Enrique Peña Nieto podría ser finalmente el presidente que le dé rumbo al país. Su forma de aplicar la política, su estilo de mandato, sus discursos, el futuro que estamos viendo con él, podría marcar la pauta para que finalmente se logre el cambio que desde hace años esperamos.
Peña Nieto podría ser el primer mandatario en muchos años que logre pasar a la historia y aparezca, en el futuro, en los textos de los libros de la Secretaría de Educación Pública como parte importante de ésta.
El presidente actual, por esa forma que tiene de conducir su gobierno y ejercer su mandato, podría ser el que marque el parte-aguas en la historia moderna de la Nación, e incendiarla como ocurrió en 1910, en que el hartazgo llevó al pueblo a recurrir a las armas para poner punto final a los abusos del poder y tratar (al menos trataron) de establecer un sistema realmente democrático y encaminado al bienestar social.
Enrique Peña Nieto, con todo y su regreso al poder del PRI, está resultando el peor fiasco para los mexicanos, incluso para todos aquellos priístas que criticaron con dureza a las dos administraciones panistas.
Su presidente (de los tricolores) es un tipo que adquirió el poder para ejercerlo de una manera frívola e irresponsable, con una absoluta incapacidad para enfrentar con decisión los problemas graves de la Nación, como es hoy el caso de Ayonitzapa, que podría ser la “punta de lanza” para que entremos en una inquietante etapa de cambio, y no precisamente a través de una jornada electoral.
Se suponía que el PRI daría estabilidad a la nación tras su retorno a Los Pinos, y lo único que este presidentito ha hecho ha sido desarrollarse como todo un reyezuelo, indolente con los conflictos que enfrentan los mexicanos, con un absoluto desorden entre el pueblo y con escándalos derivados de su involucramiento con la farándula.
Qué lástima que su aparición destacada en la historia se esté construyendo bajo estos términos.
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