lunes, 20 de abril de 2015

El doctor León Perea…

Los reportes son fidedignos: la alarma sube de nivel después de 15 días de haber arrancado la campaña. Al interior del mismo comité se nota la preocupación. El doctor José Luis Marcos León Perea no está “prendiendo” en el ánimo de la ciudadanía, y otros candidatos, incluyendo de partidos minoritarios, están despertando más interés de parte de los futuros votantes. La situación se antoja grave para los tricolores.
Hay razones de sobra para que los mismos priístas estén advirtiendo una potencial derrota el próximo 7 de junio. La campaña del candidato del PRI a la alcaldía guaymense no está funcionando por varias razones, y entre éstas, porque toda la experiencia adquirida en tres campañas anteriores no sirve para la actual. Me explico: no es lo mismo buscar una diputación “arrejuntándose” con quienes le invierten a su proselitismo, a hacerlo por cuenta propia.
Con un discurso desangelado y carente de una propuesta cumbre, basando su labor de convencimiento en las bolsitas de dulces y cobijas que regaló a lo largo de su permanencia durante nueve años como diputado federal y local, León Perea recorre el municipio sin poder motivar, sin despertar el entusiasmo de la gente para verlo como una alternativa real para el futuro gobierno municipal.
Al margen de esto, la principal preocupación de los priístas es que, regularmente, los candidatos a presidente municipal son la principal fuente de ingresos de votos para el resto de la fórmula. Es decir, lo pálido de la campaña del oftalmólogo puede repercutir de manera muy grave en los resultados de Walter Decima Pérez, de Susana Corella Platt y hasta de Claudia Pavlovich Arellano, aspirantes tricolores a diputados local y federal y el Gobierno de Sonora, respectivamente. Un aspecto al que se le tiene que poner urgente atención.
El problema que tiene el equipo de coordinación de la campaña de León Perea, es que su candidato no puede presumir mucho después de su trabajo legislativo, tanto en el Congreso de la Unión como en el Estatal. En México, fue siempre voto de apoyo para aumentos en la gasolina y todo cuanto se requería para lastimar más el bolsillo de los asalariados. Tampoco cumplió a los pescadores con aquella promesa relacionada con el pez dorado. Y desde Hermosillo, poco es lo que se puede destacar de beneficio para los guaymenses a quienes hoy pretende gobernar.
Si su trabajo hubiera sido productivo siempre y hubiera enriquecido su paso por ambas legislatura con resultados reconocidos por la comunidad, su triunfo en estos momentos sería sólo cuestión protocolaria. Pero paradójicamente, haber sido diputado durante nueve años está resultando ser en estos momentos su más pesado lastre. Y podría concluir su carrera política con una simple regiduría, la cual ya aceptó que sí ocuparía en caso de perder.
Creer que el padrino político que presume tiene una varita mágica para convertirlo automáticamente en el futuro alcalde es crear falsas esperanzas. Si quiere levantar su imagen ante quienes endereza su solicitud de voto va a batallar bastante.
Hay daños que no se pueden resarcir.

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