Me gusta escribir sobre esto. Y
por más que quisiera sustraerme a hacerlo no puedo. Mes tras mes, los
resultados del evento “Una tarde para recordar” me obligan a redactar algo al
respecto. Y más ahora que el sábado anterior, personas provenientes de
Hermosillo, Nogales y Navojoa que estuvieron por ahí, pidieron que se hiciera
algo similar en sus correspondientes ciudades.
Gente muy conocida en Guaymas,
como don Héctor Molina Vázquez, han opinado sobre el programa. Este señor
escribió “Esta fiesta ya es un clásico, nadie la debe detener, al contrario;
todos los Guaymenses de buena voluntad debemos apoyarla. Satisface plenamente
ver tanta gente feliz...!!! Sus organizador@s se ganaron un brillante capitulo
en la Historia de Guaymas. FELICIDADES !!!”
Hace nueve meses empezó un
sueño de Marisela García, conocida como “Mary Marucka”, una guaymense
actualmente radicada en Hermosillo pero que tuvo la iniciativa de crear un
evento donde se pudiera ofrecer momentos de esparcimiento a los adultos mayores
en Guaymas. Música, baile, un cafecito, un pequeño ambigú. A nueve meses de
distancia, como lo dice Héctor, esto se va convirtiendo en una extraordinaria
tradición que reúne una vez al mes a centenares de personas que se retiran
siempre complacidas.
En el evento del sábado pasado,
una persona se acercó y me preguntó que si los organizadores de esto pertenecíamos
a alguna institución o club privado. Le contesté que “somos una pinche bola de
locos”, que de repente nos vimos involucrados en la iniciativa de Mary Marucka
y hoy sentimos como una necesidad estar ahí esforzándonos por ganar nuestra
millonaria recompensa: la sonrisa y la alegría de la gente que acude al llamado
a la diversión, la nostalgia y el bailongo.
Ahí no caben intereses, ni políticos
ni de ninguna otra especie. Ahí todo es de corazón y por el prurito de hacerlo.
Y así lo han entendido desde los patrocinadores que aportan todo lo que ahí se
obsequia, y los artistas que voluntariamente va a compartir su talento con los
presentes. Y todo eso nos motiva a los poco más de veinte “pinches locos”, la
mayoría de ellos mujeres, que nos sumamos con entusiasmo y amor a servir a los
asistentes.
Alguna vez alguien sugirió que
responsabilizáramos al Municipio del evento para que no se nos complicara andar
consiguiendo y acarreando sillas, carpas y todo lo demás. No. Para nada. Hemos
recurrido, sí, al apoyo de dependencias como IMCA y Acción Cívica, que nos
proporcionan cada mes sonido y templete. Y a DIF Municipal y Desarrollo Social,
que como otros, se suma con la aportación de algunas sillas. Sus titulares se
contagiaron del altruismo que representan estos eventos y lo hacen sólo con ese
propósito. No podría ser de otra manera.
Por todo eso el evento se ha
convertido poco a poco en una exitosa tradición. Y lo vamos a seguir haciendo,
mes tras mes. Porque además la misma gente que ha estado ahí ya lo exige. Y el
próximo mes de Junio nos iremos a Hermosillo a hacer también “Una tarde para
recordar” en la Plaza Bicentenario.
Nuestro trabajo es el esfuerzo.
La recompensa es sólo una sonrisa.
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