miércoles, 6 de abril de 2016

Encuentran mujer momificada

El hallazgo ocurrió en una cueva de la Sierra Alta de Sonora
Nuevo Día
Hermosillo.- El hallazgo del entierro de una mujer momificada al interior de una cueva de la Sierra Alta de Sonora, realizó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Por medio de un comunicado, se informó que la excavación podría revelar detalles sobre su origen étnico y su relación con la cultura Casas Grandes, los cuales se suman a hallazgos recientes en distintos sitios arqueológicos de la Sierra Alta, lo que les permite ampliar el conocimiento sobre la cultura Casas Grandes, destacó el INAH.
Los estudios señalan que los restos óseos podrían pertenecer a una indígena conversa, posiblemente una curandera que falleció en el periodo colonial de Sonora y que fue llevada a enterrarla con sus antepasados conocidos como los “Casas Grandes”, quienes se asentaron en la región serrana del estado.
Júpiter Martínez Ramírez, arqueólogo que registró el descubrimiento y titular del Proyecto Arqueológico Sierra Alta de Sonora, indicó que este hallazgo confirma la continuidad de la cultura Casas Grandes en la tribu desaparecida de los ópatas.
Precisó que el entierro fue hallado en el interior de una casa prehispánica de adobe construida dentro de una cueva de la Sierra Alta de Sonora.
“La mujer momificada de manera natural fue colocada dentro de un petate, amordazada y con los brazos cruzados sobre el pecho. La acompañaba una ofrenda compuesta por un recién nacido y una olla que contenía atados de agave y hojas de maíz”, puntualizó el arqueólogo del INAH.
Martínez Ramírez señaló que de acuerdo con estudios realizados, el cráneo del menor estaba desarticulado en cuatro partes, por lo que en un principio se pensó que se trataba de un sacrificio, pero al analizar el acomodo de las secciones craneales se advirtió que los restos fueron recuperados para ser colocados como parte de la ofrenda.
Destacó que los elementos rituales del entierro femenino corresponden a los ópatas; sin embargo, el acomodo de los brazos sobre el pecho es de índole cristiana, y portan una especie de manga larga, no usual en indígenas.
Sobre la casa prehispánica, el arqueólogo detalló que se trata de una construcción que corresponde al año 900 d.C., en tanto que el bebé y la cerámica asociada al año 1000 del periodo Viejo de Casas Grandes (700 al 1250 d.C.), de acuerdo con la datación hecha recientemente a los restos del infante.
Esta información hace suponer una reutilización del espacio para enterrar a la mujer ópata acompañada de elementos que se encontraban en la cueva desde esa época, con la intención de darle sepultura con sus ancestros, comentó.
A esta investigación se suman hallazgos recientes en distintos sitios arqueológicos de la Sierra Alta de Sonora que ofrecen nuevas luces para explicar el origen étnico, hasta ahora desconocido, de la cultura Casas Grandes.
“Los descubrimientos han ocurrido dentro de una extensión de 10 mil kilómetros cuadrados de la vertiente occidental sonorense, por mucho tiempo sin investigar, donde a la fecha se han registrado 30 casas en acantilado y entre 40 y 50 asientos a cielo abierto.
Una de las conclusiones a las que ha llegado el arqueólogo Júpiter Martínez es que las casas en el acantilado no se edificaron de manera aislada como se pensaba, sino que forman parte de los asentamientos a cielo abierto donde también se construyeron terrazas para el cultivo del maíz, frijol y calabaza. Falta definir quienes vivían en las cuevas y quienes en los espacios abiertos.
Además de que el material orgánico hallado en las cuevas de la sierra de Sonora, subrayó, constituye un tesoro de información invaluable que apenas comienza a considerarse en los estudios arqueológicos de la cultura Casas Grandes.


No hay comentarios:

Publicar un comentario