que aún no han mostrado su forma de gobernar.
En el PRI las cosas no pueden “pintar” tan bien como quisieran. Con un partido seriamente lastimado tras la derrota electoral de 2009 y prácticamente abandonado por su presidenta Lorena Garibay Ulloa ante los acontecimientos que se dejaron venir, pero además causante de una fuerte disputa al interior de su militancia, la designación del nuevo dirigente podría traer como consecuencia el “tiro de gracia” para el otrora poderoso tricolor.
Las cosas se complicaron desde que Pedro Romano Terrazas se apuntó como aspirante a dirigir a los priístas guaymenses. Su postura es clara desde el principio: estar en la mejor posición al momento electoral para alcanzar una regiduría en el próximo cabildo. Luego, tras la designación de Claudia Pavlovich Arellano como dirigente estatal, un importante sector vio como la más viable para llegar a la presidencia a la ex alcaldesa Susana Corella de Espriú, comadre de Claudia. Lo siguen haciendo, aunque la señora ha dicho que no es su prioridad llegar a esa responsabilidad. Cuida mucho su imagen personal, y no estaría dispuesta a empañarla por esto.
Y encima de todo, Sonia Torres de Araujo brinca y dice tener todo el derecho para ser presidenta del PRI. Militante de toda la vida en el partido, inclusive ex regidora del Ayuntamiento, la combativa doña Sonia lanza serios cuestionamientos contra todos aquellos que igual aspiran a alcanzar esa posición.
Este proceso, obviamente, es seguido muy de cerca por el doctor José Luis Marcos León Perea, actual diputado federal, y Otto Claussen Iberri, diputado local, ambos los más sólidos prospectos, hasta este momento, para la candidatura priísta a la alcaldía. El primero atenido a su trayectoria partidista, que no muestra detalles negativos hasta ahora, y el segundo, fiel miembro del clan “boursista”, situación que es precisamente su principal obstáculo, aunque él confía en que sus amigas Claudia y Susana sean artífices en sus propósitos por finalmente, después de tantos años, ser alcalde guaymense.
Si Otto fuera candidato por el tricolor, quedaría claro que su designación sería un asunto negociado. Por un lado, está la situación que guarda el actual alcalde panista César Adrián Lizárraga Hernández, quien realiza un trabajo “esmerado” en buscar la derrota electoral del blanquiazul en el 2012. A ello se agrega que Francisco Bueno Ayup, quien hasta hace unas semanas era el candidato naturalito a la Presidencia de Guaymas, podría ya no entrar a la competencia. En las condiciones actuales, Bueno Ayup no tendría ningún problema para ganarle a Otto. Pero lo más probable es que ya no aparezca en escena. Al menos no en el 2012.
Y por otro lado, surgen comentarios de que Manuel Aguilar podría ser el candidato del PAN al Municipio, aún con la inconformidad que muestran seguidores de otros pretensos, como Rogelio Garayzar Fernández, Israel Quiróz Márquez, y hasta Alonso Arriola Escutia, Secretario del Ayuntamiento, a pesar de los vergonzosos papeles que ha tenido como tal. Manuel Aguilar tiene antiguos nexos priístas, de ahí que no le costaría nada salir derrotado en un proceso electoral. Le convendría más. Y el camino estaría más fácil para Claussen Iberri.
Esto resulta motivante para otros aspirantes locales. En el caso, por ejemplo, del licenciado Librado Navarro Jiménez, no debe ser ninguna novedad ni asustar a nadie que pretenda la candidatura a la alcaldía. Estuvo a punto de alcanzarla en 2009 por Convergencia. Sin lograrlo, hubo gente que le ofreció su apoyo. Hoy, con un trabajo aceptable desde la Dirección de Seguridad Pública y en base a la imagen que tiene ante la opinión pública, siente de nuevo la inquietud por participar en el proceso.
Eso es, en parte, lo que despertó la furiosa animadversión en su contra por parte de Alonso Arriola Escutia, quien lo increpó escandalosamente en los pasillos de Palacio Municipal con el control totalmente perdido. No fue el problema de los “triques” lo que despertó la ira del Secretario. Alguien le dijo que Librado buscaría la nominación por Acción Nacional, y lo vio como un potencial enemigo para su pretendida candidatura. Hoy busca a toda costa dejarlo fuera del engranaje municipal. No entiende que Librado no ocupa de eso. Pero insiste en restarle autoridad en la policía porteña.
De todas formas, al grupo del alcalde Lizárraga Hernández podría no irle tan bien en el proceso que se avecina. Su director de Desarrollo Social, Roberto Romero Guerrero, hace su lucha por ser candidato a alcalde de Empalme. Sin embargo, si el hoy diputado local Héctor Moisés Laguna Torres decide buscar la nominación, los panistas empalmenses, incluyendo al actual alcalde Javier Caraveo Rincón, le van a dar todo su apoyo. Más aún, Héctor no solamente conserva una buena relación con el Gobernador Guillermo Padrés Elías, sino que la ha mejorado bastante en base al excelente trabajo que ha desarrollado como legislador.
Regresando a Guaymas, en el PRI se menciona con insistencia el nombre de Ramón López Meza como posible aspirante a la candidatura por la diputación local.
Si el tricolor realmente quiere convencer a la gente de que trae buenas intenciones de cambiar su forma de gobernar y dejar fuera la corrupción que lo caracterizó durante décadas enteras, le dará oportunidad de participar a gente como él, quien desde sus posiciones de regidor y dirigente del sindicato petrolero, ha demostrado que sí se puede trabajar de manera honesta y ordenada. Hay muchas evidencias de eso.
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