lunes, 15 de octubre de 2012

Contraportada edición impresa No. 103

En octubre de 2005, hace ya 8 años precisamente, logré alcanzar uno de mis mayores anhelos. Después de mucho reflexionar, pensar, analizar, planear, etc., pude por fin publicar mi propio medio. Emprendí así un proyecto que, para ser honesto, me ha dejado más dolores de cabeza que progreso en lo personal, pero que me ha permitido tener la satisfacción de expresar, finalmente, mis propias ideas y pensamientos en torno a mi actividad periodística.
Esto tiene sus ventajas pero también sus desventajas. Entre las primeras, he logrado establecer entre la comunidad, si bien un poco de manera accidentada, la circulación de un periódico impreso que hoy renace con nuevos bríos gracias al apoyo de un entrañable amigo. Me da entre gusto y a veces congoja cuando la gente me pregunta por Contraportada. Hoy les digo con muchas esperanzas, otra vez, que ya estamos de nuevo en movimiento.
Otra ventaja es que esto me permitió ampliar mi círculo de amistades, muchas de ellas en franco apoyo a mi querido proyecto y otras más por un simple interés, pero amistades al fin. Se han consolidado las de quienes me han seguido a través de internet, vía por la cual nos hemos mantenido vigentes hasta ahora, y que sigue figurando como una buena opción para quien busca siempre la diversidad de opiniones en los medios de comunicación.

Entre las desventajas, debo decir que no tener el poder económico suficiente para respaldar un proyecto como este es lo que nos ha provocado desaparecer en ocasiones durante algunos meses, como ocurrió ahora. Pero no nos quita eso el sueño ni el propósito, sino al contrario. Lo sigo tomando como un reto que voy a sacar adelante, sobre todo porque cuento con el apoyo de Dios, Nuestro Señor y de la gente que me ama sin condición alguna.
A 8 años de distancia y retomando la promesa que le hice a mi señora madre (qepd), aprovecho el aniversario del inicio de este mi medio para recomenzar de nuevo con el más sano propósito de alcanzar finalmente nuestra consolidación. En eso estamos.
Gracias de nuevo a todos los que han confiado en mí.
Estamos en Guaymas, un sitio que según los más amplios conocedores del turismo internacional, tiene algunas de las mejores bellezas naturales del mundo. Un área donde se confunden el mar con el desierto y el recuerdo de un punto donde, en épocas no tan lejanas, se llegó a pescar cantidades impresionantes de especies marinas, lo cual por décadas mantuvo a nuestro Municipio en una condición económica holgada, tranquila. Dicen que en aquellos tiempos hasta relajante.
Haciendo un somero análisis de lo bueno y lo malo de nuestra ciudad, creo que predomina lo primero. El problema que nuestra cultura, a partir de los noventas, se fue deteriorando de una forma tal que hoy en día no podemos recuperarnos de una enfermedad lesiva y odiosa que ha dado al traste con muchos proyectos de mejora, desarrollo y civilidad: la desunión social.
Revisemos: si hablamos de relaciones sociales, en Guaymas son comunes los enfrentamientos entre vecinos a veces por asuntos que realmente no valen la pena. La consecuencia de esto es que la gente en las colonias, los barrios, nunca llega a tener un común acuerdo para tratar de mejorar el propio lugar donde viven. De ahí que haya sectores donde parece que el tiempo se detuvo, y sus moradores no buscan la forma de atraer a las autoridades para emprender un mejor camino para su superación.
Lamentable decirlo: aquí la gente discute y se ofende por un partido de béisbol, por hacer cola en el cine, por las ventajas o desventajas de tener un nuevo y moderno hotel, y hasta por dónde cruzar una calle. Sobre esto último, note usted cómo desde que se colocó un indicador vial sobre la avenida Serdán y calles 19 y 20 donde se advierte que no puede haber cruce peatonal, ahora es más la gente que atraviesa por ahí, y cuidado con que un agente de Tránsito se anime a llamarle la atención. Mínimo le toca una mentada de madre.
En el aspecto político, ya no hablemos de la rivalidad de pensamientos entre militantes de unos y otros partidos. Dentro de estos mismos se dan enfrentamientos tan brutales que a veces deja claro que quienes escribieron los principios partidarios palidecerían de pena y vergüenza ante el comportamiento que tiene la militancia. Ahora las diferencias tratan de dirimirse incluso a través del enfrentamiento físico y, en casos como en el PAN, no importa que sea entre hombres y mujeres.
Los más recientes resultados electorales dejaron a una sociedad todavía más dividida que antes, y ante la angustia de los que realmente queremos a Guaymas, las diferencias se marcan cada día más, advirtiéndose ante ello que el futuro de nuestra ciudad es realmente para preocuparse. Las cosas, vistas de manera general, podrían no ser tan esperanzadoras para un Municipio donde ha existido de todo.
Es por eso que en lo personal me llama la atención la postura asumida recientemente por un grupo de empresarios guaymenses, la mayoría de ellos reconocidos por su solvencia moral más que la económica, y sin darle importancia a siglas partidistas ni políticas, fueron ante el alcalde Otto Guillermo Claussen Iberri para plantearle la urgente necesidad de emprender, de forma inmediata, un proyecto que dé a Guaymas un rumbo diferente a su futuro, con el impuso a obras que realmente vengan a detonar el desarrollo de nuestra región, incluyendo el vecino municipio de Empalme.
A varios años de observarse una especie de estancamiento en proyectos importantes, estas personas plantearon al nuevo alcalde porteño la necesidad de ampliar sus perspectivas en torno a la actividad portuaria, dar mayor impulso a algunas de las actividades base de la economía guaymense como son la pesca, la industria naval y el comercio, más atención al importante renglón turístico (no explotado debidamente hasta ahora), la instalación de al menos cuatro plantas tratadoras de aguas residuales para inhibir el crónico problema de desabasto de agua en la región y la gestoría para darle continuidad a lo que podría convertirse en un olvidado proyecto de la carretera Guaymas-Chihuahua.
En medio de estos y otros muy importantes planteamientos que se le hicieron al alcalde apenas la semana pasada, estas personas evidenciaron su único propósito: poner a trabajar a la comunidad en general para despegar de una vez por todas y apartarnos de las actitudes (sobre todo) que han provocado un estancamiento tan delicado, que hoy mantiene a nuestra ciudad en penumbras por falta de alumbrado público, con el molesto y complicado problema de abasto de agua, con calles y avenidas del centro histórico y sus inmediaciones literalmente intransitables por el pésimo estado en que se encuentran y con una pasividad ciudadana que aparenta estar resignada a un futuro sin promesa alguna.
Por ahí estuvieron gente como Luis Felipe Seldner Tonella, Marco Antonio Llano Zaragoza, Ramiro Páez Cruz, Enrique Hudson y Perla Mariela García entre otros más, quienes profundamente preocupados, plantearon al Munícipe que aproveche las relaciones políticas que se puedan establecer con el inminente Gobierno de la República que encabezará Enrique Peña Nieto para darle a Guaymas la oportunidad ya de emprender un nuevo camino hacia un mejor futuro.
Cuestión de revisar bien las cosas: tenemos una Escala Náutica que sólo ha servido para guardar dos o tres yates y tener un divertido antro de jóvenes. Lo demás está totalmente inactivo. Hay una terminal de cruceros que desde hace ya muchísimos meses está prácticamente llena de polvo acumulado porque ya no llegó ningún nuevo barco turístico a nuestra bahía. Existe un área donde alguna vez funcionó Conagusa, aquellos astilleros donde se construyeron barcos de gran calado y que ahora se observa como una zona fantasmagórica. Un olvidado proyecto de mejoramiento en el área conocida como “Paseo del Mar” que quedó en el olvido, y un desdén increíble a lo que pudo ser la continuidad del malecón turístico de Guaymas, que quedó reducido a una sola parte, mientras que el resto del proyecto cada día se enmonta más. Sólo por mencionar algunas cuantas cosas.
Platicando con uno de los presentes en la reunión, me decía que el alcalde se vio no solamente interesado sino hasta en cierto modo agradecido con la presencia de estas personas con él. Si algo requiere Guaymas en estos momentos es unidad y la aportación de ideas positivas, y no volver a caer en la misma trampa en que han caído otras administraciones, en las que el tiempo se ha ido en alegatos y enfrentamientos feroces, aderezados con la participación (hay que decirlo) de medios de comunicación que le damos más vuelo a lo negativo, en un abierto afán de acaparar al público morboso y mitotero que opta por lo vulgar antes que tratar de educarse.
Creo que Claussen Iberri debe agarrarse de esta especie de “tablita de salvación” esperanzadora y alentadora para establecer nuevas medidas de gobierno. Durante muchos años buscó la oportunidad que hoy tiene en sus manos, y debe aprovecharla para buscar el apoyo de gente así para tratar de dar lo que ofreció a los guaymenses durante su campaña de proselitismo: otro rumbo. Atender a los necios tradicionales y caer en su juego de dimes y diretes podría provocar una profunda decepción entre la ciudadanía que espera mucho más de él.
Al margen de los intereses políticos que en estos momentos pueda tener Otto Guillermo, el ofrecimiento y la postura de este grupo de empresarios, miembros del Consejo Consultivo Ciudadano Guaymas 21 debe canalizarse de manera oportuna y provechosa para tratar de darle a nuestra ciudad y municipio un destino ya no tan gris como el que se ha ofrecido desde hace ya casi tres décadas.
Vienen cuestiones muy interesantes que podrían desviar su atención. Está el pendiente del Sutsag, una organización gremial que ha sido duramente cuestionada últimamente por muchos de sus mismos miembros, al descubrirse las cantidades exorbitantes de dinero que ganan sus “líderes” en tanto que la situación de los trabajadores sigue siendo bastante crítica, pero más que nada también, por el evidente tráfico de influencias que se ha vuelto una costumbre al interior del citado organismo. Sin embargo, esperemos que la experiencia adquirida tanto en política como en el servicio público sea útil a la hora de tomar decisiones importantes.
EN EMPALME, Héctor Moisés Laguna Torres dedicó casi una hora a un servidor para platicar sobre su incipiente tarea como alcalde del Municipio. Desbordando entusiasmo hasta por los poros, asegura que “como todos, tenemos un delicado problema económico en estos momentos, pero contamos con algo mucho más valioso: las ganas de hacer bien las cosas”, dice convencido.
Laguna Torres se dedicó a prepararse para este compromiso. Su tiempo como diputado local, el primero de Empalme como distrito, le permitió darse cuenta de que sí se puede cumplir con el compromiso de ser parte del gobierno y mantener el contacto directo con la comunidad, y bajo esa perspectiva, pretende establecer un vínculo estrecho con la gente de todos los rincones del Municipio, de tal forma que su forma de gobierno esté íntimamente ligada al sentir ciudadano.
Sin asumir una actitud distinta a su forma de ser, se apresta a encabezar una administración municipal que ofrezca una serie de perspectivas que, bajo una cuidadosa tarea de gestoría, permitirá un despegue importante para Empalme. Baste recordar que, de aquí al 2015, hay importantes proyectos de expansión portuaria para la zona marítima de esta jurisdicción, y Héctor Moisés tendrá el privilegio de ser Presidente Municipal en esa etapa tan importante para la región.
En sus manos está aprovechar esta extraordinaria oportunidad que le está dando su carrera política, una carrera que, en la balanza, lleva en estos momentos más carga positiva.
LA AÚN cuestionada designación de Héctor Hernández García en el Órgano de Control y Evaluación Gubernamental (Contraloría) de la actual administración guaymense sigue dando de qué hablar. Ha elevado las rivalidades al interior del Partido Acción Nacional, donde crece la idea de que fue colocado ahí para aparentar una verdadera designación ciudadana, pero se advierte que desde ahí, podrá emprender una perruna campaña en contra de quienes fueron sus declarados enemigos dentro del panismo.
Si la actuación de Hernández García fuera realmente con el sano propósito de sancionar a quienes seguramente saldrán bastante raspados después de su actuación durante el gobierno municipal anterior, seríamos los primeros en reconocerlo. Sin embargo, los graves conflictos en que siempre ha estado inmerso y la evidente corrupción que mostró como delegado de la Profeco ponen en marcada tela de duda que funcione correcta y legalmente desde el puesto que recibió en condiciones aún bastante extrañas.
No hace mucho tiempo, cierta persona cuyo nombre de momento no daré a conocer para protección de ella misma, me decía que “yo le di tres mil pesos cuando era encargado de la Profeco. Me dijo que con eso me resolvería el problema. Nunca quedó resuelto nada y mi dinero jamás me lo devolvió. Voy a ir ahora que está ahí para exigirle que me lo devuelva”, me comentaba.
En lo personal, me consta que Hernández García maniobró mañosamente para que la Constructora Alsan, demandada por un matrimonio de personas de la tercera edad a quienes no les dieron las escrituras de una casa que pagaron de contado en Villa Sofía, saliera librada del problema. En realidad Héctor nunca trabajó para atender la denuncia, y sí en cambio varias veces fue sorprendido platicando amistosamente vía telefónica con el dueño de la empresa, un español cuyo nombre de momento no recuerdo, pero que antes había sido socio del ex alcalde César Lizárraga Hernández, de tan lamentables recuerdos para los guaymenses.
Luego entonces, no se puede tener confianza en alguien que ha sido tan cuestionado tanto como servidor público como por la misma militancia de su partido. Y lamentablemente tiene en sus manos la vigilancia del trabajo de los servidores públicos de este ayuntamiento. ¡Para Ripley!

2 comentarios:

  1. señor Fonseca su periódico está muy bien hecho y se les augura muchos años de éxito siempre y cuando no se le ocurra contratar los servicios del contador Carlos Dueñas ex tesorero del ayuntamiento ya que Carlos Dueñas es experto pero en quebrar finanzas ya sea de ayuntamientos o empresas privadas vía la corrupción, a usted le puede presentar estados financieros que en papel digan que van muy bien pero la realidad es que van quebrando por que tiene la costumbre chistosa de robarse el dinero de todos, de tesoreria, de los proveedores y de todo de todo es bravo el contadorcito para eso de la rateada, vea como quedó Guaymas y el dinero de los 3 años le fue confiado a el y perjuró que todo estaba bien cuando todo era un caos que ni a los que recojen la basura les pagó, rata entre las ratas, mucho ojo y felicidades por su proyecto que nos gustó mucho a todos.

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  2. SR.FONSECA:
    Muchas felicidades por su visión emprendedora y continuar con su proyecto para mantenernos informados tanto vía internet como por escrito; le admiro mucho su tenacidad y su perseverancia en lo que le gusta y disfruta hacer: la comunicación. Por favor manténgase en esa línea de informarnos de manera amena, clara y sobre todo con la verdad por delante.
    Igualmente muchas felicidades por la excelente programación de su proyecto hermano Radiofons.
    Mucho éxito y muchas gracias. Saludos.

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