La disputa interna en el PRI Empalme por la candidatura a la alcaldía podría recrudecerse si los aspirantes no entran a una necesaria etapa de reflexión, a través de la cual se pueda llegar a un entendimiento conjunto que arroje la posibilidad, por lo menos, de que el partido tenga una participación decorosa en los comicios de julio venidero.
En lo único en que el PRI parece haberse puesto de acuerdo ya es en la muy posible nominación de la doctora Blanca Aurora Camacho Sosa como candidata a la diputación local. La conocida profesionista representa, al menos hasta este momento, no sólo la única, sino quizá la mejor carta que hay para poder competir con más posibilidades de victoria que cualquier otro.
De hecho, convencidos de eso, muchos miembros de la militancia han decidido integrarse a sus propósitos, de enderezar una campaña que le empiece a abrir camino con miras a llegar al Congreso del Estado. A estas alturas, lo menos que le convendría al partido sería buscar otra alternativa para esa candidatura. Al parecer todos lo entendieron así ya.
El problema está en la nominación del aspirante oficial a la alcaldía. Cuando se suponía que sólo el profesor Trinidad Flores Mendoza era el alborotado por tratar de recuperar para el PRI el Municipio, surgen de repente otros nombres, algunos de ellos ya de sobra conocidos en Empalme. El doctor Felipe David Martínez Robles, eternísimo suspirante por esa nominación, aparece en circulación de nuevo, al igual que el profesor Manuel Leyva Wilson, Juan Erasmo Vázquez, Carlos Gómez Cota, el dirigente sindical de Maquila Tetakawi que empieza a desesperarse por no alcanzar sus propósitos políticos, y el dirigente priísta Roberto Rangel Yta.
Todos ellos están enfrascados en una contienda no declarada públicamente, pero aferrados a lograr su propósito. Algunos de ellos sí pueden presumir un intento de recuperar la alcaldía para el PRI. Otros solamente buscan alcanzar una regiduría en la próxima administración pública. Saque usted sus conclusiones.
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Alguien me decía en días pasados, que lo de las amenazas de Roberto Romero López, Secretario de Gobierno en Sonora, podría ser parte de una bien definida estrategia para que el PAN pueda posicionarse mejor de frente al proceso electoral que se avecina.
Me explico (como dice Miguelito): a estas alturas sigue siendo un tema de polémica lo que Romero López dijo en San Luis Río Colorado, donde literalmente amenazó a los funcionarios panistas con despedirlos de sus cargos si no apoyan la candidatura de Ernesto Cordero Arroyo, y donde lo más sorprendente fue cuando, en una actitud presuntamente bravucona, advirtió “y no me importa que me estén grabando”.
Las palabras del funcionario se dan en un momento en que el PAN está queriendo demostrar desesperadamente que es un partido democrático, y se prepara para la contienda interna donde nominará a su candidato oficial a la Presidencia de México. Si Josefina Vázquez Mota gana, que es la tendencia que se advierte ahora, el blanquiazul estaría dando una muestra de profunda respeto a su militancia y en consecuencia, una buena imagen al electorado mexicano.
Es decir, ni amenazas ni otro tipo de presiones habrían servido desbaratar la idea de que ahí dentro sí se practica la democracia. Y el PAN saldría ganando.
Pudiera ser, no?
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A lo que los políticos debieran poner más atención es al caso de un muchacho originario del centro del país, que a punto estuvo de suicidarse en días pasados en esta ciudad.
El muchacho dijo que su intento fue la consecuencia de su terrible desesperación por la situación económica que atraviesa y que a pesar de su esfuerzo no ha podido encontrar trabajo.
A eso está llevando la crisis que enfrenta el país, pero todos los políticos están más interesados en ganar el proceso electoral que en atender esa parte fundamental del desarrollo de nuestro país.
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