Pues que hubo ajetreo político el sábado anterior, con
eso de que la senadora Claudia Pavlovich Arellano, vino a Guaymas a abrir una
oficina desde la cual enderezará su pre campaña política con el propósito de
ser candidata al Gobierno de Sonora por el PRI. Pomposamente le llaman “oficina
de enlace”, cuando en realidad se trata de un sitio desde donde se hace abierta
campaña de proselitismo.
La verdad es que no se me antojó ir. Me dio la impresión
de que sería un circo similar al que hizo Ernesto Gándara Camou cuando vino a
exactamente lo mismo a Guaymas. Inauguró sus oficinas “de enlace” ahí en la
avenida “Abelardo L. Rodríguez”, y lo que hay que reconocer que “El Borrego” sí
ha sido respetuoso con eso de no andar haciendo campaña previa: las oficinas
SIEMPRE están cerradas.
No hace mucho tiempo el licenciado Alfonso Ayala Fonseca
me decía que estarían ahí para atender todos los asuntos relacionados con el
senador, pero la verdad es que cuantas veces he pasado por ahí la puerta permanece
cerrada. A menos que estén encerrados siempre ideando desde ahora las
estrategias para posicionar al pre candidato con miras a proponerlo para el
Gobierno de Sonora.
Además, la informalidad que se le dio a la invitación que
hicieron circular vía Facebook los coordinadores de la campaña de la señora
Claudia en Guaymas dejó mucho que desear. Parecía que lo único que buscaban era
“correr la voz”, pero sin muchas ganas de que anduviera gente por ahí lejana a
su cerrado círculo. Por fotos vi que asistieron las mismas caritas que han
estado en todos los eventos priístas.
Total, la verdad que me pareció más atractivo ir a
escuchar al grupo “El Palomazo” ahí en el Malecón Turístico e irme con los
amigos a tocar la guitarra. Por lo menos no perdí tiempo.
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Algo falló en la aplicación del cobro por anuncios
publicitarios en los establecimientos comerciales, situación ésta que hoy en
día mantiene de mal humor a muchos empresarios por lo que consideran una
imposición del gobierno municipal.
Y es que de buenas a primeras, a algunos negocios que no
generan gran utilidad, le llegaron cobros hasta por dos mil pesos que tienen
que ser cubiertos en menos de 72 horas, bajo la advertencia de retirarlos, algo
que ya se ha venido haciendo.
No sé quién fue el creador de este cobro, pero creo que
el comerciante podía haber entendido mejor si, a partir de esta administración,
se le hubiera cobrado un impuesto de unos 100 o 200 pesos anuales por tener
anuncios publicitarios.
Hubiera sido impuesto, igual, pero por lo menos no tan
agresivo en estos momentos en que la crisis golpea tan duramente.
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