La verdad es que hoy amanecí sin muchas ganas de escribir. Creo que todos los que tenemos inclinación por hacer esto, en muchas ocasiones buscamos actualizarnos con la información, y deriva esto en la intención de redactar algo. Todas las mañanas al levantarme checo en los distintos portales lo más reciente en la noticia. Cuando no traigo algo específico para empezar a escribir, alguna nota mueve un poco a la inspiración. Que dicho sea de paso siempre es muy poca.
Y aparte de haber amanecido así, sin un gramo de propósitos de sentarme frente a mi Pentium 0, los portales como que no me motivaron mucho a escribir en esta ocasión. Hay ocasiones en que aburre estar viendo que en la mayoría de estos (incluyo el mío, por supuesto) prevalece la carga negativa en relación al comentario de la noticia. Siempre me ha mortificado la manera en que, con una facilidad inaudita, ofendemos a quien no esté de acuerdo en nuestra forma de ser y de pensar. Las redes sociales han contribuido bastante para eso también.
Leo tantas cosas. En estos momentos, por ejemplo, hay quienes fustigan (algunos de manera bastante grosera por cierto) a quienes autorizaron que Guaymas tuviera un presupuesto superior a los 300 millones de pesos para el próximo año. Hay quienes garantizan (sí, lo garantizan) que este es el “tiro de gracia” para Guaymas y que después de esto el acabóse del mundo en diciembre próximo nos vendrá “guango”. Lo hacen ver como la gran tragedia que, para los guaymenses, será la definitiva.
Yo no sé si Otto Claussen Iberri y la totalidad de los regidores (menos una) advirtieron que, con su aprobación para la Ley de Ingresos estaban marcando la pauta para que Guaymas se vaya al precipicio final. Yo no sé si con esto las desgracias llegarán una tras otra y durante 20 años no habrá una sola obra más y nos iremos directo al pozo. Así lo aseguran quienes dicen que es el peor error que pudo haber cometido una administración que apenas empieza. Total: me están pintando a un Claussen Iberri que, como alcalde, vendrá a convertirse en el asesino más sanguinario de nuestra ciudad y puerto.
O sea… no entiendo. Quizá los regidores y el alcalde debieron haber dejado en cero el presupuesto del año venidero. Olvidarnos de obra, de avances, de desarrollo, de todo. Porque dentro del cúmulo de críticas, algunas despiadadas por cierto, no veo que alguien hasta ahora haya hecho una sugerencia --de perdida-- para que alcalde y séquito hayan tomado una mejor decisión que esa. Y mire que ahora fueron prácticamente todos los regidores de todos los partidos los que decidieron apoyar la medida. ¿Será que nos gobiernan una bola de tontos?
Mejor le doy vuelta a la hoja y veo que Felipe Calderón Hinojosa está por entregar la Presidencia de la República, y mientras el señor sonríe, el resto de la República (así dicen sus críticos, que TODOS los mexicanos están en su contra… mmm… creo que yo no soy mexicano) asegura que fue el Presidente más sanguinario, cruel, desalmado, alcohólico, hijo de… lo que sea… que hemos tenido. O sea… este hombre, por lo que veo, no dio una. Y lo peor: al que viene ya lo están pintando con las mismas o peores características. O sea… ¿a dónde vas, México, con semejantes sátrapas (digo, por los comentarios, pues) en el gobierno?... Mejor no escribo nada tampoco sobre ese tema.
Crímenes, acusaciones de corrupción, maridos golpeadores, enfrentamientos… mejor hoy no escribo nada.
Buen día a todos.
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