Lo ocurrido en Hermosillo, en
el que una chiquilla originaria de Jalisco fue víctima brutal de la agresión de
sus compañeros de estudios, los suicidios y/o intentos registrados con
inusitada frecuencia en las últimas semanas, han resultado ser el detonante
para que, de repente, todos estemos interesados en el tema del fenómeno
ancestral hoy identificado como “bullying”, que no es otra cosa que la agresión
de estudiantes a compañeros de clase.
Sin embargo, no deja de sorprender
la forma en que están “brotando” los casos en ese sentido, y cómo lo que muchos
padres habían preferido mantener en silencio, hoy están denunciando
airadamente, excesivamente dolidos por la forma en que sus hijos son
maltratados en la escuela, lugar donde son depositados a diario con la
confianza de que sólo van a fomentar su cultura a través del estudio.
Y si bien es cierto que el
famoso “bullying” se practica desde siempre en las escuelas, el problema es que
hoy en día no sólo implica agresiones más brutales, sino que además se vuelve
una desquiciante diversión cuando hay chamacos que, con sus celulares, toman
video de lo que está ocurriendo para luego subirlo a las redes sociales. Consecuencia:
casi medio millón de personas han visto ya el video de los hechos ocurridos en
la escuela “José María Morelos” de Hermosillo.
En medio de todo esto hay una
realidad irrebatible. En las escuelas hay niños y jóvenes excesivamente
agresivos, personitas que se han convertido en el terror de sus víctimas, y
todo como consecuencia muy natural de la educación que han recibido en sus
casas, si es que a eso se le puede llamar educación. Lo dicen los psicólogos:
el niño que es agresivo en la escuela es por la formación que ha tenido en su
hogar. Un niño violento es hijo de padres violentos, regularmente.
Y es tan cierto esto que hay
casos, aquí mismo en Guaymas, donde niños desatendidos por sus padres reciben
un llamado de atención de parte de los papás de su víctima, y entonces sí
aparece la madre convertida en un energúmeno, que dando un “bendito” ejemplo a
su hijo, agrede a quien se atrevió a pedirle que dejara de molestar a su hijo.
Mejor reflejo de la actitud del chamaco agresor no puede haber.
El problema es que la situación
está rebasando a las autoridades, y esto queda en evidencia a través de las
declaraciones de funcionarios como el titular de la SEC, Jorge Luis Ibarra
Mendívil, quien busca “tapar el sol con un dedo” aduciendo que lo ocurrido en
Hermosillo fue un hecho aislado, mientras que al día siguiente “revientan”
centenares de denuncias del mismo tipo a todo lo largo y ancho del estado. Los “hechos
aislados” son los que ocurren una vez cada largo tiempo, por si el funcionario
no lo sabía.
Cuidado: si esto no terminó en
tragedia, ya hay casos en el interior de la República donde sí ha ocurrido. No
vayamos tan lejos, en Hermosillo hace ya algunos años, los golpes que varios
niños asestaron a un muchachito que venía del centro del país posteriormente le
provocaron la muerte. Casos como éstos ya han pasado en México, y muchos más
que terminan en el suicidio de las víctimas de “bullying”.
Si no se buscan los conductos
adecuados para cambiar diametralmente la cultura de la sociedad, esto no
solamente va a seguir igual, sino que va a empeorar. La “declaracionitis” no
resuelve nada. Hay que asumir actitudes, tomar acciones inmediatas y enérgicas,
y tratar de enderezar a esta retorcida sociedad que nomás se espanta pero no
actúa.
Los chamacos van de mal en
peor, y eso lejos de preocuparnos, nos divierte.
Hola Víctor me parece muy atinada la nota que estás publicando, en mi manera muy particular de opinar considero muy importante establecer un programa en las escuelas donde todos loa niños y jóvenes con ese tipo de conductas sean canalizados para que reciban un tratamiento eficaz. En este programa deberíamos estar integrados loa maestros, personal de apoyo psicológico especializado,padres de familia y loa medios de comunicación como un apoyo concientizador de la población en su conjunto. Yo creo que es importante dar a conocer los hechos pero mas importante debe ser las medidas preventivas que debemos tomar. En las escuelas secundarias desaparecieron las claves para psicólogo educativo o llamado también orientador todo ese trabajo lo realiza una trabajadora social que claro está no tiene ese perfil. Es muy pero muy importante estudiar la estructura de estos caso. Recibe un saludo Víctor.
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