Aún sin tener a la mano los resultados oficiales de la
recién concluida Semana Santa, podemos hacer un breve repaso de las grandes
diferencias que existen entre los periodos similares anteriores a los actuales,
y vaya que son abismales. Ir a San Carlos en estos días de asueto ya no resulta
tan atractivo como hace todavía unos diez años atrás.
En puntos turísticos del territorio nacional, es
tradicional que en fechas de vacaciones, cientos y hasta millares de personas
hacen viaje ex profeso, tanto mexicanos como extranjeros, para disfrutar a
plenitud del descanso. El comercio por lo general termina beneficiado ante las
divisas que llegan. Se aprovecha muy bien el espacio en que la gente llega a
esos lugares a gastar lo que lleva… en Guaymas no.
El Tri de Alex Lora, OV7, Grupo Coda, Enanitos Verdes,
hasta el mismo Ricky Martin cuando empezaba a repuntar y muchos otros artistas
en su momento de primerísimo nivel, lograron atraer a miles de visitantes de
diversos puntos del Noroeste del país a la región de San Carlos en los días de
Semana Santa. Era impresionante la cantidad de gente que se acumulaba esos
días. Las estadísticas llegaron a anotar hasta 200 mil visitantes o más en días
como esos.
Sin embargo, todo empezó a cambiar.
Acostumbrado el empresario local a atender al turismo
senil (dicho con el respeto que el término me lo permita), nunca aprendieron a
capitalizar el tesoro natural del cual son literalmente propietarios. A partir
de los intentos furiosos de privatizar las playas y de exigir la desaparición
de los eventos masivos en Semana Mayor, San Carlos empezó a perder atractivo.
Hoy en día, el visitante, tanto regional como estatal, y en mínima parte
nacional y extranjero, sigue asistiendo porque el sitio en sí representa un
atractivo natural, pero igual podría ser cualquier otra playa de las muchas que
tenemos aquí. Ya no es la misma.
Y la perspectiva aún es peor.
Ayer al mediodía, un grupo de personas intentaban meter
su yate al mar para dar un paseo o quizá pescar un rato. La baja marea impidió
hacerlo por las rampas naturales e intentaron hacerlo desde la Marina Real. La
respuesta fue contundente: está cerrada, los únicos que pueden entrar son los
residentes de San Carlos… nada más. Ni la posibilidad de haber venido desde
Hermosillo, Nogales o Arizona cambió las cosas. Ahí nomás “truenan los
chicharrones” de los dueños de San Carlos.
No dudo que el Mirador Escénico sea el siguiente
objetivo. Ya lo verán.
La también llamada “industria sin chimeneas” se mantiene
sin avance desde hace ya varios años. Pareciera que el empresario se acostumbró
a ganar siete pesos más en períodos como estos y no quiere que San Carlos repunte
como polo turístico. Y pasan por alto que su insistencia en no permitir un
mejor avance podría, en un futuro quizá no lejano, llevar a la catástrofe a un
área que ha sido considera como rica en bellezas naturales, inclusive más que
en los puntos de principal atractivo en el país, como Acapulco o Cancún.
Son días en que la derrama económica podría ser superior,
y reactivar un poco la situación en la que se encuentra la región. El “turismo
de mochila” también genera recursos, pero al negarse a canalizarlo debidamente, irá
alejando cada vez más a los vacacionistas en tiempos como éstos.
Es una lástima.
Es un pequeno grupito de empresarios rapaces que se sienten duenos de San Carlos. Los precios altisimos -exorbitantes, diria yo-hacen que muchos de nosotros, que pudieramos pasar mas tiempo alli, nos sintamos sin ganas de pasar mas tiempo. Matan la gallina de oro para sacar todo y la region, que pudiera ser mas visitada y disfrutada por las masas, simplemente se aleja. Que triste!!!!
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